Estudio Bíblico

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Módulo 116. Dones espirituales.



Clasificación.

La forma más práctica de estudiar los dones es mediante el recurso didáctico de clasificarlos. Y así ha sido reconocido desde hace mucho tiempo. El problema es que clasificaciones existen una gran variedad, dependientes de criterios denominaciones y/o interpretativos de las Escrituras. Si bien vamos a utilizar una clasificación, lo importante es reconocer que lo más importante no es esa clasificación, sino que cada creyente los conozca y los use de acuerdo a lo que Dios le haya dado para el funcionamiento del Cuerpo, así como que valore, aprecie y aproveche los dones de los demás creyentes con los que tiene relación para su edificación, desarrollo y maduración.

Para efectos de este estudio, las clasificaciones, o el recurso didáctico que vamos a utilizar para estudiar los dones, van a ser los que menciona la Palabra de Dios, que en relación a la obra de Dios en el Cuerpo de Cristo, a través de los creyentes, distinguimos, al menos tres cosas:

“Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.” (1 Cor 12:4-6).

Sin notamos bien, en el pasaje anterior menciona dones, y de acuerdo a lo que encontramos también en otros pasajes de la Escritura, que son de dos tipos: los dones motivacionales que, como su nombre lo indica, son la base que nos motiva a operar en el Cuerpo de Cristo, y los dones del Espíritu Santo, que son las manifestaciones del Espíritu a través de cada creyente. También hay ministerios que da el Señor (los que conocemos como oficios, dones o funciones ministeriales) y hay operaciones que son los resultados prácticos de la operación de los dones


1 Los dones motivacionales, personales o de gozo.

“Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; 8el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.” (Rom 12:4.7).

Estos dones reciben el nombre de motivacionales porque motivan a ministrar a otros de la misma forma en que Dios lo hace, constituyen la base general, la esencia, desde la cual se determinan las respuestas específicas a las situaciones, circunstancias, problemas, decisiones, etc., de la vida que enfrenta cada creyente

Algunos, y ese es nuestro caso por la experiencia personal y en la vida de muchas otras personas, creyentes y no creyentes, piensan que son dados por el Padre al ser humano al momento de nacer físicamente, lo que implica que están presentes, no solo en los creyentes sino también en los no salvos.

En los no salvos la presencia de los dones es para emplear las cualidades de Dios en el servicio a la humanidad. Hay que recordar que si bien el pecado nubla, minimiza, disminuye sustancialmente la imagen de Dios en el ser humano, no por ello la anula o la elimina completamente. Hay trazos de la imagen de Dios en ellos a pesar de tener los ojos cegados para que les resplandezca la luz del evangelio de Cristo. Estos dones operando en los no creyentes son los que permiten que ellos, a pesar de su naturaleza pecadora, puedan realizar buenas obras en beneficio de la humanidad.

En los creyentes, tal como la Palabra de Dios lo menciona, estos dones no solo son la motivación que permite que realicen las buenas obras que Dios determinó que cada uno de nosotros hiciéramos (Efe 2.10), sino que también son supremamente importantes para el servicio que cada uno de nosotros va a prestar para la edificación del Cuerpo de Cristo.

Como vemos en el pasaje que citamos, esos dones son los siguientes:
• Profecía (consejería).
• Servicio (amabilidad, urbanidad).
• Enseñanza (instrucción, discipulado).
• Exhortación (animar, levantar, apoyar).
• Repartir (o dar, filantropía).
• Presidir (liderazgo).
• Hacer misericordia (bondad).


2 Los dones del Espíritu Santo.

“Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.” (1 Cor 12:7-11).

Por el hecho de que son dones del Espíritu Santo (manifestaciones) no son dados en “propiedad” a un creyentes y podrían aparecer y desaparecer en momentos específicos, dependiendo de las necesidades y el propósito de Dios en cada situación. Aún cuando no son propiedad de un creyente, por lo general, cada uno fluye más en unos que en otros.

No pueden manifestarse como uno quiera sino como quiere el Espíritu Santo (1 Cor 12:11).

Para su mejor comprensión, dependiendo de la función que cumplen, algunos los clasifican en tres grupos:
• Aquellos dones que manifiestan lo que Dios ve, y que algunos los nombran como “los ojos de Dios”: palabra de sabiduría, palabra de ciencia y discernimiento de espíritus.
• Los dones que manifiestan lo que Dios hace, y que los nombran como “las manos de Dios”: dones de sanidades, hacer milagros, fe.
• Los dones que manifiestan lo que Dios dice, y que los nombran como “la boca de Dios”: diversos géneros de lenguas, interpretación de lenguas, profecía.




