Estudio Bíblico

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Módulo 211. El Ministerio Profético.



TEMA No. 15.
LEVANTANDO UNA GENERACIÓN PROFÉTICA.



Introducción.
 Nunca en toda la historia de la humanidad, ha existido viviendo al mismo tiempo, una cantidad tan grande de niños y jóvenes, como actualmente. Ellos forman parte de la mayor generación que posiblemente vivirá sobre la faz de la tierra en un mismo momento o época.
 Pero tampoco, nunca, en los últimos cuatrocientos años, una generación joven estuvo tan expuesta a la inmoralidad, el pecado, el abuso y la violencia, como esta generación, a través de la educación sin Dios, los medios de comunicación plagados de violencia, sexo, negativismo y rebelión, todo lo cual los expone y los sumerge en un ambiente lleno de fornicación, pedofilia, abuso de drogas, pornografía, homosexualismo y lesbianismo, maras, sicariato para el crimen organizado, etc., donde caer no es difícil.
 Nunca antes tampoco, como en esta generación, los padres están enterrando a sus hijos como consecuencia de la violencia, el sida, el abuso de drogas, etc., cuando lo normal debiera ser que los hijos estuvieran enterrando a los padres.
 Y ello está afectando (y no solo tentando, sino haciendo caer) a los hijos e hijas de los cristianos, en el mismo grado que afecta a los no cristianos.
 Sin embargo, y de acuerdo a la Palabra de Dios ello no debería estar sucediendo de esa manera.
 Jer 15.19 nos instruye para que el mundo se convierta a nosotros y no nosotros a ellos.
 Mat 13:33 nos enseña que los creyentes deberíamos ser para el mundo como la levadura que transforma la masa, mejorándolo.
 Pero ello no está sucediendo así. ¿Por qué? La Palabra de Dios nos da la respuesta en Deut 6.1-10. Los padres deberíamos estar enseñando a nuestros hijos, no solamente con el precepto, sino con el ejemplo, la Palabra de Dios y un estilo de vida apasionado por Jesús, pero en lugar de ello los hemos puesto en instituciones educativas saturadas de humanismo y secularismo (aún bajo la sombrilla del cristianismo), y/o frente a la televisión del mundo por una larga cantidad de horas y/o frente a un cristianismo dogmático, legalista, ritualista, pero carente de pasión, congruencia e integridad.
 Hoy, en el cristianismo, posiblemente nos está pasando lo mismo que le pasaba al pueblo de Israel en tiempo de los jueces.


Jue 2:7-19.
 Existe un peligro real en que la próxima generación ya no siga a Cristo. Que se entreguen a las cosas del mundo, cada vez más atrayentes, pero también cada vez más letales.
 Los tiempos que a nuestros hijos les va a tocar vivir no van a ser mejores en cuanto a moralidad, principios y valores, y condiciones socio-culturales-económicas.
 Es nuestra responsabilidad enseñarles, no solo con palabras sino con nuestro ejemplo, a seguir a Dios de todo su corazón.
 El futuro de la próxima generación no tiene porque estar ligado al futuro del mundo impío. Dios ha prometido algo maravilloso para ellos, si permanecen en El (Hch 2:16-18).
 Pero ello va a depender de nosotros, que les enseñemos a alcanzarlo (Isa 59:21).
 Pero nosotros no podemos dar lo que no tenemos.
 Para que ellos alcancen eso, nosotros lo tenemos que alcanzar primero.
 Necesitamos convertirnos de nuestro letargo, pasividad, apatía, adormecimiento, estupor, etc., y de un cristianismo pasivo, superficial, falto de pasión, a un cristianismo radical, apasionado, transformador de adentro hacia afuera, ardiente y celoso por Dios, Su Palabra, sus principios y valores, su estilo de vida, o corremos el riesgo de terminar como la Iglesia de Laodicea (Apo 3:15-20): una iglesia exitosa delante de los ojos del mundo, pero pobre, ciega, miserable y desnuda a los ojos de Dios, por vacía, negligente, sin una fe verdadera en Cristo (oro refinado), sin una verdadera santidad (vestiduras blancas) y sin discernimiento espiritual ni revelación (colirio para los ojos), y en la cual El está afuera, no adentro.
 No podemos ser negligentes en nuestra responsabilidad delante de Dios con respecto nosotros mismos ni con respecto a la formación de nuestros hijos e hijas para enfrentar los tiempos que les va a tocar vivir (Sal 127:3).



