Estudio Bíblico

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Módulo 114. Finanzas personales.



LOS PECADOS ECONÓMICOS (2).


La envidia.

Es un mal sentimiento (enojo, frustración, celos, ira, etc.) derivado de lo que otros tienen. Es una consideración poco generosa (ver con intención maliciosa) de las cosas que parecen disfrutar otros. Es dolor ante el hecho de que otros tengan lo que nosotros no tenemos.

Envidia fue el sentimiento que experimentó Saúl con respecto a David cuando regresaban de la guerra y las mujeres cantaban que Saúl había derrotado a los miles pero David a los diez miles (1 Sam 18:6-7). A partir de allí comenzó una enemistad muy particular de Saúl hacia David, que incluso llevó al primero a intentar varias veces y por diversos medios, la muerte del segundo. Así de grave puede resultar la envidia.

“El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos.” (Prov 14:30).

“No tengas envidia de los hombres malos, ni desees estar con ellos; porque su corazón piensa en robar, e iniquidad hablan sus labios.”(Prov 24:1-2).

“Cruel es la ira, e impetuoso el furor; mas ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?” (Prov 27:4).

La envidia es, definitivamente, una envenenadora de las relaciones entre personas, que los creyentes estamos llamados a contrarrestar mediante el cultivo y la práctica del mandamiento del amor. El amor y la envidia son opuestos tal como lo manifiesta 1 Cor 13:4.

Por envidia, los fariseos crucificaron a Cristo (Mar 15:10), y por envidia los hermanos vendieron a José a los mercaderes de esclavos y engañaron a su padre Jacob respecto a su supuesta muerte (Hch 7:9).



La tacañería.

“Como nubes y vientos sin lluvia, así es el tacaño que se jacta de su generosidad.” (Prov 25:14, RV 1995).

No comas pan con el avaro ni codicies sus manjares, porque cuales son sus pensamientos íntimos, tal es él. «Come y bebe», te dirá, pero su corazón no está contigo. (Prov 23:6-7, RV 1995).

Es no gastar ni siquiera en lo necesario por el dolor que representa desprenderse del dinero que va a servir para pagar el gasto. “Dolor” de gastar; “necesidad” de retener (“el que no se come una fruta por no tirar la cáscara”).

Este pecado es lo contrario a la avaricia y la codicia, que llevan a gastar, aunque en el fondo, su origen es el mismo: el amor al dinero. Los resultados de la tacañería son:

a) el temor y/o el rechazo encubierto o descarado a diezmar y/a ofrendar (generalmente racionalizado mediante la pregunta: “¿qué irán a hacer con mis diezmos?”).

b) El excesivo cuidado, preocupación o temor de gastar (me puedo quedar sin nada para más adelante.

c) Asumir una actitud sumamente protectora hacia el dinero, constante temor a perderlo.

d) Generalmente se justifica con una especie de “guardar para cuando se sea viejo o para cubrir emergencias que nos llevan a hacer eso (que es legítimo) más allá de lo razonable de tal manera que determine que nuestra confianza sea puesta en el dinero y no en Dios.



El soborno y la corrupción.

“No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos.” (Deut 16:19).

“Maldito el que recibiere soborno para quitar la vida al inocente. Y dirá todo el pueblo: Amén.” (Deut 27:25).

“El impío toma soborno del seno para pervertir las sendas de la justicia” (Prov 17:23).

“¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad; pero ahora, los homicidas. Tu plata se ha convertido en escorias, tu vino está mezclado con agua. Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda.” (Isa 1:21-23).

El soborno y la corrupción son las dos caras del mismo pecado. Uno es el que corresponde al que paga el soborno, y la corrupción es el pecado del que es sobornado. El “Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintuno” al respecto del soborno y la corrupción dice: “La corrupción de una sociedad puede ir más allá del nivel del individuo. Puede llegar a ser parte de las instituciones de esa sociedad, ya sean civiles o religiosas. Puede ser fácil aceptar prácticas simplemente porque son “hechos consumados” o apoyados por las jerarquías, pero eso no justifica tales prácticas. Algunas veces el soborno es parte de la manera en que se conducen los negocios diarios. El trato injusto de los más débiles de la sociedad es también difundido. El individuo se siente indefenso ante una corrupción semejante.”

