Estudio Bíblico

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Módulo 119. Dones u oficios ministeriales.



6.6 Maestro.


En el Antiguo Testamento el término maestro puede referirse a menudo a un artesano, experto en su especialidad (Exo 36:4, 2 Cro 2:7), pero en el Nuevo Testamento es un título que por lo general indica uno que enseña, o sea, un instructor.

La labor de enseñanza era una de las responsabilidades del sacerdote (Lev 10:11). En tiempos del post cautiverio las escuelas solían reunirse en las sinagogas y los maestros eran frecuentemente escribas o doctores de la ley (Luc 2:42, Hch 5:34).

Tanto los discípulos de Jesucristo como sus enemigos casi siempre le llamaban “Maestro” o “Rabí”, que significa lo mismo (Mat 8:19, Mat 9:11, Mat 12:38, Mar 4:38, Mar 5:35, Luc 7:40, Jn 11:28).

En el Nuevo Testamento la palabra que se traduce como maestro es “didaskalos”. En el siglo I a. C. un famoso erudito llamado Simeón Ben Shetah creó las primeras escuelas elementales en Jerusalén. Los maestros enseñaban desde una silla, mientras que los discípulos se sentaban en el piso. Por eso Pablo, hablando de su educación dice que fue instruido a los pies de Gamaliel (Hch 22:3). De manera que cuando Jesús visitó Jerusalén, las escuelas ya existían.

El título de Rabí, que quiere decir maestro, era un tratamiento que se aplicaba a las personas doctas en la ley y aunque Jesús acepto ese tratamiento, instruyó a sus discípulos a no buscarlo porque los fariseos lo buscaban para su lucimiento más que por su significado y por su obediencia a la Palabra (de hecho Jesús les llama ciegos guías de ciegos). De allí que se considera como maestro uno que sirve de guía, al punto que Pablo llama a la Ley el “ayo” o maestro que conduce al conocimiento de Cristo (Gal 3:24).

La capacidad de enseñar, o ser maestro, se relaciona con el Espíritu Santo, como puede verse en el caso de Bezaleel, que fue llenado por éste con sabiduría, inteligencia, ciencia y arte y puso en su corazón el que pudiera enseñar (Exo 35:30-34).

El ministerio actual de maestro es el único ministerio que aún no ha sido restaurado, aunque por la proliferación de los medios de comunicación, y principalmente de la literatura cristiana, los ministerios ya se encuentran en operación, aún sin el pleno reconocimiento de la Iglesia. Quizá este ministerio no ha sido restaurado todavía porque se piensa en el ministerio de maestro en términos de maestros de escuela dominical, o de maestros de seminario teológico o institutos bíblicos, pero el ministerio de maestro trasciende esas fronteras. De hecho el ministerio de maestro, por su origen, es un ministerio para el Cuerpo en general, no para un ministerio local, aunque puede operar a ese nivel en las etapas iniciales de su desarrollo.


Características.

Las características más relevantes de un ministerio magisterial son las siguientes:

• Es uno que está capacitado divinamente para enseñar, instruir e impartir verdades bíblicas al pueblo para edificarlo y llevarlo a la madurez.
o Tiene una pasión por el crecimiento espiritual del pueblo (discipulado): por que conozca y viva la Palabra.

• Tiene un amor especial y una pasión también especial por escudriñar la Palabra.
o Quiere conocer la raíz de las verdades bíblicas.
o Ve los detalles, tiene una mente analítica.
o Preocupados por hacer una presentación de hechos y de información con exactitud y sistematización.
o Muy sabidos del rol de las Escrituras en la vida de los creyentes y de la iglesia y de la forma en que debe ser manejada.
o Clarificadores y explicadores.
o Es un asiduo estudiante, lector, asistente a seminarios, talleres, etc.
o Una unción que hace que el mensaje cobre vida.

• No son fácilmente movidos por emociones ni por presiones.

• Viaja continuamente fuera de los límites de la iglesia local, ya que es un ministerio al cuerpo más que a la iglesia local. Por ello debe contar con una cobertura pastoral porque “no es bueno que el hombre esté solo” (Gen 2.18).
o No es el ministerio de los que enseñan en escuela dominical a niños y niñas o en clases a adultos en las iglesias locales. Más se asemeja al ministerio de los teólogos actualmente, aunque sin las limitaciones de éstos.
o Tiene el don de enseñanza, pero va más allá que enseñar: entrena a otros para que también enseñen.

• Opera juntamente con el don de pastor muy usualmente.

• Es un don obvio y necesario para la consejería, ya que esta se trata de explicar, clarificar y enseñar los principios de la vida, y requiere de la paciencia y la continuidad.

• Ejemplos bíblicos: Lucas, Rom 2:17-29, Luc 2:41-47, 24:25-27, Mat 12:1-8.


Peligros.

• Necesita ser cuidadoso de no parecer frío y distante.

• Necesita dosificar la información y resumirla, porque tiende a llenarse de detalles.

• Necesita también “aterrizarla” en la situaciones prácticas de la vida, porque puede tender a ser demasiado teórico y detallista en la misma.




26 Ene 2012