Estudio Bíblico

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Visión, liderazgo, provisión, excelencia y mayordomía.



VISION, LIDERAZGO, PROVISIÓN, EXCELENCIA Y MAYORDOMÍA.


TEMA 01. LA VISIÓN: EL ARMA MÁS PODEROSA DE UN LÍDER.



NO HAY LIDERAZGO SIN VISIÓN (Hch 26:19)
Pablo no fue rebelde a la visión celestial.
No fue desobediente, ni la rechazó, ni se opuso, no hizo resistencia, no dejo de obedecerla.
Estaba totalmente dedicado a la visión, a las metas y al espíritu de su llamamiento (Fil 3:7-8).
Comunicó a otros sus convicciones (2 Tim 2.1-2).
Soportó todas las dificultades necesarias para alcanzarla (2 Cor 4:8-11, 11:23-33).
Se mantuvo alerta a los cambios (Dan 2:21) y se adaptó a ellos (culturales, sociales y políticos) de tal manera que nunca perdió relevancia (1 Cor 9:19-22).


PROV 29.18.
Cuando Dios llama, y El ya nos ha llamado a todos los creyentes (Efe 2:10), tarde o temprano también nos da una visión.
Visión: una imagen del futuro que Dios espera que logremos, que produce en nosotros una pasión por alcanzarla, y motiva a otros a apoyarnos en el proceso (Hab 2.2-4).
La visión de Dios es el combustible del liderazgo verdadero, lo que nos hace avanzar, la energía que nos pone en acción, que enciende nuestra pasión.
Es lo que mantiene enfocado nuestro esfuerzo año tras año.
Cambia el curso de todos nuestros planes.
No es solo para lo eclesiástico, incluye la totalidad de nuestra vida (1 Tes 5:23).
Dios nos ve integralmente:
• En nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo
• En nuestras actividades (Col 3:22-24): privada, familiar, laboral, eclesiástica, social.


¿QUÉ ES LA VISIÓN?
Hebreo “chazon”: una visión profética, sueño, oráculo o revelación, percepción de Dios.
Griego “horasis”: habilidad de percibir o discernir con los ojos de la fe el sueño que Dios pone en nuestro corazón.
Contiene un plan para la vida: es la revelación de los planes que Dios tiene para cada uno de nosotros (Efe 2.10, Jer 29.11).
Es el sueño inspirado por Dios que arde en nuestro corazón y nos motiva a cumplir el propósito de Dios para nosotros, y no solo a nosotros sino a otros que ven en nuestra visión, su propósito o parte de él (Hab 2.2-4) lo que nos lleva también a asumir un liderazgo (Num 11:16-17).


VISIÓN Y LIDERAZGO.
Una visión de Dios siempre va a implicar asumir un liderazgo en la familia, el trabajo, la iglesia, la nación, etc. (Amós 3:3: ¿adónde irán dos si no estuvieran de acuerdo?).
Donde hay más de una visión: di-visión.
Si no se tiene el mismo objetivo, no se puede trabajar en la misma obra.
Es necesario que quienes nos rodeen tengan la misma visión, el mismo propósito, el mismo objetivo. Para que algo crezca es necesario que todos tengamos el mismo sentir (Hch 1:14).


VISIÓN Y LA OBRA DE DIOS.
La obra de Dios no es para solitarios: nos puso en un cuerpo, es la obra de un equipo, un equipo comprometido con un líder y una visión.
Luc 11:17: una casa dividida contra sí mismo cae.
En cada familia, organización, nación y/o ministerio es necesario que haya solo una visión: la del hombre o mujer que Dios ha puesto por cabeza.


