Estudio Bíblico

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Módulo 118. Los Dones del Espíritu Santo.



5.5.3 El Don de Profecía.

Profecía, en primera instancia, significa hablar por otro. Hablar por Dios, ser su vocero, su boca. En su forma más sencilla es una exclamación totalmente sobrenatural, ungida e inspirada divinamente sobre cualquier cosa que afecte a una persona, pero principalmente, sobre cosas que se relacionan con su andar en Dios (sanidad, liberación, obediencia, relación, etc.) y con el propósito de Dios para su vida.


Lo que es.

• Una exclamación sobrenatural en una lengua conocida.
• En su forma más sencilla puede ser poseído por todos los que han recibido el Bautismo del Espíritu Santo (1 Cor 14:31). Es más, sería deseable que todos los creyentes pudieran fluir en ese don.
• La voluntad humana y la fe están activas en este don, pero no así el intelecto humano.
• Al profetizar debe ejercitarse fe, y las cosas que se digan deben estar dentro del radio de acción de la fe que se posee (Rom 12.6), no de la argumentación ni de la lógica.
• Hablar una palabra inspirada por Dios y declarar su verdad con osadía, con el propósito de exhortar, consolar y edificar al cuerpo de Cristo (1 Cor 14:3).
o Manifestar lo oculto en el corazón de las personas para que sean libres (1 Cor 14:24-25).
o Edificar, levantar, animar a la iglesia (1 Cor 14:5).
o Que los y las demás creyentes aprendan (1 Cor 14:31).
o Convencer a los incrédulos revelando cosas que solo ellos sabían (1 Cor 14:24-25).
• Proclama el “rema” de Dios, es decir, una Palabra viva dada por Dios para un momento y/o circunstancia presente específica, para confirmar la voluntad de Dios (no es para guiar, ya que la guianza es por el Espíritu Santo).
• Usualmente (aunque no necesariamente ni siempre) es una “improvisación” por inspiración del Espíritu Santo.
• Este don es para hablarle a personas individuales y/o grupos congregacionales (mayormente palabras específicas para personas individuales).


Lo que no es.

