Módulo 220. Señales de la apostasía.
CONDICIONES Y RESULTADOS.
De las formas de operación del diablo que nos enseña la Biblia (2 Cor 2:11) para que no ignoremos sus maquinaciones y caigamos víctimas de ellas, podemos deducir que el diablo no es creativo. Lo mismo que ya usó en la antigüedad, lo seguirá usando en estos tiempos.
Y en la antigüedad, para promover todas sus obras, además de la persecución y el asesinato, procuró que dentro del pueblo de Dios existieran algunas condiciones previas como: ceguera espiritual, ignorancia o conocimiento superficial de la Palabra, religiosidad, corrupción (pecado), malicia (motivos carnales), enseñanzas falsas o de verdades a medias, etc.
Y en estos tiempos, cercanos a la segunda venida de Cristo, tal como está escrito, esas cosas serán las mismas que procurará establecer dentro de la iglesia, para nublar, cegar, cerrar, obstaculizar, desviar, etc., nuestro entendimiento respecto a la verdadera fidelidad de Cristo, en por lo menos, las siguientes maneras:
Doctrinas y/o enseñanzas que, aparentando base bíblica, serán engañosas, de la misma forma que lo fueron los argumentos que el diablo trato de usar con Jesús cuando le tentó en el desierto (Mat 24:11-12, 2 Ped 2.1-3)
Apostasía, que es la acción de abandonar públicamente la verdadera fe en Cristo después de haberla profesado, desertar, cambiar de opinión, doctrina o forma de pensamiento respecto a ella (2 Tes 2:3-4).
Espíritus de error y doctrinas de demonios que mezclaran enseñanzas bíblicas con doctrinas del mundo, especialmente el humanismo secular (1 Tim 4:1).
Doctrinas que con apariencia de piedad, no contribuirán en nada a la verdadera fe en Cristo, convirtiéndose en prácticas religiosas inútiles (2 Tim 3.1-5).
Doctrinas que con aparente base bíblica serán el resultado de los deseos de la carne: avaricia, codicia, vanagloria, egoísmo, que se enfocarán en la comodidad, seguridad, materialismo, fama y dinero, tal como en la Iglesia de Laodicea: “soy rico, de nada tengo necesidad” (Apo 3:17, 2 Tim 3:1-5, 2 Tim 4:3-4, 2 Ped 2:1-3)
De las formas de operación del diablo que nos enseña la Biblia (2 Cor 2:11) para que no ignoremos sus maquinaciones y caigamos víctimas de ellas, podemos deducir que el diablo no es creativo. Lo mismo que ya usó en la antigüedad, lo seguirá usando en estos tiempos.
Y en la antigüedad, para promover todas sus obras, además de la persecución y el asesinato, procuró que dentro del pueblo de Dios existieran algunas condiciones previas como: ceguera espiritual, ignorancia o conocimiento superficial de la Palabra, religiosidad, corrupción (pecado), malicia (motivos carnales), enseñanzas falsas o de verdades a medias, etc.
Y en estos tiempos, cercanos a la segunda venida de Cristo, tal como está escrito, esas cosas serán las mismas que procurará establecer dentro de la iglesia, para nublar, cegar, cerrar, obstaculizar, desviar, etc., nuestro entendimiento respecto a la verdadera fidelidad de Cristo, en por lo menos, las siguientes maneras:
Doctrinas y/o enseñanzas que, aparentando base bíblica, serán engañosas, de la misma forma que lo fueron los argumentos que el diablo trato de usar con Jesús cuando le tentó en el desierto (Mat 24:11-12, 2 Ped 2.1-3)
Apostasía, que es la acción de abandonar públicamente la verdadera fe en Cristo después de haberla profesado, desertar, cambiar de opinión, doctrina o forma de pensamiento respecto a ella (2 Tes 2:3-4).
Espíritus de error y doctrinas de demonios que mezclaran enseñanzas bíblicas con doctrinas del mundo, especialmente el humanismo secular (1 Tim 4:1).
Doctrinas que con apariencia de piedad, no contribuirán en nada a la verdadera fe en Cristo, convirtiéndose en prácticas religiosas inútiles (2 Tim 3.1-5).
Doctrinas que con aparente base bíblica serán el resultado de los deseos de la carne: avaricia, codicia, vanagloria, egoísmo, que se enfocarán en la comodidad, seguridad, materialismo, fama y dinero, tal como en la Iglesia de Laodicea: “soy rico, de nada tengo necesidad” (Apo 3:17, 2 Tim 3:1-5, 2 Tim 4:3-4, 2 Ped 2:1-3)
26
Sep
2014