Estudio Bíblico

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Consideraciones acerca del estudio de Oseas.



La corrupción de la Iglesia: La iglesia de Laodicea (Apo 3).
El pueblo de Israel (el pueblo de Dios, la Iglesia) ha adulterado siguiendo a otros dioses: otras cosas que ocupan el lugar, las prioridades y las preferencias de las personas en lugar de Dios. Dios los llama adúlteros (2:5). Esos otros dioses pueden ser la religión, la denominación, el ministerio, los dones, etc., sin reconocer que Dios es soberano sobre todo y que todo viene de él.
La situación va a llegar a un punto tal que las personas van a reconocer que se apartaron de Dios porque se engrandecieron a así mismos y se asignaron la honra de ello (4:7) (la iglesia de Laodicea --Apo 3--); falta de santidad; van a ser despojados y desnudados como antes de conocer a Cristo (2:3); van a ser como un desierto, secas y sedientas (2:3); van a entender que les iba mejor antes que ahora (2:7); van a entender que era de Dios y no de esas cosas a las que le han dado preferencias sobre Dios, de donde venía toda su bendición: alimento, capacitación espiritual, prosperidad material, etc. (2:8).


Caracterización de esa época.
El pueblo de Dios será destruído porque le faltó conocimiento (lo desechó --4:6) en ese tiempo, en el mundo (4:1-3).
No habrá verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios.
Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar prevalecerán.
Homicidio tras homicidio se sucederán.
Se enlutará la tierra y se extenuará (desesperanza, temor, intranquilidad, falta de paz, ansiedad, stress) todo morador de la tierra.
Las bestias del campo, las aves del cielo y aún los peces del mar morirán --deterioro ambiental y ecológico--.
No tendrán temor de Jehová (10:3).
Hablaran palabras jurando en vano al hacer pacto (10:4).
Renegaran de Su Nombre (11:7), renegaran de su persona, no lo aceptaran tal como El es sino que harán un Dios a su propia conveniencia.
Están adheridos a su rebelión contra Dios y aunque lo llaman el Altísimo ninguno lo quiere enaltecer (11:7).
Se levantaron sus propios ídolos, no se volvieron al Señor ni le buscaron (7.10), se apartaron de el (7:13).
No piensan convertirse a Dios ni conocerlo (5:4).
Soberbios (5:5, 7:10, 7:16).
Prevaricaron contra Dios --traición, infidelidad, obrar perversamente contra el Señor, rebelión (5:7, 6:7)--.
Traspasaron los linderos, los límites (5:10).
No hay quién clame a Dios con su corazón (7:7, 14).
Se mezclaron con los demás pueblos (7:8).
No tuvieron entendimiento (7:11).
Hablaron mentiras contra Dios (7:13), pensaron mal contra Dios (7.15).
Se congregaron para beber y comer (7:14).
Su interés en Dios era por motivos egoístas, sus propias necesidades.
Desecharon el bien (8:3).
Escogieron sus autoridades sin consultar con el Señor (8:4).
Usaron los bienes que Dios les había dado para convertirlos en ídolos (8:4).
Hablaron palabras jurando en vano al hacer pacto (10:4) --ofrecieron pero no cumplieron, tanto con los demás como con Dios--.


Críticas (responsabilidad) al sacerdocio: la corrupción del sacerdocio.
Falta de conocimiento (desecharon el conocimiento) (4:6).
Se engrandecieron –soberbia-- y se quedaron con la honra de Dios (4:7).
Comen (viven) del pecado del pueblo: se hacen los sordos, ciego y mudos respecto al pecado de las personas (4:8), dejaron de servir al Señor (4:10).
Contemplación al pecado (fornicación), vino y mosto (unción, respaldo de Dios al llamado, al ministerio, a los dones) los confundieron.
Falta de santidad (4:8).
La piedad se desvanece (6:4), no fueron piadosos, no vivieron una vida de piedad y santidad.
Traspasaron el pacto con Dios (6:7) y se rebelaron contra la ley de Dios (8:1).
Se levantaron sus propios ídolos: religión, crecimiento, ministerio, dones, denominación, etc. (4:12).
Pusieron lazo y red: aprisionaron en lugar de libertar (5:1).
Fueron victimarios (5:2) y descendieron (5:2).
Se prostituyeron (vendieron) y contaminaron (5:3).


El resultado de la desobediencia --> igual que en Deut 28:15-68.
Las autoridades (reyes, sacerdotes y faltos profetas), despojados de autoridad, sufrimiento, humillación, muerte.
El pueblo en general (incluyendo las autoridades): enfermedad, pobreza, esclavitud; esterilidad, infertilidad, improductividad; falta de paz, guerra, conflictos; caerán en manos de sus enemigos; destrucción.


El amor de Dios para con nosotros (11:1-4).
Desde muchachos nos amó.
El estuvo con nosotros como el padre cuando su hijo comienza a caminar.
Con ternura se acercaba para suplir nuestras necesidades
El nos llevaba en la vida de la mano.
El nos sanaba.
Nos atrajo con cuerdas de ternura, con lazos de amor.
Nos quito el yugo de la cerviz.
Y todo ello a pesar de que cuando más nos llamaba más nos alejábamos de El.
El está en medio de nosotros (11:9) como un Dios Santo.
El no podrá entregarnos a nuestros enemigos para que nos vaya mal (11:8): El padre que ama a sus hijos los disciplina, pero no reniega de ellos. Dios nos disciplinará para nuestro bien y para que produzcamos frutos de justicia.
Dentro de El Su corazón da vuelcos y se le conmueven las entrañas por nuestro pecado y desobediencia (11:8): se inflama de compasión, por ello no dará rienda suelta a Su ira (11:9).


El remedio para ambos: pueblo y sacerdocio.
El problema: el sacerdocio y el pueblo se apartaron de Dios en pos de sus propias ideas, convenicencias, deseos, etc.
La consecuencia: Dios los desechará porque no lo oyeron y andarán errantes entre las naciones (9:17).
El remedio. Volvernos al Señor de todo nuestro corazón (6:1). Reconocer nuestro pecado y buscar Su rostro (5:15, arrepentimiento) para que venga a nosotros (perdón y limpieza), nos enseñe justicia (10:12) y que vengan de Su presencia tiempos de refrigerio. Vivir delante de El (6:2). Conocer y proseguir en conocer al Señor (6:3). Sembrar en justicia para cosechar en misericordia (10:12), hacer misericordia más que sacrificios (6:6). Conocer a Dios más que holocaustos (6:6). Volver a Dios, guardar misericordia y juicio y en Dios confiar siempre (12:6). En los últimos tiempos (ahora), el pueblo de Dios conocerá verdaderamente al Señor (2:20).
El resultado final: En pos de Jehová caminarán (11:10), nos hará habitar en nuestras casas.


La prosperidad
Puede ser enemiga de su santidad, puede causar que nos desvíemos del Señor (10:1) cuando se toma para sí mismo en lugar de para los objetivos que el Señor tiene de expandir Su Reino y bendecir a los necesitados. La prosperidad puede hacer que hagamos ídolos relacionados con ella, en lugar de glorificar al Señor. Se dividió su corazón (10:2).


Oficio profético.
Cuando el mal aumenta: Dios habla a los profetas, aumenta la profecía y por medio de los profetas usa parábolas (12:10).
Por un profeta Jehová hizo subir a Israel de Egipto (liberación) y por un profeta fué guardado (dirección, corrección) (12:13).


16 Nov 2011
Referencia: La Biblia 12.