LIDERAZGO, VISIÓN Y EQUIPO.
Cuando Dios se propone hacer algo, siempre escoge a un líder para llevarlo a cabo.
• En la familia, un esposo.
• En una organización, un presidente.
• En una empresa, un empresario.
• En un pueblo, un Moisés.
• En la iglesia universal, a Cristo.
• En la iglesia local, un ministro.
Después que Dios escoge al líder, lo rodea de personas que lo van a ayudar a realizar esa visión.
• Para el esposo, una esposa e hijos.
• Para una organización o una empresa, los colaboradores.
• Para un pueblo, los ciudadanos.
• Para la iglesia, los miembros, líderes-ayudantes.
La obra de Dios es la obra de un equipo (un cuerpo) comprometido con su líder y su visión (Exo 18:19-22, Num 11:16-17).
• Moisés primero enseñó la Palabra de Dios.
• Después eligió a los setenta.
• Dios le dio la opción de escoger a las personas que él quería en su equipo.
• No fueron escogidos por votación, ni por popularidad ni por Dios.
• Fueron escogidos por Moisés
• Después de escogidos fueron activados y habilitados por Dios.
• Les transfirió el mismo espíritu que había en Moisés (delegación de autoridad).
Servimos a Dios y al pueblo, pero nuestro servicio a Dios y al pueblo siempre comienza por la obediencia y lealtad al líder bajo el cual Dios nos ha puesto (Rom 13:1-7): es para nuestra protección.
La lealtad a Dios de los líderes pasa primeramente por la lealtad con el siervo de Dios que está sobre ellos.
• Antes que líderes somos siervos.
• Esa es la condición de Dios para recibir el manto o espíritu del líder.
• El ministerio no se aprende en una escuela o en un seminario.
• Se aprende en el servicio y bajo la autoridad de un líder.
• El liderazgo de Dios es servidor (Luc 10:42-45, Mat 20.26).
Antes de que Dios nos dé autoridad, tenemos que probar nuestra fidelidad en la casa de Dios y al líder que Dios ha puesto sobre nosotros.
Fil 2.19-22: no es un servicio de obligación sino de amor respetuoso y fraternal que se identifica con un mismo sentir y no busca su propio interés; es un servicio en amor, sujeción y fiel.


INFIDELIDAD Y DI-VISIÓN.
Los líderes, siempre, son llamados a servir primeramente a su líder (Ecle 5:8).
1 Sam 15:19-24: Saúl desobedeció a Samuel (su líder), lo que implicó infidelidad; como consecuencia, perdió su posición de autoridad y el reino.
Todo líder debe obrar de acuerdo a la visión y dirección de su líder y no a la del pueblo que está con él.
Exo 32: Aarón desobedeció a Moisés (su líder), escucho al pueblo y por poco pierde la vida.
Jesucristo ejerció su ministerio bajo la dirección del Padre y no de la del pueblo.
Hay personas que tienen un llamamiento de Dios, han sido separados por Dios y llevan la unción del Espíritu Santo pero rehúsan someterse a las autoridades que Dios ha puesto sobre ellos.
• Espíritu independiente y de rebelión: espíritu de Absalón.
• Contaminan a los que les siguen: transfieren su espíritu independiente y rebelde.
El liderazgo de Dios no es dictatorial sino servidor (Luc 10:42-45). No tiene derecho a manipular ni a controlar (Mat 20.26).


LA VISIÓN PERSONAL.
La mayor pobreza no es la carencia de bienes sino la carencia de visión.
La mayor tragedia no es la muerte sino la carencia de visión (muertos en vida).
Sin una visión para nuestra vida nunca nos vamos a convertir en todo lo que Dios quiere y ha planeado para nosotros (Efe 2:10, Jer 29.11, Prov 4:18).
La diferencia entre el éxito y la derrota casi siempre es una visión.
La persona exitosa es motivada y movida por algo más grande que ella y que las circunstancias temporales.
Una persona sin visión ve las cosas y las circunstancias como son y pregunta ¿por qué?
Una persona con visión ve las cosas y las circunstancias como podrían ser y pregunta ¿por qué no?
Los sueños y las visiones que Dios nos da nos revelan una imagen que a través de la perseverancia, el trabajo duro, la fe, la esperanza y la cooperación (Mat 7:7-8) se hacen realidad.
El justo vivirá por fe, plenamente convencidos de que Dios no solamente puede hacer lo que promete sino que desea hacerlo (Rom 4:18-21):
Creer en esperanza (humana) contra esperanza (divina).
No considerar las circunstancias (no depende de ellas el cumplimiento de la visión).
Ver a Dios (El es el autor y consumador de nuestra fe, de nuestra visión).
No dar lugar a la incredulidad: oponernos a ella con todas nuestras fuerzas y con la Palabra.
Hacer nuestro mejor esfuerzo en todo, confiando que Dios hará el resto.