3 Los dones u oficios ministeriales.

“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.” (Efe 4:11-16).

Estos dones u oficios ministeriales o de gobierno, son, esencialmente, dones para el equipamiento de los creyentes para la edificación (crecimiento en número y en carácter) de la iglesia (el cuerpo de Cristo) local y en general, para continuar haciendo la obra que Jesús inició, y de paso es importante mencionar que Jesús es el máximo ejemplo de la operación y las funciones de cada uno de ellos, y de todos en su conjunto.

La plena manifestación de esas funciones y/u operaciones son el resultado de su desarrollo en el tiempo, simultáneo con el ejercicio de la fe y el servicio.

Tal como lo indica la Palabra, los oficios ministeriales son cinco:
• Apóstoles.
• Profetas.
• Evangelistas.
• Pastores.
• Maestros.



4 Diferencias.

Algunas de las diferencias entre los tres grupos, sin que con ello agotemos el tema, lo que se hará en el trascurso de todo el estudio, son las siguientes:

a) Los dos primeros grupos son dones otorgados a las personas, dones individuales, en tanto que los oficios ministeriales son dados al Cuerpo de Cristo, son dones corporativos. Los dos primeros grupos son dones personales entregados al individuo en tanto que el oficio ministerial es un don que se da al cuerpo de creyentes en conjunto.

b) Los dos primeros se refieren a funciones u operaciones, mientras que el último grupo se refiere a oficios.

c) El primer grupo son dones “propiedad” de la persona, asignados desde su nacimiento físico, obviamente antes de su conversión, en tanto que los dos grupos restantes se reciben posteriormente a la conversión.

d) Es importante no confundir los oficios con las funciones u operaciones, principalmente en el caso de aquellos cuyos nombres son similares. Por ejemplo, hay un don de la enseñanza pero existe también el oficio de maestro; existe el don de presidir y/o administrar, pero existe también el oficio de gobernar (cualquiera de los cinco oficios); existe el don de profecía pero también existe el oficio del profeta.

Antes de comenzar a estudiar detalladamente cada uno de los grupos en general, y de los dones en particular, es necesario considerar algunos aspectos fundamentales de su operación, según lo ha determinado el Señor en Su Palabra.
1.6 La variedad en el ejercicio de los dones, funciones y/u oficios.

Los dones del Espíritu Santo y los oficios ministeriales van a ser ejercidos por cada persona de una manera particular, de acuerdo al don motivacional o personal de cada una de ellas. De esa manera, la combinación de cada uno con todos los demás, y en la proporción específica en que están presentes en cada uno, hacen prácticamente ilimitado el número de opciones, razón por la cual Dios solo hace originales, no copias.

Veamos una ilustración de cómo sería la operación del oficio de Pastor dependiendo el don motivacional de la persona llamada (sin considerar la operación de los dones del Espíritu Santo, ni las dosis de los ingredientes de los demás dones personales y oficios ministeriales que están, en alguna medida, presentes en cada creyente):

• Don motivacional de profecía: tenderá a hacer énfasis en poderosos sermones que ponen de manifiesto el pecado, con avisos de juicio y proclamación de la manera recta de vivir.
• Don motivacional de servicio: tenderá a hacer énfasis en programas para dar ayuda práctica a cada uno de los miembros de la congregación.
• Don motivacional de enseñanza: tenderá a hacer énfasis en estudios a fondo de la Biblia y a insistir en la importancia de las palabras claramente definidas.
• Don motivación de la exhortación: tenderá a hacer énfasis en métodos de dar ánimo, a fin de ayudar a cada miembro a aplicar los principios escriturales a la vida diaria.
• Don motivacional de dar: tenderá a hacer énfasis en programas generosos de ayuda financiera a los necesitados, a los misioneros y otros servicios.
• Don motivacional de administración: tenderá a hacer énfasis en organizaciones orientadas a objetivos, con departamentos delegados con eficiencia.
• Don motivacional de misericordia: tenderá a hacer énfasis especiales en misiones locales, en las cuales reconoce que dan consuelo a los que sufren.

La originalidad en el ejercicio de los dones es algo que cada uno de nosotros debe apreciar en sí mismo, primero que nada no intentando ser la copia de alguien más (lo cual no implica que no tomemos lo bueno de ellos, pero agregándole el “condimento” de nuestra originalidad), en segundo lugar, desarrolándola, y, finalmente, respetándola en los demás, no requiriendo que los demás operen en su don de la misma forma que lo haríamos nosotros, ni criticando la forma en que los demás manifiestan su propia originalidad en la operación de los dones que Dios les ha concedido.

26 Ene 2012