Estudio Bíblico

Inicio > Estudio

Módulo 212. Reyes y Sacerdotes.



Reyes y Sacerdotes en la Biblia y en la historia bíblica (1).


Volver a las sendas antiguas.

El tema de reyes y sacerdotes no es una nueva moda o un nuevo mover del Espíritu Santo. Es un volver a las sendas antiguas marcadas por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Es volver a las sendas antiguas de la doctrina enseñada por el Señor Jesucristo, y que por diversas razones equivocadas, la Iglesia del Señor Jesucristo, poco a poco, imperceptiblemente, fue perdiendo (Jer 6:16-17):

“Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos. Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad al sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos.”

Lo que hoy está sucediendo al respecto no es más que el cumplimiento de la profecía que se encuentra en Isaías 61 referente al Señor Jesucristo pero también aplicable a Su Iglesia, como Su Cuerpo y responsable de la ejecución de Su Ministerio en este tiempo sobre la tierra:

“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones.” (Isa 61:1-4).

Como dice la Palabra, no hay nada nuevo bajo el sol, lo que hoy es ya fue anteriormente:

“He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres. Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó.” (Ecle 3:14-15).

Para demostrar este punto, pasaremos rápidamente revista a la historia bíblica.

Antes de entrar a considerar los ejemplos bíblicos de los tres períodos de los que trata la Biblia: el Antiguo Testamento, el período inter-testamentario, y el Nuevo Pacto, es importante hacer una distinción fundamental para entender el tema. Y es que la denominación de reyes y sacerdotes se aplica a dos tipos diferentes de situaciones: por una parte, una calidad, de lo cual vamos a hablar más adelante, y por otra parte, una ubicación de ministerio, u oficio.

En el sentido de oficio, el término se refiere al lugar donde se ejerce el ministerio, lo que significa que el oficio sacerdotal era, y es uno que se ejerce, mayoritariamente en el templo, y referido prioritariamente a los cosas relaciones con el culto a Dios, en tanto que el oficio de rey se refiere al ministerio que se ejerce, mayoritariamente fuera del templo, y referido prioritariamente a las cosas relacionadas con las actividades mal llamadas “seculares”.

Esta distinción entre calidad y oficio hay que tenerla bien presente, principalmente al estudiar el Antiguo Testamento por cuanto en él, las calidades estaban unificadas, en tanto que los oficios separados, mientras que en el Nuevo Testamento, ambas, calidad y oficios, se encuentran unificadas.


Reyes y Sacerdotes en el Antiguo Testamento.

En el Antiguo Testamento, por el hecho de que el Señor nombraba personas para los oficios de sacerdotes y profetas, y por el otro lado también para el oficio de reyes, puede pensarse que las cualidades de reyes y sacerdotes estaban separadas en diferentes personas. Pero ello no es así.

Si bien es cierto que no todas las actividades sacerdotales podían ser realizadas por los reyes, ello no implicaba que ellos no tuvieran necesidad de ejercer la mayor parte de las tareas de la calidad sacerdotal: ministrar al Señor con su adoración y buscar su rostro para dirección, y leer y meditar en la Palabra de día y de noche para obtener revelación, etc. La tarea les era más complicada porque solamente eran pueblo (no hijos) y no nacían de nuevo como tampoco había sido enviado el Espíritu Santo permanentemente y sobre todos, pero no por ello dejaban de hacerlo. Un ejemplo evidente es el Rey David, pero también Salomón, Nehemías, Job, Abraham, Jacob, etc., que buscaban constantemente la comunión e intimidad con el Señor y Su dirección. Ellos no eran sacerdotes en el sentido de ejercer el oficio sacerdotal por cuanto no ejecutaban los actos rituales (que de hecho, no todos los sacerdotes los realizaban, y el supremo acto ritual, que era presentar los sacrificios de expiación por los pecados del pueblo una vez al año en el Lugar Santísimo, solo lo podía realizar el Sumo Sacerdote) pero si ejercían la calidad sacerdotal. Baste para demostrar este punto lo que dice la Palabra de Dios respecto a ellos:

”Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; admitid amonestación, jueces de la tierra. Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor. Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; pues se inflama de pronto su ira.” (Sal 2:10-12).