• Una manifestación de la mente humana (1 Cor 12:7).
• Una manifestación de los poderes humanos del pensamiento y del razonamiento.
• El oficio profético. Aún cuando todos pueden procurar profetizar, sin embargo no todos son llamados a ser profetas (1 Cor 12:28.29). Tanto los oficios como las capacitaciones sobrenaturales reciben el nombre de “dones” (Efe 4:8, 11; 1 Cor 12:28, 30). Pero mientras que los oficios son los dones de Cristo a la iglesia, los dones de 1 Cor 12 y 14 son los regalos del Espíritu Santo al individuo.
• El oficio profético y el don de profecía son distintos por las siguientes razones:
o El oficio de profeta es inseparable de una persona (Efe 4:11); el don de profecía es tan sólo un instrumento (1 Cor 12.10).
o La esfera de influencia del don de profecía es exclusivamente para edificar a la iglesia local (1 Cor 14:4), mientras que la esfera de influencia del oficio profético puede, y generalmente lo hace, extenderse fuera de los límites de la iglesia local.
o Para que una persona sea profeta se necesitan dones mucho mayores que el don de profecía.
o La revelación de cosas fuera de la Palabra de Dios –cosas del pasado, presente o futuro desconocidos— es necesaria al oficio profético. Pero esta revelación no está incluída en el alcance del don espiritual de profecía.
o La prueba del profeta es esta revelación personal y exclusiva (Num 12:6) mientras que el alcance del don de profecía se limita a la edificación, exhortación y consolación.
o El don de profecía es comparable al don de lenguas más interpretación, pero a ninguno se le ocurriría equiparar estos dos dones con el oficio profético. De la misma manera, el don de profecía no puede ser equiparado al oficio profético. Naturalmente, el oficio incluye el don, pero no resulta a la inversa.
o Cualquier creyente, todos (1 Cor 14:31) puede ser poseedor del don de profecía, pero obviamente, no todos los creyentes pueden ser profetas. Este don no significa que la persona que lo manifiesta sea un profeta, ni que tenga que profetizar todo el tiempo.
 Aunque el profeta, necesariamente, tiene este don.
 Cualquier creyente puede profetizar pero no cualquier creyente es por ello profeta.
 El profeta, con las palabras proféticas que proclama, está más orientado hacia grupos que hacia personas (Cuerpo de Cristo, nación, Jer 1.10).
• Predicción, ni adivinación. El don tal como se encuentra definido en 1 Cor 14:3, no confiere el poder para predecir el futuro. Profetizar no significa predecir sino sencillamente hablar por otro.
o Si pone algo al descubierto o predice algún evento es porque el don de profecía va acompañado, ya sea de palabra de conocimiento o palabra de sabiduría (1 Cor 14:6, Luc 1:46-55).
• Guianza. No tiene la intención, y en verdad, ningún don espiritual lo tiene, de tomar el lugar del sentido común y del juicio natural (Sal 32:9, Luc 12:57), y menos del Espíritu Santo para guiar a la persona. El don de profecía, ni aún el oficio de profeta, puede tomar el lugar del Espíritu Santo quién es quien debe guiarnos a toda verdad. Por ello, en el Nuevo Testamento, contrario a lo que sucedía en el Antiguo Testamento en el que el pueblo de Dios no tenía el Espíritu Santo viviendo en ellos para guiarlos, no hay ni siquiera un caso aislado en que se busca a algún profeta para encontrar dirección.
• Predicación. Tratar el don de tal modo es despojarlo enteramente de su carácter sobrenatural. En la predicación, la mente natural, abastecida de la Palabra, es operada por el Espíritu; en la profecía, la mente del Espíritu habla mediante los órganos naturales de la voz humana. La predicación es divinamente inspirada, pero no es sobrenatural. La profecía es totalmente sobrenatural.
o La predicación de la Palabra es hablar las verdades bíblicas que han sido investigadas y estudiadas para su exposición, es la proclamación del “logos” de Dios. Aunque muchas veces, dentro de la predicación va incluída una proclamación profética para alguno de los oyentes.
• La mera repetición de versículos bíblicos. Esta es una obra del Espíritu por medio de la facultad natural de la memoria, pero no sucede a través de un don espiritual.


Ejemplos bíblicos y usos de la manifestación del don.

• Hablar sobrenaturalmente a los hombres (1 Cor 14:3).
• Para edificar a la Iglesia (1 Cor 14:4).
• Para exhortar a la iglesia (1 Cor 14:3), y llamarla a acercarse mas al Señor. No hay aquí ningún elemento inclemente de reproche y de amenaza. En el Nuevo Testamento, el reproche, la corrección y/o la disciplina no vienen por la vía del don de profecía, sino mediante la función del oficio profético, la enseñanza y la doctrina.
• Para consolar a la iglesia (2 Cor 1:4).
• Para que los creyentes aprendan (1 Cor 14:31).
• Para convencer a los incrédulos y manifestar los secretos de su corazón (1 Cor 14:24-25). Puesto que es comprendida por la mente, puede servir también como un mensaje directo de Dios para el incrédulo.


Otras notas respecto al don.

• En relación con este don, se nos ordena a los creyentes, expresamente, desearlo y anhelarlo (1 Cor 14:1, 39), lo que significa luchar por, estar entusiastamente deseoso, celoso, por el don.
• Debería ser el don más ejercido en la Iglesia (1 Cor 14:31) y las mujeres debieran profetizar con tanta libertad como los hombres (1 Cor 11:5, Joel 2.28).
• Aún cuando los mensajes en profecía se hallan sujetos a una reglamentación bíblica, no por esa razón, ni por ninguna otra, deben ser despreciados (1 Tes 5.20). Las reglas no tienen el propósito de suprimir sino de estimular y ordenar el ejercicio del don.
• Los mensajes en profecía, en algunos casos, pueden ser místicos y no ser totalmente comprendidos sino por los espíritus de aquellos para quienes están especialmente destinados. Los significados trascendentes del Espíritu pueden estar envueltos en términos tan sublimes que se escapan al mero pensamiento humano, y estar dirigidos exclusivamente al espíritu de la persona (1 Ped 1.10).


26 Ene 2012