Estudio Bíblico

Inicio > Estudio

Santidad: examina tu interior y ensancha tu corazón.




Nuestro peor enemigo y nuestro mayor problema somos nosotros mismos.
Hasta que aprendemos a manejarnos a nosotros mismos no va a cambiar nuestra vida y no vamos a vivir en la plenitud del propósito de Dios aquí y ahora (Prov 16:32).
Necesitamos examinar nuestro corazón (Prov 4:23).

Rom 10:8-13, Rom 8:1-4 nos enseña lo que Dios dice de los que andan en Cristo.
Una vida de obediencia, santidad y libertad del pecado para nosotros.
Pero muchas veces no estamos caminando en ese tipo de vida porque el problema es que muchas veces nosotros en lugar de escuchar a Cristo y caminar en temor de Dios, estamos escuchando toda la basura del mundo, y lo que escuchamos va a determinar nuestras acciones.

2 Cor 6:1-7:1. En este pasaje vemos claras varias cosas:
Primero: el mundo de ese tiempo sigue siendo el mismo de ahora, lleno de maldad. La maldad no cambia, quizá la forma de manifestarse si, pero la maldad sigue siendo la misma.
Segundo: el problema de los corintios no era el mundo que los rodeaba sino su propio corazón que seguía poniéndole oídos al mundo. Tenían comunión con el mundo incrédulo.
Tercero: si salimos de la forma de pensar del mundo, si no tocamos lo inmundo, entonces.
 Dios habitará y andará en medio de nosotros.
 El será nuestro Dios y nosotros Su pueblo.
 Será para nosotros por Padre y seremos sus hijos e hijas.
Cuarto: lo que necesitamos hacer, entonces es limpiarnos de toda contaminación perfeccionando la santidad en el temor de Dios. No tenemos que hacer un gran esfuerzo para manifestar el fruto del Espíritu y el carácter de Cristo. Eso se va a manifestar solito cuando caminemos en el temor de Dios y nos apartemos de toda la basura del mundo.

Efe 5:1-13. La Biblia nos enseña a ser imitadores de Dios como hijos amados, lo que implica que si somos verdaderamente hijos e hijas de Dios, vamos a ser imitadores de El (1 Ped 1:13-16).
¿Cómo vamos a ser imitadores de Dios?
Primero: andando en amor.
Segundo: alejar de nuestras palabras (y pensamientos) fornicación, inmundicia, avaricia, palabras deshonestas, necedades, maldades (dejar la basura afuera de nuestro corazón; eso estorba nuestra santidad).
Tercero: no participar en las obras de las tinieblas, de la carne, de ninguna manera, y tampoco permitir que nadie nos engañe con palabras que no estén acomodadas a la Palabra de Dios.
Cuarto: dando gracias a Dios por todo (Col 3:17, 2 Cor 2:14).

Luc 6:47. Necesitamos aprender a estar sobre la roca, en obediencia a la Palabra de Dios.
Si pretendemos ser santos necesitamos enderezar nuestro camino y ajustarlo a la obediencia a la Palabra de Dios.

Jer 2:11-19. El problema de muchos que se dicen “cristianos” que dicen tener a Dios y participar en actividades religiosas, es que no hay temor de Dios en ellos, lo que les lleva a apartarse de Dios y acercarse al mundo (Jer 5:21-25) y de allí su mal testimonio.
El verdadero temor de Dios no está en la cabeza, sino en el corazón.

La mentalidad de esclavo es una mentalidad pasiva, de no hacer nada y dejar que Dios lo haga todo, y esa mentalidad de esclavo es la que muchos que se dicen cristianos tienen esperando que sea Dios el que haga todo para que ellos caminen en obediencia, temor de Dios, arrepentimiento, santidad. Sant 2:14-22: la fe sin obras es muerta, la fe sin nuestras acciones consecuentes, no es fe. No se trata de que Dios lo haga todo, nosotros, si tenemos fe, necesitamos también hacer nuestra parte.

La clave de la santidad es ser íntegro delante de Dios y la integridad comienza en el corazón, un corazón inclinado a Dios por sobre todas las cosas.

Prov 2:1-5: el temor de Dios comienza en nuestro corazón y es el resultado de recibir Sus palabras y Sus mandamientos en nuestro interior, no solo conociéndolos en nuestra mente, sino comprometiéndonos con guardarlos y ponerlos por obra.






17 Ene 2011
Referencia: Santidad.