“Gloria de Dios es encubrir la palabra; Mas honra del rey es escudriñar la palabra.” (Prov 25:2).

“Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina.” (Prov 21:1).

Igualmente los sacerdotes y profetas, no por el hecho de serlo y aún cuando no realizaban todas las tareas correspondientes al oficio de reyes, si debían ejecutar las tareas correspondientes a esa calidad relacionadas con la administración de los recursos humanos y materiales que el Señor ponía en sus manos.

“A los dieciocho años de su reinado, después de haber limpiado la tierra y la casa, envió a Safán hijo de Azalía, a Maasías gobernador de la ciudad, y a Joa hijo de Joacaz, canciller, para que reparasen la casa de Jehová su Dios. Vinieron éstos al sumo sacerdote Hilcías, y dieron el dinero que había sido traído a la casa de Jehová, que los levitas que guardaban la puerta habían recogido de mano de Manasés y de Efraín y de todo el remanente de Israel, de todo Judá y Benjamín, y de los habitantes de Jerusalén. Y lo entregaron en mano de los que hacían la obra, que eran mayordomos en la casa de Jehová, los cuales lo daban a los que hacían la obra y trabajaban en la casa de Jehová, para reparar y restaurar el templo. Daban asimismo a los carpinteros y canteros para que comprasen piedra de cantería, y madera para los armazones y para la entabladura de los edificios que habían destruido los reyes de Judá. Y estos hombres procedían con fidelidad en la obra; y eran sus mayordomos Jahat y Abdías, levitas de los hijos de Merari, y Zacarías y Mesulam de los hijos de Coat, para que activasen la obra; y de los levitas, todos los entendidos en instrumentos de música. También velaban sobre los cargadores, y eran mayordomos de los que se ocupaban en cualquier clase de obra; y de los levitas había escribas, gobernadores y porteros.” (2 Cro 34:8-13).

El Señor, aún en el Antiguo Testamento, cuando nombraba personas específicas para hacer oficios de rey y oficios de sacerdotes, nunca hizo una separación de las calidades de reyes y sacerdotes, sino que ambas las encontramos entrelazadas en muchísimas formas como una anticipación de algo que se haría más profundo y entrelazado en el Nuevo Pacto de Dios con nosotros los creyentes:

a) En el Antiguo Testamento y en la galería de los héroes de la fe de Hebreos 11, encontramos a los que ejercieron el oficio de reyes a la par de los que ejercieron el oficio de sacerdotes y profetas, sin diferencia de jerarquía o categoría. En igualdad unos con otros, indicándonos ello que no eran más importantes unos que otros, sino que ambos grupos tenían la misma categoría e importancia ministerial delante de Dios y se complementaban unos con otros en el cumplimiento de la voluntad de Dios para Israel, Su pueblo. Así, a la par de los profetas Samuel, Isaías, Jeremías, Elías, Habacuc, Jonás, Malaquías, etc., encontramos a los reyes, gobernadores y líderes como David, Nehemías, Ester, Josué, José, Daniel, Salomón, etc.

b) El libro más extenso de la Biblia, el Libro de los Salmos, que por su calidad de libro de alabanza y adoración parecería ser un libro sacerdotal, no fue escrito por un profeta o un sacerdote, sino por un rey, y representa una tremenda evidencia de la necesidad de las personas que ejercen las actividades de rey de tener una profunda y constante intimidad y comunión con Dios y ministrarlo a El al igual que la tienen los que ejercen oficios de sacerdotes y profetas.

c) Si vamos a la raíz de nuestra fe y las subsiguientes generaciones hasta llegar al origen del pueblo de Dios, ninguno de los hombres que están en la línea generacional ejercieron el oficio sacerdotal, sino hombres de negocios (reyes) que ministraron y adoraron a Dios constantemente y mantuvieron con el una intimidad y comunión profundas (sacerdotes): Abraham, el padre de la fé, Isaac el hijo de Abraham, Jacob el patriarca, José el preservador de Israel, Moisés el libertador del pueblo de Dios, Josué el conquistador, Daniel, Nehemías, etc.

