Estudio Bíblico

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Los nombres de Jesús.



El Árbol de la Vida​.

En Apo 2:7, la Palabra llama a Jesús el dador del fruto del "Árbol de la vida": "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios."

Este pasaje es una clara referencia a Gen 2:8ss y Apo 22:2 (la Nueva Jerusalén). En el primer caso, Dios pone en el huerto del Edén el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. El único árbol cuyo fruto Adán y Eva no podían comer era el del árbol del conocimiento del bien y del mal (Gen 2:8-9, 2:15-17). ¿Por qué?. El árbol de la vida representa a Cristo y Su Señorío en tanto que el árbol del conocimiento del bien y del mal representa al Espíritu Santo (Isa 11:2), que es enviado por el Hijo para que sea nuestro Ayudador precisamente para que vivamos esa vida de obediencia y señorío de Cristo en nosotros (Jn 14:15-17) y podamos recibir todas las bendiciones del cielo (espirituales, emocionales y físicas, Mat 6:33) sin que ellas nos lleguen a dominar, esclavizar y apartar del Señor (1 Jn 2:15-17).

El proceso era que ellos primero debían de "comer" del Señorío de Cristo y entonces, con seguridad, iban a recibir la instrucción de que comieran del árbol del conocimiento del bien y del mal, de tal manera que pudieran gozar de todas las bendiciones del Reino de Dios (Mat 6:33). Pero al desobedecer ellos quisieron disfrutar de todas las añadiduras pero sin vivir bajo el Señorío, igual que hoy pasa con muchos que se dicen cristianos, que solo están buscando las añadiduras (éxito, provisión económica, solución de sus problemas) pero no están dispuestos a vivir bajo la obediencia a la Palabra de Dios, bajo el Señorío de Cristo.

En Apo 22:2-5 aparece de nuevo el Árbol de la Vida: "En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos."

En este pasaje observamos que inmediatamente al hablar del Árbol de la Vida y de sus beneficios, el relato pasa al del Trono de Dios y del Cordero, estableciéndose una unidad perfecta entre los dos elementos (el Árbol, que representa a Cristo, y el Trono, que representa a Dios), y entre Dios y el Cordero (que comparten Ciudad y Trono).

Lo que despues de la Caída fue prohibido, ahora es prometido; aquellas cosas que como humanos aún con un cuerpo en proceso de muerte y con una mente y un corazón que aún abrigan pensamientos y motivaciones carnales, no podemos disfrutar, las gozaremos entonces. Viviremos en una nueva plenitud que se describe al final de Apocalípsis, y de la cual la plenitud que hoy podamos experimentar, no es sino una mínima parte, las primicias de esas delicias y plenitud que solo existen reservadas en la eternidad para nosotros:

Heb 11:39-40. "Y todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros."

Este árbol, guardado o escondido después de la caída de Adán, es la fuente u origen de la vida eterna. Los frutos de ese árbol alimentan la vida eterna. Para que Adán no comiera de ellos después de su caída en pecado, y no viviera eternamente, Dios lo echo del paraíso pues la paga del pecado es muerte. Con la muerte de Cristo en la Cruz, una parte de los frutos de ese Árbol se hicieron disponibles para nosotros, los que creemos en el Nombre de Cristo (Dios, Señor, Salvador y Juez), pero la plenitud y totalidad de ellos los viviremos eternamente en la Nueva Tierra y el Nuevo Cielo donde pasaremos la Eternidad con Cristo. De tal manera que el comer del Árbol de la Vida (que ya podemos comer) representa nuestra perfecta unión con el Señor Jesucristo que ya es en lo espiritual, pero se va perfeccionando gradualmente en nuestra alma hasta el día de Jesucristo en que será plenamente perfeccionada (1 Tes 5:23, Fil 1:6) y en la resurrección de nuestros cuerpos, cuando recibiremos un cuerpo glorificado.

01 Nov 2014