Estudio Bíblico

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El poder de la Resurrección.



ENSEÑANZA EN AUDIO.


Algunos apuntes auxiliares sobre la enseñanza.

Introducción.

Hoy en el mundo entero se celebra la Resurrección de Cristo, no un hecho más en la vida de Jesús sino el hecho que fundamenta nuestra fe, tal como lo dice Pablo:
 1 Cor 15:12-23. Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.

Si Cristo no hubiera resucitado, su crucifixión hubiera sido un hecho como cualquier otra crucifixión de las muchas que se hacían en el tiempo de Jesús, no hubiera servido de nada, tal como lo enseña Pablo, porque entonces nuestros pecados no hubieran sido perdonados, y aun permaneceríamos en ellos. Pero la Resurrección hace diferente la Crucifixión de Cristo a cualquier otra. Por ello, necesitamos, además de celebrar Su Resurrección, conocer sus significados e implicaciones más profundas a fin de que nuestra fe sea enriquecida, fortalecida, afirmada, establecida, perfeccionada, y madurada.

Los cristianos de esta parte del mundo (occidental) en su mayoría tenemos la tendencia a ver hechos aislados en lugar de procesos que es la forma en que Dios opera. Como resultado de esa manera de pensar vemos por un lado, la crucifixión, por otro lado la resurrección, por otro la ascensión y por otro Pentecostés, siendo todos estos hechos parte de un solo proceso de Dios que implica:
a) La Crucifixión: es la manifestación del Amor de Dios para con nosotros, y se corresponde con la Salvación.
b) La Resurrección: es consecuencia de la Crucifixión y la manifestación del Poder de Dios, y se corresponde con el Señorío de Cristo y nuestra santificación, que consiste en la obediencia a la Voluntad de Dios.
c) La Ascensión: es consecuencia de la Resurrección y la manifestación del Llamado de Dios para nosotros, derivado del Señorío de Él sobre nuestras vidas (además de sus hermanos y de Su Cuerpo, también somos Sus siervos para servirle en la obra que Él hace en el mundo).
d) Pentecostés: es la consecuencia de la Ascensión y la manifestación del empoderamiento de Dios para cumplir con la clase de vida y el llamado que Cristo nos ha hecho para vivir vidas agradables a Él en obediencia a Su Palabra y servirle de acuerdo con Su Voluntad.

La relación de estos cuatro hechos y su agrupación en un proceso, se ven claramente cuando leemos de forma continua los últimos dos capítulos del Evangelio de Juan y los primeros dos capítulos del Libro de Hechos.




La resurrección: el hecho más comprobado de la historia del Cristianismo después de la vida de Jesús.
 1 Cor 15:1-8. Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.

La primera prueba irrefutable de la Resurrección de Cristo son los mismos Apóstoles. Al momento de la crucifixión no solo huyeron de la posible persecución que se podía desencadenar sobre ellos, sino que cuando se volvieron a reunir estaban encerrados en una casa, con las puertas cerradas y seguramente bien cerradas, porque tenían miedo de los judíos. Si Cristo no hubiera resucitado, ¿hubieran estado dispuestos esos hombres temerosos de su seguridad personal a arriesgar sus vidas y su seguridad por una creencia falsa sabiendo que los iban a perseguir y matar como lo habían hecho con Jesús? ¿hubieran estado dispuestos, como sucedió posteriormente (Hch 4 y 5) a plantarse delante del Sanedrían que había condenado y crucificado a Cristo y no solo predicarles de Cristo sino que además de ello acusarlos directamente de haberlo crucificado injustamente y dar testimonio de Su Resurrección?

Otra prueba irrefutable de la Resurrección de Cristo es la conversión de Pablo. Pablo, al momento de la crucifixión de Cristo era fariseo, y no cualquier fariseo, un fariseo de pura cepa, fariseo de fariseos, con una posición importante del Sanedrín, al punto que le encargan a Él la persecución de los cristianos. Si la resurrección de Cristo no hubiera sido un hecho verídico, Pablo no hubiera sacrificado su posición social, económica y religiosa, por una creencia falsa, en la que no solo tuvo que comenzar de cero y en medio del recelo de los que antes había perseguido, sino que además por ella padeció persecución, apedreamiento, encarcelamiento, trabajos, etc.

Otra prueba más de la Resurrección de Cristo es la conversión de los tres mil judíos que un poco más de 50 días de la Crucifixión y Resurrección de Cristo se convirtieron al cristianismo en la primera prédica de Pedro en el día de Pentecostés. Ellos, indudablemente habían escuchado la historia de Cristo y de como los del Sanedrín, apoyándose en los romanos, habían crucificado a Cristo, y también habían escuchado de la Resurrección como un hecho cierto (sus líderes la negaban, pero a pesar de ello creyeron). Si Jesús solo hubiera sido crucificado y no hubiera resucitado, esos tres mil conversos del día de Pentecostés, que estaban en Jerusalén precisamente para celebrar una fiesta del culto judío, no se hubieran convertido.

Si la resurrección no hubiera sido, los fariseos y los romanos hubieran movido cielo y tierra con tal de encontrar el cadáver de Jesús y terminar de una vez con todas con el movimiento emergente (el mundo de ese tiempo era tan chico y todos se conocían de tal forma que hubiera sido imposible ocultar el cadáver de Jesús sin que se supiera de alguna manera).

En fin, la resurrección de Cristo es uno de lo hechos más comprobados de la historia antigua, y ello nos lleva a reflexionar y hacernos las siguientes preguntas:
 Si Cristo resucitó y Dios lo hizo Señor (gobernante, rey) sobre todas las cosas y sobre todos los seres humanos, nuestra vida se corresponde con esa declaración de que Él es quién nos gobierna desde nuestro corazón, o solo es nuestro Salvador (crucifixión).
 Si el poder que resucitó a Cristo de entre los muertos vive en nosotros (el Espíritu Santo), le hemos dejado operar en nuestra vida para que nos transforme totalmente en nuevas personas, con un estilo de vivir completamente diferente al que teníamos cuando estábamos en el mundo y vivíamos en nuestros delitos y pecados.
 Si Cristo por su Crucifixión y Resurrección nos llamó a vivir vidas agradables delante de Él y a servirle en Su obra que realiza en el mundo, a ser santos para Él, y nos equipó para ello, ¿estamos viviendo esa clase de vida de obediencia delante de Él y sirviéndole de todo nuestro corazón?.

20 Abr 2014