CLAVES PARA ENCONTRAR LA VISIÓN DE DIOS PARA NOSOTROS:
El principio: la visión del líder (o líderes: padre, jefe, pastor) bajo el que nos trajo para prepararnos (Amos 3.3: ¿adónde irán dos si no estuvieran de acuerdo?).
Después (Isa 54:2): ensancharnos en la misma visión, particularizar la parte que nos corresponde dentro de esa visión macro para continuarla.


EL PROCESO DE LA VISIÓN.
Primero: ver la imagen del futuro que queremos alcanzar, que transforma nuestra vida, hace que nuestro pulso se acelere. Lo más probable es que la veamos a través de presenciar o experimentar una obra de Dios que otra persona ya está haciendo.
Segundo: dice “creo que puedo dedicar mi vida a esto, que vale la pena hacerlo, que nací para esto” (aparece la pasión).
Tercero: asumir la responsabilidad por ella en todos los aspectos.
• Comunicarla (si tenemos seguidores con nosotros).
• Mantenerla.
• Dirigirla.


LA PASIÓN DE UN LÍDER.
Es la fuerza del sentimiento que acompaña una visión dada por Dios.
El diseñó a los líderes (y todos los creyentes lo somos) para experimentar profundamente sus anhelos, deseos e impulsos, y para expresarlos a plenitud.
Nunca debemos disculparnos por esa pasión, esa fuerza, esos sentimientos.
La pasión es contagiosa: vigoriza, energiza a otros para seguirla (en principio, nuestra familia; posteriormente, nuestros seguidores).


ASUMIR LA RESPONSABILIDAD.
La visión debe “poseernos” y nosotros poseer la visión (Hch 20:24, 2 Cor 5:14, Rom 1.14-16).
Nuestra agenda, vida, enfoque, pasión, prioridad van a girar alrededor de la visión y solamente alrededor de ella.
Si Dios nos da una visión (y nos la da), desperdiciarla, menospreciarla, descuidarla, hacerla a un lado constituye un pecado inimaginable. Vamos a dar cuentas de ella.
• Asumir nuestra responsabilidad.
• Dedicarle nuestras vidas.
• Por eso Dios nos hizo de la manera en la que nos hizo.
• Es nuestro llamado único y especial.




TEMA 02. PROVISIÓN Y VISIÓN.



DIOS NOS CREÓ CON UN PROPÓSITO.
A todos sus hijos Dios nos creó con un propósito (Efe 2.10).
Para entender el propósito necesitamos conocer y buscar a Dios (Efe 1:17-19).
Cuando entendemos el propósito Dios nos da una visión (las cosas específicas que El quiere realizar a través de nosotros en el cumplimiento del propósito) (Prov 29.18).


LA PROVISIÓN ES PARA LA VISIÓN.
Cuando Dios nos da una visión, esa visión requiere recursos de diversos tipos para ser llevada a cabo.
Como Dios todo lo hace perfecto, junto con la visión, el va a traer la provisión (Sal 139:13-16, Fil 4:19).


LO QUE ABARCA LA VISIÓN.
Provisión es una palabra compuesta de dos palabras: pro-visión, que significa en favor de la visión.
Como la visión abarca nuestra vida entera (no es una visión solo para un aspecto de la vida), entonces, todo lo que Dios permite que venga a nuestra vida, o lo trae, es una provisión para la visión (Rom 8:28):
• Para los que amamos a Dios (queremos hacer Su voluntad).
• Todas las cosas obran para bien o a favor (provisión)
• Esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.


¿CUÁLES SON TODAS ESAS COSAS?
Personas, relaciones y posiciones.
Experiencias, circunstancias, situaciones, problemas.
Oportunidades.
Habilidades, capacidades, destrezas, conocimientos.
Bienes, posesiones, riquezas, dinero, cosas materiales.
Todas las cosas son todas las cosas.