Hch 2:16-18.
Dios quiere levantar la próxima generación como una generación profética (hijos e hijas, jóvenes), pero para que ello suceda así, tienen que tener padres proféticos (siervos y siervas) que a su vez sean el resultado de padres profético (ancianos). Ello implica la participación de tres generaciones: nuestros ancianos, los adultos actuales y nuestros hijos y nietos.
 Es evidente, por las señales que vemos en los tiempos, tanto en lo espiritual como en lo natural y social, que Cristo viene pronto, y quizá las tres generaciones que en este momento estamos conviviendo en el mundo, vayan a ser las últimas tres generaciones antes de la segunda venida de Cristo. Y ello cobra una importancia relevante, por cuanto Dios opera en series de tres generaciones, es un Dios tri-generacional. Y si la generación de nuestros hijos y nietos va a ser la última generación que nacerá antes de la venida de Cristo, nosotros, sus padres, ya vamos tarde en la preparación de esa última generación profética.
Que Dios es un Dios tri-generacional nos lo prueban abundantemente las Escrituras.
 Dios se definió a sí mismo como el Dios de Abraham, Isaac y Jacob (Exo 3:6).
 Jesús preparó a los apóstoles para que estos discipularan a otros y se estableciera así la Iglesia primera (la Gran Comisión, Mat 28:18-20).
 Pablo instruyó a Timoteo para que buscara a hombres idóneos para enseñar a otros (2 Tim 2:2).
 La generación de los últimos tiempos es una generación de ancianos, adultos (siervos y siervas) e hijos e hijas (jóvenes), que serán una generación profética (Hch 2.16-18).
Y la generación profética siempre precede a la manifestación de la gloria de Dios en la tierra, como será la manifestación de Jesucristo en la segunda venida.
 Las generaciones que vivirán antes del arrebatamiento de la Iglesia (que ya está cerca) serán generaciones proféticas que "provocarán" el último gran avivamiento y prepararán el camino del Señor.
 Así fué con Noé antes del diluvio, Moisés antes de sacar al pueblo de Egipto, Isaías antes de volver al pueblo de Israel a los caminos de Dios, Juan El Bautista antes de la primera venida de Cristo que provocó el avivamiento para la fundación de la Iglesia primitiva.
 En todos los procesos que vivieron Noé, Moisés, Isaías y Juan el Bautista, que precedieron la manifestación de la gloria de Dios, también podemos ver una participación tri-generacional.
 Noé, sus hijos y los descendientes de los hijos que poblaron la tierra de nuevo.
 Moisés, Josué y las nuevas generaciones que ocuparon la tierra prometida.
 Isaías, que ungió a Eliseo (profeta) y Jehú (rey) que llevaron al pueblo de Israel al avivamiento.
 Juan el Bautista, que bautizó a Jesús y que preparó a los discípulos para establecer la Iglesia primitiva.
Así va a hacer en esta generación (Dios no cambia, Mal 3:6):
 Una generación (la nuestra, como Elías) que va a preparar a la siguiente generación.
 La siguiente generación (los Eliseos y Jehús de este tiempo) que van a preparar el camino del Señor.
 Los que se van a convertir en ese gran avivamiento y van a vivir la manifestación gloriosa de la segunda venida de Cristo.