El soborno y la corrupción siempre apuntan a pervertir la justicia, a hacerse de la vista gorda, a lograr algo que por medios lícitos no se podría lograr de la misma manera que a través del soborno y la corrupción.



El robo, el hurto, la estafa, el regateo, la especulación y la extorsión.

Todos estos pecados apuntan a lo mismo: despojar de su dinero, bienes y/o riquezas por medios ilícitos, delictuosos, criminales, con o sin uso de la fuerza, a quienes los poseen legítimamente.

El robo es la apropiación indebida de un bien ajeno, generalmente sustraído con violencia, ya sea física, verbal, emocional, directa o indirecta, o por medio de la intimidación, aprovechándose de una posición de fuerza y/o de la indefección de quien es robado.

“No tengas envidia de los hombres malos, ni desees estar con ellos; porque su corazón piensa en robar, e iniquidad hablan sus labios.” (Prov 24:1-2).

“¡Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía, para apartar del juicio a los pobres, y para quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo; para despojar a las viudas, y robar a los huérfanos!” (Isa 10:1-2).

El hurto es la sustracción de esas cosas sin el uso de la violencia ni la intimidación y, generalmente, tratando de que la persona afectada no se de cuenta de inmediato.

“El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.” (Efe 4:28).

La estafa es la sustracción de posesiones por medio del engaño, o cobrando más de lo justo o pagando menos de lo debido.

En el caso de las relaciones comerciales, hay algunos casos especiales de estafa que se realizan mediante la venta a precios más altos que lo justo aprovechándose de la ignorancia o de la necesidad del comprador o en la compra a un precio más bajo de lo justo aprovechándose de la necesidad del vendedor para pagarle menos, justificadas por la cultura mediante la ley de la “oferta y la demanda”, pero que en realidad son el aprovechamiento de una posición de fuerza frente a otros menos privilegiados o menos fuertes.

En el caso de los negocios, el regateo es un caso especial, por cuanto, en su esencia, es el intento de engañar al comprador en la mayoría de las veces, o de presionar al vendedor, para conseguir un precio diferente al justo. Allí hay una combinación de engaño, falta de integridad y especulación.

“El peso falso es abominación a Jehová; mas la pesa cabal le agrada.” (Prov 11:1).

“Pesa falsa y medida falsa, ambas cosas son abominación a Jehová.” (Prov 20:10).

“Abominación son a Jehová las pesas falsas, y la balanza falsa no es buena.” (Prov 20:23).

“El que compra dice: Malo es, malo es; mas cuando se aparta, se alaba.” (Prov 20:14).

La especulación. Generalmente va asociada a la retención de bienes con el objeto de provocar un alza en los precios aprovechándose de una posición de fuerza en el mercado para obligar a los compradores a comprar a precios más altos de lo justo. Aunque también existen otras prácticas comerciales especulativas, como lo es la inundación de bienes en el mercado, a precios más bajos de lo debido, para sacar del mercado a los competidores, y posteriormente aprovecharse de esa posición de fuerza para manipular los precios hacia arriba y cobrar más de lo debido.


“Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado. Al que acapara el grano, el pueblo lo maldecirá; pero bendición será sobre la cabeza del que lo vende. El que procura el bien buscará favor; mas al que busca el mal, éste le vendrá.” (Prov 11:24-27).

La extorsión es la sustracción de esas cosas mediante coacción y la amenaza de un mal inmediato o futuro si no se obtiene lo que se desea.

“El príncipe falto de entendimiento multiplicará la extorsión; mas el que aborrece la avaricia prolongará sus días.” (Prov 28:16).

“También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.” (Luc 3:14).

25 Ene 2012