Del estudio de las actividades específicas asignadas por Dios a los oficios sacerdotales y a los oficios de reyes, que vamos a profundizar más adelante, podemos aprender mucho de las actividades que nos competen a todos nosotros, porque en nosotros, como reyes y sacerdotes hechos por Jesús para Dios nuestro Padre (Apo 1:5-6), se unen ambas cualidades y ambos oficios y se complementan, por cuanto ya no vivimos en el Antiguo Pacto sino vivimos en uno mejor, con mejores promesas: el Nuevo Pacto.

“Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.” (Heb 8:6).



Reyes y Sacerdotes en el período inter-testamentario.

Jesús.

Las personas que conocían a Jesús se refieren a El como “el carpintero”, lo que implica que antes de dedicarse al ministerio eclesiástico ejerció uno de los oficios de la vida secular elaborando y vendiendo sillas, mesas, puertas y/o cualquier otro artículo de madera. Nótese que no dicen “el hijo del carpintero” sino “el carpintero”.

“Salió Jesús de allí y vino a su tierra, y le seguían sus discípulos. Y llegado el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? ¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa.” (Mar 6:1-4).


Los discípulos de Jesús:

Igual que El, todos los discípulos que Jesús llamó, primero ejercieron un oficio en la vida secular y después fueron llamados al oficio sacerdotal en la Iglesia Primigenia. La Palabra de Dios provee información específica acerca de la profesión de cada uno de ellos que eran las de comerciantes, profesionales, empresarios o empleados (“hombres de la calle”):

* Mateo: cuando Jesús lo llamó a ser su discípulo era cobrador de impuestos (Mat 9:9).

* Pedro, Andrés, Jacobo y Juan: siendo pescadores y encontrándose inmersos en sus actividades productivas fueron llamados a ser discípulos de Jesús (Mat 4:18-22), siendo, además, posiblemente empresarios exitosos en el negocio de la pesca por el comentario que hacen cuando en el Libro de Hechos, capítulo 3:5-6, sanan al cojo en la puerta La Hermosa del Templo: “no tengo oro ni plata” (seguramente el cojo los conocía como gente adinerada y por ello esperaba de ellos oro o plata).

* Felipe: era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro (posiblemente pescador también).

* Bartolomé, también conocido como Natanael, pescador (Jn 21:2-3)..

* Tomás: pescador (Jn 21:2-3)

* Jacobo: posiblemente cobrador de impuestos.

* Lebeo o Tadeo: de profesión desconocida.

* Simón: era un hombre de la política por cuanto era conocido como del partido de los zelotes, es decir, de los nacionalistas judíos (Luc 6:15).

* Judas Iscariote: por el oficio que le fue asignado por Jesús, posiblemente un financiero


Los escritores de los Evangelios:

Ninguno de ellos ejercía en exclusiva actividades sacerdotales, más bien las combinaban con las actividades seculares:

* Mateo, como ya lo mencionamos anteriormente, era un cobrador de impuestos.

* Marcos, era el hijo de una viuda rica, y como tal, su familia debió haber sido una familia empresarial de aquel tiempo (comerciantes o finqueros).

* Lucas, fue un profesional médico

* Juan, era un pescador

Como podemos ver, en el mismísimo origen de la iglesia, las actividades sacerdotales estaban también íntimamente ligadas a las actividades de reyes.

25 Ene 2012