Estudio Bíblico

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Mujer, propósitos (apuntes).



LOS PROPÓSITOS ESPECÍFICOS DE LA MUJER.



La mujer como mejoradora.
La mujer mejora todo lo que el varón es, así como la Iglesia está determinada para mejorar todo lo que Cristo hizo (Jn 14:12, Efe 1:21-23).
La mujer fue colocado por Dios en el Edén para ejercer dominio junto con el varón (Gen 1:28).
La mujer es la compañera del varón (Gen 2:18, Gen 2:23-25, Gen 1:28).
La mujer es buena para el varón (Gen 1:31, Gen 2:18).
La mujer es ayuda para el varón (Gen 2:18).
Una mujer puede ayudar grandemente a un varón a desarrollar su vida de una manera integral: espiritual, emocional y física.
Algunos varones solo necesitan una buena palabra de una buena mujer.
La mujer comparte la visión del varón (Gen 1:28, Ecle 4:9-12, Amo 3:3, Hab 2:2-4).
El mundo está lleno de mujeres frustradas que están viviendo con hombres que no van a ningún lado.
Cuando la mujer decide que está cansada de ayudar y que se va a convertir en el jefe, su hogar se mete en problemas.
En la función de dominio de la mujer como mejoradora, ella es líder conjuntamente con el varón: ella comparte su visión y trabaja con él para cumplir aquello para lo cual ambos fueron creados.
La mujer toma en sí quién es el varón y lo que el varón tiene y lo amplifica y extiende.
Activa, motiva, habilita al varón para que cumpla la visión y el propósito para el cual ambos fueron creados (o también lo “castra”).
Una de las maneras en que la mujer ayuda al varón a cumplir la visión es teniéndole respeto. Cuando una mujer no tiene ningún respeto por su marido, ni por el propósito de Dios para él, lo “castra” emocional y espiritualmente.
Cuando una esposa decide que quiere una visión completamente diferente para su vida en lugar de la visión de su esposo se produce una división en el matrimonio y en la familia que solo lleva a problemas (Amós 3:3).
Cuando la mujer cumple su rol de mejoradora del varón y de su liderazgo, el liderazgo de él es efectivo y la visión compartida de ellos se convierte en realidad.
La mujer es adaptable al varón (Gen 2:18, Gen 2:23-25).
La mujer se adapta a la fuente de recursos de donde vino.
Si una mujer entra en una situación o en un medio ambiente nuevo o extraño, ella tiene una mayor tendencia y facilidad a adaptarse a ello que el varón.
Debido a que ella es movida por estímulos del medio ambiente, ella es más emocional que el varón.
Cualquier cosa que el hombre le da a la mujer, o le deja de dar, la mujer generalmente tratará de adaptarse a ello (aunque, si es contrario a la naturaleza original del varón y de ella, no va a estar contenta).
La mujer no solo mejora la vida del varón, también mejora su propia vida.
En todas las maneras en que la mujer mejore la vida del varón, ella también va a estar mejorando su propia vida.
Es una con el varón.
Es líder “adjunta” y participante de la visión de dominio: mejora de todo el ambiente que la rodea.


La mujer como reflectora.
La mujer refleja todo lo que el varón es, así como Cristo refleja todo lo que el Padre es y la iglesia refleja todo lo que Cristo es.
La mujer refleja el amor que el varón le da, o el que no le da (cualquiera de las dos cosas).
La mujer fue diseñada para recibir amor (Efe 5:25, 28, 33) y para funcionar en amor.
Como ella es reflectora, el amor que recibe, lo va a reflejar dándolo. Por eso Pablo, en Efe 5:28 nos enseña que el que ama a su mujer a sí mismo se ama.
La mujer necesita recibir amor expresado a través del afecto manifestado en palabras o en gestos.
Muchos varones creen que ellos están expresando el amor adecuadamente a sus esposas al proveerles con las cosas básicas de la vida, o por medio de regalos costosos; esas cosas no expresan el verdadero amor.
La mujer necesita ser amada tal y como Cristo amó a la iglesia (Efe 5:26-27).
Si un varón va a dar amor a su esposa tiene que andar en la compañía de Jesús: aprender a amar como El ama.
El varón debe santificar a su esposa: ponerla aparte y en un lugar muy especial en su corazón y en su vida y valorarla como el tesoro y la joya más preciosa.
El varón debe edificar la autoestima de la mujer (o tarde o temprano la va a destruir si no lo hace).
La mujer representa la naturaleza del varón.
Jesús mandó a la iglesia al mundo para que fuera un reflejo de Si mismo, para que reflejara Su naturaleza.
Dios es amor, Cristo es amor, la iglesia debe reflejar amor: en eso conocerán que somos sus discípulos (Jn 13:35).
Jn 17:20-23: la gloria que le dio el Padre a Cristo, El se la ha dado a la Iglesia para que el mundo le conozca.
La mujer refleja todo lo que el varón es o no es (1 Cor 11:7).
Ella debería reflejar la esencia de todo aquello para lo que Dios creó al varón a Su imagen.
Frecuentemente los varones se encuentran en posiciones de autoridad sobre las mujeres, ejerciendo influencia sobre las perspectivas y actitudes de las mujeres.
Ellos deberían tratar a las mujeres con bondad y con amor cristiano para optimizar la naturaleza que Dios les ha dado a ellas (de lo contrario, la tergiversan).


