Estudio Bíblico

Inicio > Estudio

Módulo 113. Familia (relacional).



El Salmo 23. Un modelo de paternidad (2ª. Parte).



Introducción.

El tema de la paternidad y/o maternidad, tanto en lo natural como en lo espiritual, no es un tema de reglas y recetas, sino un tema del corazón y de principios.

No hay recetas, ni formulas de tres, cinco o siete pasos. Todo comienza y tiene que ver con el corazón al igual que nuestra relación con Dios: nosotros le amamos a Él porque Él nos amó primero.

No hay una fórmula específica de como ser mejores padres. Solo hay un estilo de principios que necesitan ser establecidos en nuestro corazón, que necesitamos seguir y que ya están en semilla en nuestro corazón (somos hechos a imagen y semejanza del padre) y que desarrollamos y comprendemos en nuestra relación con el Padre.

El principio fundamental de ser el padre que nuestros hijos necesitan es modelarles a ellos lo que el Padre es para con nosotros, y ello lo encontramos claramente definido en el Sal 23 (recordemos que ser un buen padre es un asunto del corazón y de principios más que de fórmulas, recetas o de 1,2,3 pasos.

El tema principal del Salmo es el cuidado de Dios, el Padre por nosotros, no la búsqueda del cumplimiento de sus propósitos o su comodidad o conveniencia sino el enfoque en Sus hijos e hijas.

No importa donde estemos hoy en relación con ese modelo, todavía tenemos la oportunidad y el tiempo de rectificar nuestros errores y edificar y desarrollar a partir de donde estemos una mejor y creciente relación con nuestros hijos de acuerdo con este modelo.

El modelo bíblico que vamos a estudiar de como mejorar nuestra eficacia como padres se basa en el Sal 23, partiendo de la base de que aún cuando Dios es nuestro Pastor, también es nuestro Padre y hay una equivalencia entre ser padre y ser pastor para con nuestros hijos.



Salmo 23:1.

Vrs. 1. Jehová es mi pastor; nada me faltará.

En relación a este pasaje, para completar la enseñanza anterior, implica (aunque no exclusivamente) la necesidad de la honra de los hijos hacia los padres.

Esto es importante para los hijos por cuanto de acuerdo a la promesa de Isa 59:21, la unción que está sobre los padres y la Palabra que Dios ha puesto en ellos estará sobre los hijos y los hijos de los hijos, lo que implica que los hijos empezarán su vida espiritual (y por ende serán bendecidos en su vida natural) desde donde alcanzaron sus padres; empezarán su carrera en Dios en un nivel superior al de sus padres, y por ende, se les facilitaran muchas cosas que a sus padres les costo alcanzar. Eso es exactamente lo que el hijo pródigo (Luc 15:11-32) recibió una vez que reconoció y honro a su padre:
• El mejor vestido: tipo de la unción del Espíritu Santo sobre él.
• Un anillo en la mano: tipo de la autoridad espiritual para enfrentar las situaciones naturales.
• Calzado en sus pies: tipo de la revelación de la Palabra de Dios en su vida.
• Mataron becerro gordo: tipo de prosperidad integral, en todas las áreas de la vida.
• Hicieron fiesta: tipo del gozo que deriva de la presencia del Señor y de una vida en bendición.

Esto se aplica también en lo relacionado a la paternidad espiritual.


Vrs. 2. En lugares de delicados pastos me hará descansa; junto a aguas de reposo me pastoreará.

Necesitamos notar que el pasaje habla de descanso y de reposo como consecuencia de la acción del Pastor (para nuestro estudio, del padre).

Nuestra actividad como padres no implica imponerles a nuestros hijos cargas que no puedan sobrellevar o que les sea muy difícil de sobrellevar, sino que su carga en la vida sea ligera porque nosotros les damos los elementos necesarios para que ellos puedan llevar la carga que les toque con gozo.

Hoy en día, en el mundo, y en algunos casos dentro de la misma iglesia de Cristo, no está sucediendo. Cada día son mucho más los casos de niños que padecen stress, diabetes, gastritis, etc., todas de origen nervioso, por la cantidad de cargas que no solo en los centros de estudios les están dejando, sino porque los padres están ejerciendo una presión muy fuerte sobre ellos en lo emocional y lo físico, por diversas causas, en lugar de darles apoyo. Muchos padres, erróneamente pero buscando lo mejor para sus hijos, asumen la posición de “ogros” o “regañones” para relacionarse con sus hijos, cuando el amor y el cariño es lo que abre las puertas de su corazón hacia ellos, en lugar de lo otro. Incluso en el mundo hay un dicho que es aplicable y que afirma esto mismo: “más se logra con miel que con hiel”.

La paternidad, tanto desde la perspectiva de los padres, como desde la de los hijos, debe ser algo que ambos gocen, que sea un disfrute y no una carga; que llegar a la casa para los padres y los hijos sea un motivo de alegría y no una cuestión de temor y pesadez.

Cuando la Palabra habla de “pastos”, uniéndolo a “aguas”, “descanso” y “reposo”, está hablando de la provisión de los padres hacia los hijos, que no solo es para sus necesidades físicas sino también para sus necesidades emocionales y espirituales. Los padres somos los responsables delante de Dios de proveer, mediante nuestra relación con Él, todas las necesidades de nuestros hijos. No solo de comida porque ellos no son ganado de engorde sino personas, no solo de ropa y casa y buena educación, porque no son solo cuerpos. De todas sus necesidades porque ellos son seres integrales.

Y finalmente el pasaje habla de pastoreo, y ello implica guianza, dirección. Nuestros hijos no solo necesitan que les demos normas, reglas, instrucciones, etc., nuestros hijos necesitan que nosotros les acompañemos en el proceso de ponerlas en práctica a través de nuestro ejemplo. Ellos van a aprender más de nuestro ejemplo que de nuestras palabras. Necesitan que les dediquemos el tiempo suficiente para estar con ellos enseñándoles como hacer las cosas que les estamos enseñando, y también necesitan vernos a nosotros en las situaciones diarias de nuestras vida, aplicando los mismos principios, reglas, instrucciones y normas que les estamos pidiendo a ellos que aplique.


Conclusión.

Si nuestros padres, por algunas razones que seguramente ni aún ellos mismos puedan comprender, no hicieron de la paternidad algo agradable para nosotros, necesitamos perdonarles. Ellos solo nos dieron lo poco que ellos recibieron y aún cuando se hubieran equivocado, lo hicieron muy probablemente pensando que era lo mejor para nosotros. Pero gracias a Dios que a pesar de esas carencias, el Señor las suplió en nosotros porque nos ha traído hasta aquí, nos ha levantado, nos ha bendecido, está en el proceso de enseñarnos a vivir de una manera que traiga a nuestras vidas y a las de nuestras generaciones bendición, y ha estado a nuestro lado ayudándonos, sosteniéndonos, levantándonos, animándonos, para llevar nuestras vidas a otro nivel en El.



17 Ago 2014