LAS PERSONAS Y LAS RELACIONES COMO PROVISIÓN.
La visión siempre está relacionada con las personas y las relaciones porque Dios es un Dios personal y relacional. Como herederos de la bendición de Abraham (Gen 12.2-3), nuestro propósito y visión siempre incluye como prioridad bendecir a las demás personas.
Para formarnos (Prov 27:17).
Para enseñarnos.
Para ejercitarnos a soportar y perdonar (Efe 4:2, Col 3:13) y amar incondicionalmente.
Apoyos para alcanzar la visión (Hab 2:2-4).
Para ministrarlos y desarrollar nuestros dones, talentos y habilidades.
Etc.


LAS EXPERIENCIAS, CIRCUNSTANCIAS, SITUACIONES Y PROBLEMAS COMO PROVISIÓN.
Poner en práctica, ejercitar y desarrollar los dones, talentos y habilidades que Dios nos ha dado (no vamos a ser expuestos a una situación que no podamos enfrentar con lo que Dios ya nos ha dado, 1 Cor 10:13).
Ejercitar nuestros sentidos en el discernimiento del bien y del mal (Heb 5:14).
Ejercitarnos para utilizar bien en medio de ellas la Palabra de Verdad (2 Tim 2:15).
Aprender como resolver los problemas y recibir la consolación de Dios para ayudar y consolar a otros en las mismas situaciones (2 Cor 1:4).
Etc.


LAS OPORTUNIDADES COMO PROVISIÓN.
Nos permiten descubrir nuevos dones, talentos y habilidades que Dios ha puesto potencialmente en nosotros de tal manera que de allí en adelante las podamos aplicar, ejercitar y desarrollar (Prov 4:18).
Abren nuestra mente y nuestro corazón a nuevas dimensiones de la visión (nos ensanchan, Isa 54:2).
Nos ayudan a sobrepasar las limitaciones que nos hemos auto-impuesto (2 Cor 6:12).
Nos abren a nuevas relaciones y a otras personas que van a influir en nuestras vidas, el cumplimiento del propósito y el cumplimiento de la visión.


LAS HABILIDADES, CAPACIDADES, DESTREZAS Y CONOCIMIENTOS COMO PROVISIÓN.
Cuando fuimos concebidos en el vientre de nuestra madre, ello no fue un asunto de dos (nuestro padre y nuestra madre) sino de tres: Dios estaba allí.
El motivo de su presencia era ver que todo lo que necesitaríamos para cumplir con Su propósito fuera puesto en nosotros (Sal 139:13-16), es decir, los dones, los talentos, las habilidades, las capacidades necesarias para ello.
Toda circunstancia de nuestra vida, determinada o permitida por Dios, tiene por objeto, activar, desarrollar, perfeccionar, esos dones, talentos, capacidades y habilidades (Rom 8.28-29) para que estén listos para llevarnos al cumplimiento del propósito y visión de Dios para nosotros.


LOS BIENES, POSESIONES, RIQUEZAS, DINERO Y COSAS MATERIALES COMO PROVISIÓN.
La visión siempre requiere recursos materiales para llevarse a cabo.
Todo lo que recibimos, por medio de cualquier canal, viene de Dios para ayudarnos a alcanzar esa visión.
En nuestra vida, si hay una verdadera visión que viene de Dios, y hay una verdadera pasión para alcanzarla, no van a haber unos recursos para nosotros y otros para la visión.
Nosotros llegamos a ser la visión y todos los recursos que recibimos son para ella (Luc 18:29).





TEMA 03. EXCELENCIA.



DEFINICIÓN.
• Es sinónimo de perfeccionamiento.
• Mejorar las cosas contínuamente.
• Hoy más que ayer, mañana mejor que hoy (Fil 3:12).
• Completar, llenar.


PROV 4:18, FIL 1:6, EFE 4:12, 3 JN 2.
El deseo de Dios:
• La vida de los creyentes debe ser como la luz de la aurora: ir en aumento.
• La obra que Dios comenzó en nuestra vida la perfeccionará.
• El diseñó la Iglesia para que nos perfeccionara.
• El desea que seamos prosperados (mejoras contínuas) en todo.
Dios quiere que nuestras vidas hoy sean mejores que ayer y mañana mejores que hoy.
• El, para con todo y para con nosotros  excelencia, lo mejor.
• Lo mejor que tiene.
• Lo mejor que puede.
• Incremento constante.
• Sin escatimar nada.