La mujer como dadora de vida.
La mujer fue hecha por Dios para tener vientre y multiplicar la vida física.
Pero no solo eso: ella también tiene vientres emocional, mental y espiritual.
Cualquier cosa que se le de a una mujer, ella la va a multiplicar.
La mujer es una “incubadora” por naturaleza: ha sido dotado de muchas habilidades creativas que pueden ayudar a sus seres queridos, a ella misma y al mundo a desarrollarse. Posee la inclinación dada por Dios para desarrollar y darle nueva vida a las cosas, una habilidad transformadora.
Ve las posibilidades y el potencial.
Calcula las palabras, las acciones y las relaciones entre las cosas.
Procesa las palabras, ideas, necesidades y problemas.
Concibe e inventa.
Desarrolla ideas, planes y programas.
Protege lo que ha recibido mientras lo desarrolla.
Produce algo completamente nuevo de aquello que ha recibido.
Multiplica todo lo que se le da.
El vientre emocional: todo lo que un varón le da a una mujer, lo va a recibir devuelto, en una forma diferente.
Lo bueno, positivo, estimulante: rápidamente.
Lo malo, negativo, frustrante: más lento, pero seguro.
La mujer va a incubar las palabras del varón: éste tiene que cuidar mucho lo que le dice a la mujer, una mujer no olvida (Isa 49:15).
La mujer es una multiplicadora.
La iglesia: recibió 11 discípulos y a Pablo y los multiplicó en millones de creyentes.
La samaritana: lo que Jesús le dijo, lo multiplicó en cientos de creyentes.
La resurrección: el mensaje se los dio a las mujeres, ellas lo multiplicaron y lo esparcieron.
La oración generalmente atrae más mujeres que varones: ellas incuban la petición hasta que la dan a luz.
La mujer fue hecha por Dios para dar vida.
Cualquier cosa que un varón necesite ella se las va a ingeniar para hacerla y suplir la necesidad del varón (“necesita el toque de una mujer”).
Muchas mujeres tienen grandes dones de incubación no desarrollados; han sido tan golpeadas, menospreciadas, insultadas, desvalorizadas, disminuídas, por la vida y por las expresiones insultantes e hirientes de otros (varones y mujeres) que rara vez usan estos dones.


La mujer como consejera.
La mujer fue diseñada por Dios como ayuda idónea para el varón. El término hebreo para ayuda idónea también significa consejera.
La perspectiva particular desde la cual la mujer enfoca las cosas (inteligencia emocional) es complementaria a la que utiliza el varón (inteligencia racional).
La perspectiva completa no está en una sola de ellas, sino en la combinación de ambas.
Cuando un varón recurre a la mujer en busca de consejo, seguramente obtendrá una perspectiva más amplia de las cosas (aunque la mujer no esté totalmente en lo cierto).
Cuando un varón sabe que una mujer es una incubadora (dadora de vida, transformadora, veedora de las posibilidades y el potencial, relacionadora, desarrolladora de ideas, planes y programas, etc.), puede y debería ser cuidadoso y considerar lo que le dice ella (Gen 21:12).
En la multitud de consejeros hay seguridad (Prov 11:14).
En la multitud de consejeros está la victoria (Prov 24:6).
El corazón de su marido está en ella confiado (Prov 31:11-12).


24 Mar 2016