Estudio Bíblico

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Módulo 215. El libro de Nehemías y la visión.



Tema No. 10.

NEH 13:6. El mantenimiento de la visión.

Exige una atención constante.
La gente muchas veces no actúa correctamente. Se le ocurren ideas que no son prácticas y les cuesta trabajo ver más allá de sus necesidades más apremiantes.
• Para mantener la visión caminando hacia delante hace falta la atención constante del visionario.
• La conservación de la integridad de la visión exige que su navegante esté totalmente dedicado a ella.
Nehemías, cuando se despidió de los habitantes de Jerusalén, después de doce años de estar con ellos regresó a Babilonia al servicio del rey Artajerjes, tal como lo habían acordado cuando le compartió su visión y le fijo tiempo para regresar.
• Era el tiempo que Nehemías había supuesto que sería el suficiente para que todo marchara bien.
• Y efectivamente, cuando Nehemías salió de Jerusalén todo marchaba mucho mejor de lo que se había imaginado, porque habiendo venido para restaurar los muros de la ciudad, realmente había participado en la restauración espiritual y real de la nación.
La Biblia no indica cuanto tiempo duró la ausencia de Nehemías, pero finalmente le pidió permiso para regresar a Jerusalén (Neh 13:6).
• Una vez más el rey fue amable con él, y le permitió dejar de servirlo.
• Seguramente Nehemías esperaba hallar las cosas más o menos como las había dejado.
• Pero al haber estado fuera de la escena, el clima espiritual y social nuevamente se había deteriorado (Neh 13:7)
Ello nos enseña dos cosas:
• Que el responsable de desarrollar, mantener y consolidar la visión es el visionario, hasta que el Señor lo llame a Su presencia.
• Que el visionario necesita preparar otros líderes visionarios, que una vez que él falte, puedan seguir con la visión de Dios, porque la visión de Dios no es solo para un tiempo (Jn 14:12, Isa 59:21)- Como El es eterno, todo lo que hace, si no es eterno también, es para un largo plazo. Por eso fué conocido como el Dios de Abraham, Isaac y Jacob (un Dios tri-generacional) (Exo 3:6, 3:15). La visión siempre va a necesitar continuadores. Los visionarios necesitan preparar hijos espirituales para que sean herederos de la visión y la continuen.
Cuando Nehemías vio lo que estaba pasando, se enojó, y con razón.
• Habían sido necesarios grandes esfuerzos de muchas personas para enderezar los males sociales y espirituales que habían sido los causantes de la destrucción de la ciudad.
• Por eso, hizo lo que todo visionario hace cuando la visión se sale de su curso. Retomó el liderazgo y con valentía y radicalmente corrigió lo que se había salido de la visión.

Exige osadía del líder.
Comenzó con arreglar el problema de raíz, en el más alto nivel posible, con Eliasib (Neh 13:7-9).
Después de ello siguió con las ramificaciones del problema: "reprendió" a los funcionarios de la ciudad (Neh 13:10-13).
No era momento para tener misericordia. Era demasiado lo que estaba en juego.
• Lo que podía y debía ser nunca llegaría a ser, a menos que se tomaran medidas extremas (Neh 13:17-18, 25-27).
• Cuando alguien adopta una posición moral en una atmósfera decadente, siempre va a parecer extremista para aquellos a quienes se les piden cuentas por su conducta.

Se debe basar en la visión.
La violación de las normas es una amenaza para la visión.
• De ninguna manera pueden ser tolerados.
• Y si es necesario, hay que hacer ajustes en el equipo de trabajo, nuevos nombramientos, colocando en los puestos de autoridad personas espirituales y altamente confiables (Neh 13:13).
• Para convertir en realidad nuestra visión, tenemos que estar dispuestos a tomar decisiones valientes, y muchas veces, poco populares, por el bien de lo que podría y debería ser.
Los grandes cambios deben estar enraizados en la visión.
• La profundidad de los cambios debe ir relacionada con una claridad equivalente de conexión a la visión.
• Si no lo está, es fácil que se interprete la decisión como una búsqueda de poder o de control.
Igualmente deben estar enraízados en los valores.
• Cuando llegue el momento de actuar con valentía, lo más probable es que tengamos que recurrir a hacer un llamado a un regreso a ellos y a las formas de actuación básicas relacionadas con la visión.
• Si desde el principio no están claros, no vamos a tener un contexto identificable para lo que estemos haciendo y las decisiones que estemos tomando.
• Llamar al cambio sin el beneficio de esas creencias, principios y valores claramente definidos es como evaluar el rendimiento de alguien sin que este haya recibido jamás una descripción de sus responsabilidades.

Nuestro llamado.
Tal vez se le ocurra a alguien que este principio va en contra de la gracia, la comprensión, el amor y otros valores del Nuevo Testamento.
• Pero este principio no se halla fuera de los límites de la conducta y el carácter cristiano.
• Jesús mismo fue modelo de este tipo de liderazgo (Mat 21:12-13).
• Jesús sabía lo que todo visionario termina descubriendo: no siempre las cosas funcionan cuando uno se comporta con amabilidad.
• Y andar esperando que la gente eche a andar por sí misma para resolver un problema es algo que puede ser devastador para una visión.
• Cuando surgen los problemas, el líder se debe alzar a la altura de la situación y actuar de forma decisiva.
En nuestra vida, constantemente vamos a tener oportunidades de levantarnos para llamar al cambio (1 Sam 2:29)
• No evadamos nuestra responsabilidad de llamar a una reforma cuando las cosas comiencen a deslizarse por donde no deben. En nuestro ámbito de autoridad, visión, responsabilidad, liderazgo, nosotros somos los que mejor conocemos lo que podría y debería ser. No nos conformemos con cada inferior a eso.
Si, va a ser penoso. No; no todos van a comprender. ¿Y qué?
• Pensemos en lo que está en juego. Guiemos con osadía.
• No nos conformemos a dejar que las cosas vayan tomando un rumbo distinto al que Dios hizo nacer en nuestro corazón en aquellos primeros días.
• No tengamos miedo en cuanto a pedirle cuentas a la gente de acuerdo con las normas previamente acordadas.
• No toleremos aquellas cosas que tienen el potencial de desviar nuestra visión. Enfrentémonos a ellas. Si no lo hacemos, vamos a tener la tendencia de comenzar a distanciarnos de la gente problemática y de los ambientes que no se hayan definido. Entonces, las cosas solo podrán empeorar. Al fin y al cabo, lo que no se controla se suele volver incontrolable (1 Sam 2:30).
• Desarrollemos una sana intolerancia por aquellas cosas que tienen el potencial de obstaculizar el progreso hacia lo que podría y debería ser; aquellas cosas que Dios nos ha puesto en el corazón que hagamos.

26 Sep 2014