Estudio Bíblico

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Avivando el Espíritu de Elías.



Introducción.
Mal 4:5-6: antes de Su Venida el Señor va a enviar al profeta Elías para volver el corazón de los padres a los hijos y de los hijos a los padres.
Luc 1:17: el Elías profetizado en el Libro de Malaquías que habría de venir fue Juan el Bautista (Mat 11:14). El vino con el espíritu y el poder de Elías para volver el corazón de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia, para preparar un pueblo bien dispuesto para el Señor.
Por la ley de la doble referencia de los profético (una misma profecía se refiere a por lo menos dos acontecimientos en diferentes tiempos), el mismo espíritu y poder va a ser derramado en los últimos tiempos, antes de la venida del día grande y terrible del Señor (Mal 4:5-6).



Los objetivos del Espíritu de Elías (una manifestación específica del Espíritu Santo para este tiempo).
Como ya vimos, el Espíritu de Elías sobre la Iglesia tendrá dos objetivos en este tiempo:
1) Volver los corazones de los padres a los hijos y viceversa.
a. Será un espíritu paternal, de restauración de la paternidad en todos los niveles (Dios es Padre y la autoridad que El delega es paternal): familia, iglesia y hasta en la nación.
b. En cuanto a los padres de familia, traerá restauración de los roles paternos de cuidado, restauración, promoción, formación, formación, dirección y visión integral (en lo natural, emocional y espiritual) hacia los hijos. Y en cuanto a los hijos, la restauración de la honra y de la transferencia generacional de la sabiduría, la unción y la revelación (Isa 59:21).
c. En cuanto a la Iglesia, la restauración del oficio pastoral tal como está indicado en la Biblia, la restauración del rol de padres espirituales hacia la congregación, y la restauración del rol de hijos espirituales (honra, imitación, visión, discipulado, transferencia de unción y revelación de las congregaciones hacia sus verdaderos pastores), serán pastores conforme al corazón de Dios (Jer 1:4).
2) Preparar un pueblo bien dispuesto para el Señor.
a. Un pueblo que esté, permanezca y habite en El (no que vaya de visita).
b. Un pueblo apasionado, enamorado, “poseído” por El, consagrado y apartado para Su gloria, que haga Su voluntad (Mat 6:10, Mat 6:33).
c. Un pueblo bautizado en fuego (pasión, celo, hambre de y por Dios).
d. Un pueblo santificado, purificado, preparado para ser la Esposa de Cristo (Efe 5:27) (Mal 3:1-3).



La operación del Espíritu de Elías.
3) Un espíritu que eche fuera los espíritus inmundos que están engañando, manipulando, controlando y desviando la Iglesia del Señor Jesucristo, antes que la lámpara de Dios se apague (1 Sam 3:3):
a. El espíritu de mammón: mercantilismo, codicia.
b. El espíritu de Efeso: enfriamiento del primer amor.
c. El espíritu de Sardis: adormecimiento y apagamiento.
d. El espíritu de Laodicea: tibieza, enriquecimiento, autoexaltación.
4) Reencender el fuego que se está apagando:
a. En tiempo de Elí (cuando Samuel estaba siendo preparado como profeta de Dios), los hijos Elí (aunque eran sacerdotes en el templo) no obedecían ni a Dios ni a su padre (1 Sam 2:23-25).
b. 1 Sam 3:1: por los pecados de los hijos y la negligencia de Elí en corregirlos, la Palabra de Jehová escaseaba en aquellos días (aunque tenían la Palabra de Dios, la torcían, la manipulaban a su conveniencia, la convertían en doctrina de hombre, en doctrina falsa, en lugar de la Palabra de Dios no adulterada).
c. No había visión de Dios con frecuencia (profecía auténtica) que llamara a la unidad y la cooperación, sino solo visión humana (división, competencia).
5) Dios, antes de la segunda venida de Cristo va a levantar un remanente fiel para restaurar el Tabernáculo caído de David (Amós 3:11-12), la verdadera y auténtica adoración (Jn 4:23).
a. La gloria de la casa postrera (ese remanente fiel) va a ser mayor que la gloria de la casa primera (La Iglesia del Libro de los Hechos) (Sal 27:4-6).
b. Un pueblo con verdadera hambre de Dios, del corazón de Dios, de conocerlo (no tener información sino intimidad) a El (Sal 27:4-6), no interesado solo en sus manos (bendiciones, unción, dones, éxito, cosas materiales, etc.).



Conclusión.
Dios quiere hacerlo y puede hacerlo; es más, Dios lo va a hacer. El asunto crucial no es ese. El verdadero asunto crucial es: ¿yo quiero ser a través de quién Dios manifieste ese espíritu al mundo? ¿Estoy dispuesto a pagar el precio que implica recibir el Espíritu de Elías? (Efe 3:20). Porque El lo va a hacer, pero a través de Sus hijos que estén dispuestos. Es para todos, si (Gracia, El no hace acepción de personas), pero no todos lo van a alcanzar (aplican restricciones): solo los que estén dispuestos a verdaderamente morir a sí mismos (a sus agendas, sus planes, sus sueños, sus propósitos, su comodidad, su seguridad) para que Cristo viva Su vida a través de ellos (Ya no vivo yo, Cristo vive en mí; Cristo en mí, la esperanza de gloria).

08 Feb 2013