Estudio Bíblico

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La disciplina de los hijos (5) (apuntes).



ERRORES Y EXCUSAS RESPECTO A LA DISCIPLINA.



Cuando no disciplinar.

La disciplina incorrecta puede desanimar y frustrar grandemente a nuestros hijos (Efe 6:4).
No debemos ejercer disciplina:

PRIMERO. Cuando no entendemos claramente los motivos por los cuales se necesita la disciplina (desobediencia y malas actitudes).

SEGUNDO. Cuando nuestros hijos se manifiestan tal como son, diferentes de nuestros demás hijos.
Cada uno de nuestros hijos es único y distinto a los demás.
Ninguno es inferior a otro.
Cada uno tiene su propia personalidad, habilidades y aptitudes específicas.
Debemos permitir que cada uno descubra y desarrolle esas especificidades (siempre y cuando lo hagan con obediencia y buenas actitudes).
Los padres podemos cometer el error de comparar a nuestros hijos entre sí o con otros niños, y si alguno de ellos no logra tener la misma capacidad o característica del otro, tratamos de forzarlo a que lo logre por medio de la disciplina.

TERCERO. Cuando lo que nos anima es el orgullo herido.
Algunas veces, los padres, por un orgullo egoísta, tratamos de ejercer presión indebida sobre nuestros hijos para que hagan o manifiesten algo ante los demás, para jactarnos, y cuando no lo logran, reaccionamos ejerciendo “disciplina” sobre ellos.

CUARTO. Cuando los presionamos a que entren en un área de crecimiento o de madurez para la cual no están listos.
Algunas veces les pedimos a nuestros hijos que hagan ciertas cosas para las cuales no tienen la capacidad física y/o mental necesaria para ello.

QUINTO. Cuando estamos airados o impacientes.

SEXTO. Por errores, juicios equivocados, olvidos involuntarios y/o accidentes.
Los errores, los juicios equivocados los olvidos involuntarios y los accidentes son parte del crecimiento y del aprendizaje, no malas actitudes o actos de desobediencia.
Nuestra reacción en estos casos debe manifestar comprensión en lugar de irritación.

SÉPTIMO. Cuando no se conoce con certeza el asunto.
No se debe disciplinar cuando no se sabe exactamente en que forma ocurrieron las circunstancias o incidentes.
Debemos reaccionar sin apresuramiento, teniendo primero el cuidado de averiguar todos los datos.


Errores que cometen los padres al disciplinar.

UNO. Tratar de razonar con los hijos para que obedezcan.
Los niños no están ocupados de que las cosas sean razonables o no.
Ellos lo que quiere es actuar según sus caprichos.

DOS. El soborno.
Es una conducta vergonzosa para el adulto que destruye la personalidad del niño.
El niño aprende a hacer solo aquello que le conviene y le beneficia.
Aprende a obedecer solo por beneficio personal.
Jesús quiere formar siervos, y el mundo necesita de ellos.
Y el siervo no actúa por interés personal.
El niño debe aprender a actuar para agradar y honrar a sus padres, primero que nada.
No hay nada malo en que los hijos reciban recompensas por sus éxitos, pero las recompensas no deben convertirse en el medio ordinario para que los hijos obedezcan o tengan actitudes correctas.

TRES. Provocar a ira a nuestros hijos (Efe 6:4).
El castigo con vara, al principio produce ira en los niños, por lo que si se suspende en esta etapa estamos haciendo lo que la Biblia dice que no hagamos.
El castigo debe durar más allá, hasta que produzca arrepentimiento.
Si los azotes son solo unos pocos, generalmente dejan al niño disgustado y frustrado.
Lo que provoca a ira a los hijos es la disciplina que simplemente irrita, la insignificante, indecisa, sin ánimo.


Excusas para no disciplinar.

No tienen suficiente edad para comprender. Si tiene suficiente edad para cometer una falta, tiene suficiente edad para comprender que es una falta.

Están muy cansados; siempre se ponen desobedientes cuando están cansados. Si no estuvo cansado para cometer una falta, no debe estar cansado para recibir las consecuencias de esa falta.

No tuvo la culpa. Un razonamiento así le asigna la culpa del comportamiento del niño, no a su propia voluntad, sino a situaciones externas a él, cuando el lugar donde se origino la conducta fue en su corazón. Además no se castiga la culpa o la responsabilidad, sino la falta cometida.

Se porta así porque no estamos en casa. La responsabilidad del niño es obedecer a los padres donde quiera que estén. Los padres son la seguridad del niño, no el lugar en donde están, y las palabras de los padres deben ser obedecidas en cualquier sitio donde estén.

Parece que no se siente bien. Si se siente bien para cometer una falta, debe sentirse bien para recibir las consecuencias de ella. Enfermo o sano, la palabra “no” sigue siendo “no”.

Es herencia. La vara es para hacer frente a cualquier rasgo incorrecto de la personalidad de los hijos, aún cuando haya alguien en la familia al que no se le aplicó la vara en su momento.

Cuando crezca se enderezará. Cuando el hijo crezca, talvez abandone las manifestaciones externas de desobediencia (por conveniencia más que por convencimiento), pero no abandonará las actitudes relacionadas con ella.



26 Mar 2016