Estudio Bíblico

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Módulo 203. Espíritu de la religión.



¿C0MO COMBATIR EL ESPÍRITU DE LA RELIGIÓN?



La estrategia nuestra para combatir el espíritu de la religión y su operación en nosotros y en nuestro entorno (familia, comunidad, iglesia, ciudad, nación), necesita incluír, por lo menos, las siguientes acciones.

Primero. No podemos negar su existencia ni ignorar sus maquinaciones (2 Cor 2:11). Necesitamos tener una actitud en nuestra mente y corazón de escuchar y recibir la Palabra de Dios en nuestro corazón como lo que es, la VERDAD, sin ningún lugar a dudas. Y ello incluye todo lo referente a la existencia, acción y operación de los demonios, y la consiguiente autoridad que Dios nos ha dado para combatirlos no solo en nuestra vida sino en todo nuestro entorno. No dudar ni cuestionar lo que la Palabra de Dios dice para no ser llevados a donde quiera por cualquier viento de “doctrina” (Efe 4:14-15, Sant 1:5-8).

Segundo. Arrepentirnos delante de Dios y pedirle perdón y que nos limpie de toda religiosidad, dogmatismo humano, duda, mentira que hayamos creído, etc., que se relacione con la operación del espíritu de la religión que hayamos detectado, y mantener constantemente una actitud de vigilancia en nuestras vidas para que esas cosas no vuelvan a levantarse en nosotros (1 Jn 1:8-9).

Segundo., Vestirnos de toda la armadura de Dios (la Palabra) y entrenarnos en su uso (2 Tim 2.15) para que podamos estar firmes contra sus acechanzas y apagar todo dardo de fuego que quiera lanzarnos (Efe 6:10-18). Someternos a Dios, resistir al diablo y los demonios en general, y al espíritu de la religión en particular, y huirá de nosotros (Sant 4:7). Fortalecernos en el Señor y en el poder de Su fuerza y buscar la comunión, iluminación y dirección del Espíritu Santo en todo tiempo y momento para descubrir su operación en nosotros y en nuestro entorno.

Tercero. Atarlo, ligarlo, declararlo inoperante, echarlo, de sobre nuestras vidas, nuestras familias, nuestra iglesia, nuestra ciudad y nuestra nación (Mar 16:18-20), declarando que ninguna de sus obras puede prevalecer en contra de nosotros y de la Iglesia.

Cuarto. Destruir, arrancar, arruinar y derribar todas sus obras (Jer 1:10), derribando todas sus altiveces, argumentos y fortalezas que ha levantado en contra del conocimiento de Dios y de la obediencia a Su Palabra (1 Cor 10.4-6), con la Palabra de Dios, que necesitamos oír, leer, meditar, entender y poner en práctica todo el tiempo en todo lugar (Sal 1:1-3, Jos 1:8, Mat 13:23, Mat 7:24-25).

Quinto. Combatir su influencia en donde quiera que la detectemos, compartiendo la Verdad en Amor ante todo aquel que pida razón de la esperanza, la fe, y el conocimiento que hay en nosotros (Efe 4:15, 1 Ped 3:15)..




04 Feb 2012