Nuestra responsabilidad.
 Isa 59:21 nos enseña que lo que nuestros hijos recibirán será lo que nosotros les pongamos en sus manos (Palabra, revelación; y unción). Si nosotros tenemos poco, ellos recibirán poco, y si nosotros tenemos mucho, ellos recibirán mucho.
 El problema es que con poco no les bastará, porque simultáneamente con el último gran avivamiento, sucederá también la gran apostasía (1 Tim 4:1). Los que estén con cimientos muy débiles y/o flojos en la fe, sucumbirán ante espíritus engañadores y doctrinas de demonios (humanismo secular, falsas religiones, falsos maestros, falsos profetas, falsos apóstoles).
 Por ello necesitan que nosotros les heredemos lo más posible en unción y revelación para que ellos puedan soportar con firmeza los días malos que se avecinan (Efe 5:14-16). Para ello, necesitamos despertarnos de nuestro letargo, estupor, adormecimiento y apatía, levantándonos de los muertos (una relación con Cristo superficial, religiosa, carente de vida, dinamismo, pasión, fervor, celo) y permitiendo que Cristo nos alumbre (llenos de la gloria de Su presencia), por lo que requerimos mirar con diligencia como es nuestro caminar con el Señor, para que andemos no como necios (como los de la Iglesia de Laodicea, Apo 3:15-20) sino como sabios (conociendo la Palabra, entendiéndola y poniéndola por obra en todo lo que hagamos, en cualquier lugar, relación y/o actividad), aprovechando diligentemente el tiempo que aún nos queda para enseñar a nuestros hijos e hijas a que caminen diligentemente y mejor que nosotros en el Señor (Jn 14:12, Prov 4:18), siendo ejemplos no solo en palabras sino en integridad y estilo de vida, porque los días que se avecinan, si estos son días malos, esos serán muy malos.
 De nosotros, de nuestra pasión y fervor por el Señor, de que nos volvamos a El de todo corazón para que El sea nuestro todo, nuestra prioridad, nuestro anhelo, nuestra pasión, nuestra necesidad más importante, y lo más importante de nuestra vida y tiempo, dependerá que para nuestros hijos El sea lo mismo y puedan mantenerse firmes en medio de los tiempos que les va a tocar vivir. Y ello no lo podemos dejar solo en las manos de Dios, ni a la improvisación o al tiempo. Es nuestra responsabilidad, y para ello debemos recordar lo que Mardoqueo (tipo del Espíritu Santo) le dijo a Ester (tipo de la Iglesia) cuando su generación y sus siguientes generaciones estaban bajo una terrible amenaza de destrucción, robo y muerte de Amán (tipo del diablo, Jn 10.10), y Ester estaba evadiendo su responsabilidad: “Mardoqueo mandó que respondiesen a Ester: "No te hagas la ilusión de que porque estás en el palacio del rey, serás la única de todos los judíos que ha de escapar. Si te quedas callada en este tiempo, el alivio y la liberación de los judíos surgirán de otro lugar; pero tú y la casa de tu padre pereceréis. ¡Y quién sabe si para un tiempo como éste has llegado al reino!" (Est 4:13-14).