NOSOTROS A SU IMAGEN: PROCURAR LA EXCELENCIA (MAT 5:48):
• Completo (en trabajo, crecimiento, mentalmente y carácter moralmente, etc.).
• Alcanzar madurez.
En qué (Efe 1:17, Efe 4:11-16).
• Para con Dios.
• Para con nuestro prójimo: familia, hermanos, todos los que están alrededor.
Ir en aumento cada día en: Efe 1:17-19, Efe 4:11-16.
• El conocimiento de Dios.
• En nuestro carácter.
• En nuestra conducta y desempeño.
• En nuestro servicio (servicio, trabajo, ministerio).
Cada día, aumentando (Fil 1:6).
• No solo una vez.
• No solo durante un período de tiempo.
• Todo el tiempo, toda la vida.


REQUIERE COMPROMISO.
No sucede automáticamente ni por inercia. Requiere de nuestra cooperación con los planes de Dios. Somos co-laboradores de El, trabajamos junto con El (1 Cor 3:9, 2 Cor 6:1).
Requiere:
• Convicción (Heb 11.1): una decisión constante, día a día.
• Compromiso, esfuerzo, dedicación (Jos 1:6-9, 2 Tim 2:2, Dan 11:35).
• Carácter: no dejarse vencer por el ambiente, problemas, obstáculos, presiones, etc.
• Amor a Dios y al prójimo (Mat 22:36-40).
• Caminar cada día la milla extra, diligencia (Mat 5:41-48).


RESULTADOS.
Superación constante.
Atraemos lo que somos: mejorías constantes.
Lo que sembramos, cosechamos: abundancia de bendiciones.
Bendición para nuestras familias (Isa 59:21).
Vivir conforme al propósito de Dios: plenitud de vida, prosperidad y abundancia, vivir en la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios.
Puede que los resultados no sean inmediatos, pero vendrán  persistencia, perseverancia, fe y paciencia.


EL CONFORMISMO: ENEMIGO DE DIOS.
Prov 4.18, Jer 29:11, Efe 2.10, 3 Jn 2: Dios quiere bendecir nuestras vidas abundante y crecientemente, que nuestras vidas mejoren contínuamente.
Pero el conformismo, la falta de excelencia, constituyen un obstáculo para nuestra bendición.
Impiden que avancemos, y con ello, que avance la bendición de Dios para con nosotros.
Apo 3:1-3, 3:14-19: las dos iglesias a las que el Señor reprende en Apocalipsis son iglesias que se habían conformado con sus “logros” y se habían quedado estancadas, sin avanzar (lo que equivale a un retroceso en el Señor: Prov 4:18).


LA FALTA DE EXCELENCIA, CONTRARIO A LA VOLUNTAD DE DIOS.
Mat 7:21-27  no todo el que me dice Señor, Señor entrará en el Reino de los cielos, aunque haya sido un obrero en la obra. Depende de hacer Su voluntad en todo, oír y hacer la Palabra en todo (excelencia, Fil 1:6).


LA NECESIDAD DE LA EXCELENCIA EN TODO.
1 Sam 3:12-14: el Sumo Sacerdote Elí fue juzgado por Dios fuertemente y desechado, a pesar de que había sido bueno en su oficio pero no fue un buen padre, dejando de estorbar el pecado de sus hijos.


LA NECESIDAD DE EXCELENCIA (MEJORA CONTÍNUA) EN TODA NUESTRA VIDA.
Jer 48.10: maldito, abominable, el que hace la obra de Dios indolentemente.
La obra de Dios: trabajo, empleo, propiedad, asunto, labor, obra, oficio, tarea, servicio, ministerio, etc. Todo en nuestra vida.
Indolencia: negligencia, engañoso, descuidado, despreocupado, irresponsable, distraído, apático, perezoso.



TEMA 04: CUATRO NIVELES DE MAYORDOMÍA.



VISIÓN Y PROVISIÓN.
Dios nos creó con un propósito (visión).
Junto con esa visión, el nos envía la pro-visión.
• Personas.
• Dones, dones, talentos, habilidades.
• Cosas, recursos y situaciones.
Necesitamos administrarlas (Mat 25:14-30).


