Estudio Bíblico

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Módulo 215. El libro de Nehemías y la visión.



Tema No. 7.

NEH 2:18. Visión y sacrificio personal.

Los demás no van a asumir compromisos, riesgos ni sacrificios mayores de los que nosotros estemos dispuestos a correr para el cumplimiento de la visión.
• Nehemías estuvo dispuesto a dejar su alta posición como funcionario de gobierno, y por supuesto, su salario como tal, para llevarla a cabo.
• Igualmente, para los habitantes de Jerusalén implicaba un trabajo extra y dejar de lado por algún tiempo sus actividades personales y profesionales.
• No esperemos que los demás se tomen riesgos mayores que los que nos tomemos nosotros, o se sacrifiquen más que nosotros.
Hay algo de falso en una persona que lanza una visión por la cual no están dispuestos a hacer sacrificios personales.
• Si Dios he hecho nacer una visión en nosotros, sólo es cuestión de tiempo hasta que llegue el momento del sacrificio.
• Con toda seguridad, lo que hagamos en ese punto es lo que va a determinar el éxito o el fracaso futuro de la visión.
• Ciertamente, va a determinar nuestra capacidad para captar el apoyo de los demás.
• Si cruzamos la línea del sacrificio, nuestro potencial para hacer que otros la crucen va a aumentar notablemente, pero si damos marcha atrás, nos pasaremos la vida preguntándonos cómo habrían sido las cosas.
Toda visión que valga la pena seguir va a exigir sacrificio y riesgo.
• Nos va a requerir que abandonemos el bien presente por el mejor en potencia, dejar lo que es cómodo y familiar para abrazar lo incomodo y desconocido.
• Y mientras tanto, nos va a perseguir el temor de que esa cosa en la que estamos invirtiendo tanto de sí mismos, no llegue a funcionar.
• Al seguir una visión de Dios, el sacrificio y el riesgo son inevitables (aún Jesús tuvo que pasar por allí).
• Permitir que el precio y las inseguridades nos hagan replegarnos en cuanto a dedicación, o irnos saliendo de ella poco a poco, es abrirle las puertas al fracaso.
Las visiones implican cambios de una situación dada a una nueva, y no se van a convertir en realidad mientras no haya alguien dispuesto a saltar hacia ella.
• Siempre va a exigir que nos consagremos de todo corazón a lo que podría ser (por ejemplo: David frente a Goliat, Pedro al caminar sobre el agua, Pablo al llevar el evangelio a los gentiles, etc.).
• Es la disposición nuestra a romper las barreras que imponen el riesgo y el sacrificio la que pone a la visión en la posición de ver que se convierte en realidad lo que podría ser.
La diferencia entre los que tienen una carga y los que realmente hacen algo no está en los recursos (los recursos siguen a la visión), sino en la disposición a tomar riesgos y hacer sacrificios.
• La gente que cambia las cosas en este mundo se consagra a lo que podría ser, antes de saber de dónde va a llegar el dinero.
• Les basta su visión para dar el salto.
No se puede guiar a la gente más allá de lo que uno mismo está dispuesto a ir.
• No se puede lanzar una visión atrayente para los demás, si no se demuestra que se está dispuesto a hacer sacrificios y correr riesgos.
La incertidumbre de un líder se hace siempre más grande en el corazón del seguidor.
• Los seguidores, antes de aceptar nuestra visión, deben aceptarnos a nosotros como líderes, y ello va a requerir de nosotros valor y firmeza, que nos lancemos como si estuviéramos totalmente seguros de los resultados.
Como líderes tenemos la responsabilidad de retar a nuestros seguidores a ir adonde nunca han ido. Como líderes debemos abrir el camino, tanto en el sacrificio como en el riesgo. Debemos tener ambos pies firmemente plantados en la visión.

Sacrificio y adoración (Mat 19.29).
Cuando una persona está dispuesta a dejar algo valioso para seguir una visión dada por Dios, El lo considera un acto de adoración.
Adorar es darle un gran valor a alguien. Es reconocer la grandeza de Dios, y reaccionar ante ella de una manera adecuada.
Cuando nos sacrificamos para hacer aquello que Dios nos ha puesto en el corazón que hagamos, estamos reconociendo su grandeza y reaccionando ante ella.

Sacrificio y renovación espiritual.
El sacrificio por el bien de una visión dada por Dios le abre el camino a la renovación espiritual tanto personal como del grupo de seguidores y otras personas.
• Y la renovación espiritual comienza muchas veces con el sacrificio (comodidad, seguridad, la tradicional, la zona cómoda, morir a nosotros, crucificar la carne, confiar en Dios en un 100%).
• Por medio del sacrificio nos sometemos a aquello que Dios quiere hacer. Nos sumamos de manera palpable a aquello que Dios quiere hacer, a Su agenda, pagando nosotros mismos el precio.
• El resultado neto es que nos sometemos a Dios completamente. Este simple acto de humildad casi siempre inicia el avivamiento.
En el caso de Nehemías, la reconstrucción de los muros fue el principio de un avance espiritual para Israel.
• Al asirse a la visión, se vieron forzados a desasirse de sus tesoros, su tiempo y la confianza en ellos mismos. Dios se aprovechó de la oportunidad.
La razón por la cual el sacrificio físico tiene muchas veces por consecuencia una renovación espiritual es "porque donde este vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (Mat 6:21).
• Nuestro corazón y nuestro tesoro están enlazados.
• Cuando hacemos un sacrificio por el bien de una visión dada por Dios, es como si le estuviéramos entregando a nuestro Padre Celestial la llave de nuestro corazón.
Nuestra visión no habrá capturado realmente nuestro corazón, mientras no capture, entre otras cosas, nuestra billetera.
• Cuando consagramos nuestro tesoro (dinero, tiempo, seguridad, etc.) a la visión, nuestro corazón la seguirá.
• Cuando soltamos de las manos nuestro tesoro, El hace que la garra mortal del mundo suelte nuestro corazón.
• Cuando aplicamos nuestras manos a una visión dispuesta por Dios, El comienza a poner orden de nuevo en nuestro corazón también.
• Estos pasos iniciales de fe son los que sellan nuestro compromiso.
• Lo que había sido una idea, se convierte en una pasión.
• Lo que nos llenaba la cabeza, ahora nos tiene asido el corazón.



26 Sep 2014