Estudio Bíblico

Inicio > Estudio

Módulo 115. Vida laboral.



Buscando un nuevo trabajo.



¿Y si a pesar de todo ello, igualmente no encontramos satisfacción en nuestro trabajo?

Si a pesar de haber aplicado todos los principios que hemos mencionado anteriormente, nuestro trabajo sigue siendo una fuente de insatisfacción y frustración en lugar de una de motivación, realización y satisfacción personal, igualmente, mientras permanezcamos en e´l debemos procurar hacer lo mejor que podamos con nuestra mala situación, o como dice el refrán popular: “hacerle al mal tiempo buena cara”. Ya sea que nuestra situación sea buena o sea mala, tenemos que agradar al Señor con la forma en que respondemos a las desigualdades, la tensión, los conflictos de personalidad, los problemas, las circunstancias y personas difíciles, etc, en cualquier lugar, y el trabajo no es la excepción.

Y por otro lado, es también el tiempo de buscar otro trabajo, oficio, ocupación o actividad. O mejor aún, quizá sea el tiempo de poner su propio negocio o empresa, si ello fuese posible. De hecho, independientemente de las circunstancias positivas y/o negativas que enfrentemos en nuestros trabajos, una de nuestras aspiraciones siempre debería ser la de llegar a tener nuestro propio negocio o empresa, ya que la Palabra nos dice que si somos fieles en lo poco, el Señor nos va a poner sobre lo mucho, además de que si somos fieles en lo ajeno, recibiremos lo propio (Luc 16:10-12). Por otro lado, si El nos da la habilidad de hacer las riquezas (Deut 8:18) y las riquezas de los injustos están reservadas para los justos (Prov), y si fuimos llamados para ser cabeza y no cola, para ir delante y no detrás, entonces, como Jacob con su suegro Labán, después de trabajar muchos años con fidelidad y responsablemente para él, podemos aspirar a ser dueños de nuestro propio negocio, aunque antes de salir a hacerlo debemos considerar cuidadosamente las razones para hacerlo y que sea por los motivos correctos (dar gloria a Dios, bendecir a otros, obedecer el propósito de Dios para nuestras vidas, desarrollar de mejor manera nuestras habilidades y capacidades, etc., y no por rebeldía, pereza, enojo, celos, contienda, o cualquier otra motivación carnal) y considerando también el impacto que ello va a tener en todas las demás áreas de nuestra vida (familia, carácter, integridad, vida social y comunitaria, relación con Dios, iglesia, finanzas, planes, etc.).


Buscar algo más adecuado.

Cuando se trata de buscar un nuevo trabajo o actividad, los creyentes debemos tomar en cuenta los siguiente principios y/o consejos, para lograr la decisión óptima.

• Para cada momento de nuestra vida, Dios tiene para cada uno de nosotros, como lo hizo con Adán y Eva, un “allí” en el cual ha dispuesto todo lo necesario para que obtengamos toda la provisión de El para todas nuestras necesidades personales y familiares (económicas, espirituales, emocionales, etc.), (Efe 1:3, 2:10, Sal 127:1-2).

• Nuestra función es encontrar ese “lugar”, y para ello necesitamos recurrir al “Diseñador” para que nos dirija hacia él. Ello implica que la intimidad y comunión con Dios son vitales para cualquier decisión que tengamos que tomar al respecto. Necesitamos acudir al Señor siempre en busca de dirección: orar, confiar en El y obedecerle, y entender sus principios que aplican a nuestras decisiones.

• Aún en el caso que tomemos una mala decisión, el Señor ha prometido que “enderezará nuestros pasos”, aunque, obviamente, tendremos que pagar algún precio por esa mala decisión (Prov 16:9).

• Cualquier lugar al que Dios nos dirija, si es el que El ha destinado para nosotros, es bueno, porque Dios solo puede hacer cosas buenas. Puede no ser lo que nosotros consideremos perfecto, pero debemos recordar que Dios, como Padre amoroso y sabio, no está obligado a darnos lo que nos gusta, sino aquello que es bueno para nosotros y para el cumplimiento de Sus propósitos en nuestra vida, que son planes de bienestar y no de mal (Jer 29:11).

• Cualquier lugar al que Dios nos dirija, si es el que El ha destinado para nosotros, es espiritual. El trabajo secular no es menos sagrado para Dios que el trabajo eclesiástico. Algunas personas, cuando las cosas no están saliendo bien en el trabajo llamado “secular”, buscan refugiarse en el trabajo “eclesiástico” como opción, pensando que allí no van a enfrentar los problemas que se enfrentan en el mundo laboral. Sin embargo, por la experiencia, en el trabajo “ministerial”, los problemas son similares, y en algunos casos, más dolorosos y frustrantes, por cuanto que no estamos preparados mentalmente como lo estaríamos en el mundo secular, para enfrentarlos.

• Aún cuando la presión sea muy fuerte, la situación desesperada, y las necesidades apremiantes, recuerdo que solo los tipos de trabajo y actividades y acciones que satisfacen necesidades legítimas de las personas honran a Dios. No se involucre por nada en situaciones incorrectas de acuerdo a los principios de la Palabra de Dios.

• Cuando mas le agradamos a nuestro Padre es cuando hacemos lo mejor que podemos con las habilidades que El nos ha dado (las parábolas de las minas y los talentos). En consecuencia, el trabajo al que El nos dirija será uno apropiado a esas habilidades y capacidades, dones y talentos, con los que El nos ha dotado. En muy escasas oportunidades, El podrá dirigirnos a un trabajo para el cual no tengamos habilidades y capacidades, y ello será precisamente para dotarnos de ellas en el proceso. Pero por lo general, será al revés: primero nos dará las habilidades y capacidades y después nos proveerá el lugar para su ejercicio.

• Si bien es cierto, las condiciones económicas son importantes en la consideración de las opciones, ello no debe ser el argumento principal para tomar una opción. Hay que considerar todos los demás aspectos involucrados en la decisión y que van a conformar el “ecosistema” de nuestro trabajo, como ubicación del lugar de trabajo, prestigio de la organización, ambiente laboral, prestaciones adicionales, responsabilidad laboral de la empresa, requerimientos y demandas, efectos sobre el tiempo para nuestras otras actividades, historia de la estabilidad del empleo en la organización, periodicidad en las promociones e incrementos salariales, misión, visión, valores corporativos y su cumplimiento en las actividades, etc. Recuerdo que “no todo lo que brilla es oro”, que así como usted trata de presentar su mejor cara en una entrevista de trabajo, también la empresa lo hace tratando de reclutar los mejores talentos para sí misma.

• Además de considerar el “ecosistema” del trabajo, también debemos tener claras todas nuestras opciones puramente personales y sus repercusiones (los pros y contras, sus consecuencias; nuestros intereses, talentos y habilidades respecto a cada una, y nuestra efectividad para el Señor). Recordemos que el Señor nos llama a la prudencia, junto con la osadía y la valentía.

• Buscar consejo de otros (en la multitud de consejeros se halla sabiduría).

• En suma, tenemos que hacer una serie de evaluaciones y consideraciones honestas que nos permitan tomar la mejor decisión con la ayuda de Dios, recordemos Su consejo en Luc 14:28 al 32: “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene todo lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. ¿O que rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz.”

• Si estamos dependiendo del Señor y hemos analizado el asunto ampliamente, demos un paso de fe y tomemos la que nos parezca una opción que honre al Señor y dentro de ellas, la mejor. El Señor honra al que le honra el incluirlo en el proceso.





25 Ene 2012