GEN 1:26-28.
Dios nos creó a su imagen.
Para administrar Su creación en la tierra.
Resultados que El espera: fructificación, multiplicación, llenar, sojuzgar y señorear.
Todas esas actividades implican incremento.
Esa tarea de Dios está vigente para nosotros hoy (Luc 19.10).
Ello también aplica a la provisión que Dios nos envía para cumplir con Su visión.
1 Ped 4.10: somos Sus administradores de Su multiforme gracia (todo).
1 Cor 4:2: Dios requiere que como administradores seamos hallados fieles.
Sin embargo, ello no implica que lo vayamos a ser automáticamente.
Cuatro actitudes posibles en cuanto a nuestra mayordomía (Luc 16:1-12).
• Mayordomo mendigo.
• Mayordomo disipador.
• Mayordomo bueno.
• Mayordomo fiel.


MAYORDOMO MENDIGO.
El siervo negligente de la parábola de los talentos.
Todo lo quiere fácil, no quiere esforzarse para nada, no importa cuanto sepa, que tenga, donde viva, que pueda, etc.
Les deja a los demás la iniciativa de proveer lo que necesita, quisiera o pudiera lograr (Dios, los papás, la pareja, el jefe, el gobierno, la iglesia, etc.).
Hoy hay mendigos de todo: visa, derechos, ayuda del gobierno, dinero, etc.
Le pide todo a Dios pero no hace nada para encontrarlo (espera que todo lo haga El).
Al mendigo ninguna puerta se le abre porque no busca, no encuentra y tampoco toca (Mat 7:7-8).


MAYORDOMO DISIPADOR.
Descuidado.
Pudiendo hacer algo o mucho, no hace nada (negligencia).
Desperdiciar las cosas y los dones, talentos, y habilidades.
No apreciar a las personas que los rodean (usarlas).
No usar las circunstancias para desarrollarse, mejorar, perfeccionarse.
Vivir dentro de la inercia de la vida: dejarnos llevar por la corriente.
Vivir en el nivel de la mediocridad.
A la larga, pierde todo lo que tiene y las oportunidades de la vida: pobreza.
Deja a sus hijos en un nivel de vida inferior al que le dejaron sus padres.


MAYORDOMO BUENO.
Trabaja, se esfuerza, busca lo bueno, todo ello en el nivel de lo humanamente posible.
Alcanza sus metas y se acomoda, cuidándolas y manteniéndolas.
Tiene logros, se supera, mejora.
Disfruta los resultados de su trabajo y en general le va bien.
Obtiene el fruto de su esfuerzo natural, pero una vez lo logra, disminuye su ritmo, comienza a relajarse, solo se mantiene.


MAYORDOMO FIEL.
No se acomoda con lo bueno, ni con sus logros porque quiere lo mejor.
Obtiene lo del buen mayordomo, pero en mayor grado.
Tiene una visión de Dios para sí mismo, sobrenatural, y en lo que depende de El, se esfuerza más allá de lo natural para alcanzarla.
Usa todo lo que tiene más allá de sí mismo.
Mentalidad dadora en todos los aspectos, para construír el Reino y para bendecir a otros.
Cosecha más allá de su esfuerzo, no solo en el nivel de lo natural sino también en el nivel de lo sobrenatural: poder, autoridad, unción.
Pablo, prosiguiendo a la meta del supremo llamamiento de Dios.
La buena mayordomía comienza con las cosas, los bienes, el dinero (diezmar y ofrendar, Mal 3:8-12).
Las cosas materiales son la prueba para operar en las verdaderas riquezas. Si no somos fieles con ellas, ¿cómo Dios nos confiará las verdaderas?


CONCLUSIONES.
Para alcanzar la visión de lo que queremos en Dios, necesitamos pro-visión.
Para que la provisión venga, necesitamos el ejercicio de una mayordomía fiel con lo que ya tenemos.
La mayordomía fiel implica esfuerzo (2 Tim 2:1, Jos 1:6-9, Dan 11.32).
Necesitamos esforzarnos cada día para mejorar el nivel de nuestra mayordomía (Prov 4.18, Fil 1.6).


23 Jun 2008
Referencia: Ministerio.