 El propósito de Dios para nuestras vidas es una vida de plenitud, de bienestar, en todas las áreas de nuestra vida.
 Jn 10.10: Jesús vino para que nosotros tuviéramos vida en abundancia.
 Prov 4.18: nuestra vida es como la luz de la aurora, va en aumento hasta la perfección.
 3 Jn 2. El desea que seamos prosperados en todas las cosas.
 Sal 1:2-3: El desea que todo nos salga bien.
 Jer 29:11: El tiene planes para nosotros, de bien y no de mal, para darnos un buen futuro y una esperanza.
 Rom 14:17: El Reino de Dios es justicia, paz y gozo en el Espíritu.
 Pero ello no es automático. Depende de que nosotros hagamos lo que la Palabra de Dios nos dice que necesitamos hacer.
 Mat 6:33: necesitamos buscar el Reino de Dios y Su justicia.
 Mat 11:12: el Reino de Dios sufre violencia y solo los violentos lo arrebatan.
 2 Tim 2:1: necesitamos esforzarnos en la Gracia.
 Jos 1:8: Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
 Igualmente, Dios quiere eso mismo para nuestros hijos e hijas, pero tampoco para ellos alcanzarlo es automático.
 Es nuestra responsabilidad formarlos y encaminarlos decididamente en los caminos de Dios.
 No van a heredarlo automáticamente, sino dependiendo de nuestra eficacia en llevarlos a Cristo.
 Isa 59:21: el camino de ellos en la Palabra y la unción va a comenzar donde termine la nuestra, por lo tanto, nuestro mayor esfuerzo en ella va a determinar una mayor abundancia de vida para ellos.
 Deut 6.1-4: nosotros tenemos, dada por Dios, la responsabilidad de ser los transmisores de la Palabra y la unción a nuestros hijos y a los hijos de sus hijos, para que les vaya bien en la tierra.
 Jue 2:8-14: como los judíos no hicieron eso con sus hijos, a sus hijos les fué muy mal: fueron entregados en manos de ladrones que los despojaron y cayeron en manos de sus enemigos (demonios que les robaron, destruyeron y mataron, Jn 10.10).
 Ello requiere nuestra toma de consciencia, esfuerzo, responsabilidad y dedicación para logarlo.
 Todos, hombres y mujeres, padres y madres, tenemos una responsabilidad para con Dios: enseñar a nuestros hijos naturales y espirituales a caminar en Sus caminos, para evitar que la siguiente generación abandone los caminos de El.
 Mat 28:19-20. Nuestros primeros discípulos son nuestros hijos.
 Jue 2:8-14, 2.18-19. Si no discipulamos a nuestros hijos para Cristo, el mundo los va a discipular para el diablo y se van a perder, y les va a ir muy mal en la vida.


