Estudio Bíblico

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Módulo 212. Reyes y Sacerdotes.



CONCLUSIONES.


• El Señor nos hizo Reyes y Sacerdotes para Dios nuestro Padre, aquí y ahora. No es una calidad opcional de algunos creyentes, sino es una calidad que tenemos todos y todas las creyentes en el Señor Jesucristo.

• Los dos aspectos de esas calidades implican funciones que Dios nos ha encomendado para establecer Su Reino en este mundo terrenal, reino que si bien no es de este mundo en su origen, si debe establecerse en este mundo. De hecho, el Reino Milenial en los tiempos finales, es la manifestación perfecta y del alcance pleno de este Reino.

• Mientras ese momento llega, el Reino de Dios es un reino en construcción aquí y ahora y nosotros somos los co-laboradores de Dios, como el Cuerpo de Cristo, en su implementación y desarrollo dentro de los ámbitos de influencia de nuestras actividades y de nuestra vida en la tierra, no solo en lo eclesiástico, sino en la familia, el trabajo, nuestras relaciones sociales, las organizaciones en las que participamos, la comunidad y la nación.

• Este no es un concepto nuevo, es un concepto que siempre ha practicado la Iglesia Cristiana en todas las épocas, salvo en el último siglo que por cuestiones coyunturales que llevaron a la iglesia, a la necesidad de defenderse de la influencia de doctrinas y corrientes ideológicas extrañas, se “encerró” en lo puramente espiritual y eclesiástico y gradualmente fue perdiendo influencia en la sociedad y su voz como profeta de los principios y valores de Dios para todos los campos de actividad y vida del ser humano.

• Curiosamente, esos años de retraimiento de las sociedades y de los problemas concretos que estas enfrentan, también han coincidido con la pérdida de valores tan dramática que ha experimentado el mundo y que han deteriorado las diferentes sociedades y naciones con los “jinetes apocalípticos” de la corrupción, el libertinaje sexual, la violencia, la delincuencia, la codicia y la avaricia, el materialismo, la pobreza, la proliferación del consumo de drogas, la desintegración familiar, el aborto, etc., etc.,

• La Palabra de Dios nos asigna a los creyentes la responsabilidad de ser sal, luz y levadura en nuestro entorno social y en nuestras organizaciones, comunidades y naciones como una forma de frenar la corrupción de ellas, además de traerles luz y bendición de parte de Dios. De hecho, esa es una responsabilidad muy seria que Dios nos asigna a todos los creyentes (“atalayas” se denomina esa responsabilidad en el Antiguo Testamento).

• Este es el tiempo en que Dios va a llamar a todos y todas las creyentes a desarrollar la calidad de reyes y sacerdotes y a ocupar la brecha de sal, luz y levadura en nuestras comunidades, porque El quiere transformarlas para Su gloria y honra. Nuestra responsabilidad es ser como Josué y Caleb, conquistadores de la tierra prometida que Dios nos ha entregado, y que son nuestras naciones, y estar prontos para cumplir con el mandato de Dios como Isaías que dio el pasó al frente y le dijo al Señor “Heme aquí, envíame a mí”, para que como Jeremías, arranquemos, derribemos, destruyamos y arruinemos todo obra de las tinieblas (filosofías, cultura, patrones de conducta, principios y valores falsos, pecado, desobediencia a Dios, y todo aquello provocador de muerte espiritual, emocional y física) sobre nuestras naciones y edifiquemos y plantemos las obras de Dios en ellas (Sus principios y valores santos y eternos, dadores de vida).









RECOMENDACIONES.

• La Iglesia de Cristo en general tiene sentados en sus bancas el mayor ejército de hombres y mujeres de Dios para la edificación del Reino de Dios y del Cuerpo de Cristo, bajo el engaño engendrado en el infierno, de la separación entre lo secular y lo eclesiástico, entre lo espiritual y lo terrenal, en un entendimiento equivocado de un solo versículo: “mi reino no es de este mundo”, en contra del mensaje de toda la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis.

• En consecuencia, debemos entender que la edificación del Cuerpo de Cristo es una responsabilidad de todos y todas las creyentes, y que los trabajadores eclesiásticos tienen como función adiestrar a todos los y las santas para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, y para la extensión del Reino de Dios.

• Necesitamos revalorizar la calidad de reyes y sacerdotes de todos los miembros de la iglesia, y enseñarlos y prepararlos en ambas dimensiones para que puedan hacer la obra del ministerio a la que han sido llamados por Dios como sus co-laboradores en la construcción del Reino.

• Necesitamos establecer con la misma intensidad que lo hemos hecho con respecto a la adoración, la oración, la intercesión, la alabanza, la consejería, el discipulado, etc., establecer ministerios de enseñanza y consejería de los principios bíblicos de administración, negocios, desarrollo, gobierno, educación, política, etc., para preparar a todos los y las creyentes en estos campos, a ser de influencia y a promover la vigencia de los principios de la Palabra en las actividades en esos campos.

• Necesitamos motivar y preparar a los y las creyentes para que asuman puestos de liderazgo no solo en los ministerios eclesiásticos, sino también en las actividades y organizaciones seculares, como una forma de extender la influencia del Reino de Dios hacia la nación, considerando que también esas organizaciones y actividades son un ministerio de parte de Dios por cuanto todo es de El, para El y por El.

• Necesitamos fortalecer la búsqueda de la excelencia, el trabajo duro, la mayordomía, el servicio, la responsabilidad, etc., como valores del trabajo y de la actividad de todos los y las creyentes en cualquier campo en el cual se desenvuelvan en su vida diaria, y no solo en los servicios que desarrollan en la Iglesia, si es que al interno de ella se promueven esos valores.

• Necesitamos desarrollar un esfuerzo serio, consistente, profundo y responsable para re-leer y re-estudiar la Biblia permanentemente a los ojos de la calidad de reyes y sacerdotes y ministros de todos los creyentes, descubriendo y eliminando los viejos paradigmas eclesiásticos que hacen del ministerio y el servicio a Dios, el privilegio de unos pocos, y restringido al campo eclesiástico.

• Estamos en la antesala de una nueva reforma cristiana, que desembocará en el re-descubrimiento del ministerio de todos los y las creyentes y en su potencialización para la extensión del Reino de Dios y el discipulado en nuestras naciones. Esta reforma tendrá un alcance aún más significativo y de mayor dimensiones que la Reforma de Martín Lutero, de cara a que estamos viviendo los últimos tiempos y la restauración de todas las cosas antes de la Segunda Venida de Cristo.

• Debemos ser entendidos en los tiempos y meditar, profundizar, cambiar y ejecutar todo lo que sea necesario para desarrollar la plenitud del ministerio de los Reyes y Sacerdotes, aunque ello implique renunciar a nuestras posiciones, poder, autoridad, reconocimiento, etc., establecidos sobre los viejos paradigmas de la exclusividad del ministerio eclesiástico.


25 Ene 2012