Dios es un Dios tri-generacional:
 Éxo 3:6, Exo 3:15-16. Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Ese es Su Nombre para siempre.
 Dios quiere que nosotros, en ese entendimiento, vivamos de ese modo.
 Deut 6:1-2. Somos (1) responsables por enseñarles la Palabra a nuestros hijos (2) y a nuestros nietos (3).
 Mat 28:19-20. Jesús (1) les enseñó a los discípulos (2), y ellos debían enseñarles a otros discípulos (3).
 2 Tim 2:2. Pablo le enseñó a Timoteo, y Timoteo (1) debía enseñarles a hombres fieles (2) que fueran idóneos para enseñar también a otros (3).
 Los planes de Dios se cumplen a lo largo de varias generaciones (una generación necesita continuar lo que hizo la anterior, y enseñar a la siguiente a continuar su propio trabajo).
 Gen 50:24. Y José dijo a sus hermanos: Yo voy a morir; mas Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob.
 Deut 9:5. No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti, y para confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
 Deut 29:13. para confirmarte hoy como su pueblo, y para que él te sea a ti por Dios, de la manera que él te ha dicho, y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
 Deut 30:20. amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.
 Si nosotros no hacemos nuestra parte en esa transmisión generacional, pueden suceder varias cosas:
 Nuestras próximas generaciones se pueden apartar de Dios (Jue 2:8-14, 18-19) y ser entregadas en manos de los demonios que roban, destruyen y matan.
 Por la cercanía de los últimos tiempos, ellos pueden apostatar de la fe nuestra, y perder eternamente su salvación (Apo 14:11, 1 Tim 4:1).
 Vamos a ser demandados por Dios del incumplimiento de nuestra responsabilidad porque El nos dió la responsabilidad de ellos, y nosotros no supimos guiarlos (Sal 127:3, la parábola de los talentos, Mat 25:14-30).
 Los estamos exponiendo al abuso de todo tipo, incluido el sexual; al sexo libre, al aborto, a la homosexualidad y al lesbianismo, a la violencia, al divorcio y la desintegración familiar, a las drogas y cualquier otra adicción, a la infelicidad, la depresión, la insatisfacción, la frustración y el vacío (los emos, los góticos, y todas las variaciones de ellos), las maras, etc.
 Est 4:13-14. Entonces dijo Mardoqueo que respondiesen a Ester: No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío. Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?
 El desarrollo de ellos (y el nuestro) como creyentes hacia la madurez no ocurre simplemente.
 Ocurre como resultado de planeamiento estratégico y vida con propósito.
 Debido a que Dios es un Dios de orden y diseño Él sigue un orden definido para transferir la verdad de generación en generación.
 El desarrollo de la madurez del creyente ocurre como resultado de la transferencia de la verdad de la Palabra de Dios al creyente, de parte de sus padres naturales y espirituales, en cualquier etapa de su desarrollo (Efe 4:11-16, Jn 8:32-33, Mat 28.18-20, 2 Tim 2:2, 2 Tim 2:15).
 La transferencia de la verdad es tanto lineal como progresiva en su naturaleza.
 La verdad viene a nosotros en forma de semilla que luego se desenvuelve progresivamente en el tiempo.
 La transferencia generacional es el entendimiento de que Dios ha puesto el futuro de Su familia en nuestras manos.
 La esencia del liderazgo es aprender a abrazar la responsabilidad de la mayordomía tanto del futuro como del pasado en la familia de Dios.
 Hay una continuidad por la cual debemos ser responsables y una continuidad futura en la que debemos equipar a nuestros hijos a ser responsables.
 Se entiende la responsabilidad como el reconocer representación.
 Toda generación sirve bajo autoridad representada. Esto es, no nos representamos a nosotros mismos, representamos a Jesucristo y a los propósitos de Su Reino en esta vida.
 Sin adherirnos a la responsabilidad nuestra representación será mal desarrollada y mal interpretada.
 A menudo la gente pregunta, “¿Qué es lo más importante que puedo hacer para convertirme en líder?” La respuesta es “Abrázate a la responsabilidad.”
 La responsabilidad nos llevará a niveles más profundos de intimidad con Jesús y a niveles más altos de efectividad en Su Reino.
 La responsabilidad nos capacitará para decir sí cuando todo desde nuestro interior grita no.
 Sería bueno poder decir que todo lo que hacemos en nuestra vida cristiana lo hacemos desde nuestro amor y devoción puros hacia Jesús, pero la realidad es que mucho de lo que hacemos se debe a nuestro sentido de responsabilidad, no de la devoción.
 Aunque la devoción debe ser nuestra meta, hasta que esa devoción se convierta en nuestra única motivación, necesitamos dejar que la responsabilidad nos motive y nos mantenga en la búsqueda del Reino (y también así debemos enseñar a nuestros hijos).
 La responsabilidad es lo que inculca en nuestros hijos una visión lo suficientemente convincente como para refrenarles de robar su futuro.
 La responsabilidad es lo que inculca en los padres una visión lo suficientemente convincente como para redimir su pasado.


Hay tres fases de la transferencia generacional: niño, hijo y padre.
 Jesús, el modelo.
 “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado... y se llamará su nombre... Padre Eterno.” (Isaías 9:6).
 Aunque Él era el encarnado Hijo de Dios, Jesús no nació en la plenitud de su estatura.
 Jesús no nació completo en Su capacidad para obedecer “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia.” (Hebreos 5:8).
 Estuvo sujeto al mismo programa progresivo [en el tiempo] al que estamos nosotros. Aunque Él era Dios, fue pasado a través de las mismas fases de transferencia.
 Jesús nació como niño, maduró llegando a ser Hijo y en última instancia llegó a ser Padre Eterno.





19 Abr 2012