Estudio Bíblico

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Gracia y paternidad de Dios (apuntes).



Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, (Efe 1:3-7).
• Dios y Padre.
○ Dios, para el mundo y para Israel es Dios, pero para nosotros los creyentes en Cristo, tiene una calidad adicional: Padre.
§ El mundo es criatura de Dios.
§ Israel es criatura y pueblo de Dios.
§ Nosotros los creyentes en Jesucristo tenemos una triple calidad: criaturas, pueblo e hijos (familia) de Dios.
• Nos escogió: El ya nos conocía aún antes de la fundación del mundo.
• Nuestros pecados, situación, fallas, fracasos, errores, etc., no le fueron desconocidos, más bien nos escogió aún bajo ese conocimiento, por amor, para alabanza de la gloria de Su Gracia.
○ Lo vil, lo débil, lo neció, lo peor del mundo, escogió Dios.
○ Engañoso es nuestro corazón y perverso más que todas las cosas.
• Su propósito es que lleguemos a ser santos y sin mancha delante de Él (y lo seremos --aunque ahora todavía no-- porque el que comenzó la buena obra en nosotros, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo).
• Fuímos predestinados para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo.
○ No por nuestros méritos ni pasados, ni presentes ni futuros. Solo por los méritos de Cristo.
• Nos hizo aceptos en Cristo.
○ Somos aceptos para Él, no por nuestros méritos o desenvolvimiento, sino por los méritos de Cristo. Él pagó nuestra aceptación, no nosotros.
○ Nuestra aceptación es algo que ya está consumado, y no tiene reversa posible de parte de Dios. Nosotros podemos rechazar esa aceptación (apostasía) pero no Dios. La aceptación (igual que nuestra salvación) media vez hemos nacido de nuevo es u. Hecho irreversible del que nada ni nadie nos puede separar.

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En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria. (Efe 1:11-14).
• Predestinados según Su propósito, no el nuestro.
• Predestinados según el designio de Su Vo,untad, no de nuestros méritos ni por nuestra coluntad.
• Los medios:
○ La gracia y la fe.
○ Aplicados a nosotros mediante la Palabra y el Espíritu.
• Fuímos sellados con el Espíritu Santo que es la garantía (las arras) de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida (el que comenzó la obra en nosotros la perfeccionará hasta el día de Jesucristo).
○ El sello: Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo (2 Tim 2:19).
○ Ni recibir la herencia ni la redención plena dependen de nuestros méritos, desenvolvimiento, obras, etc. Ello es algo que Dios va a hacer porque Él así lo decidió, planeo, ejecutó, pagó el precio y lo consumó en la Cruz

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para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza,...... la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. (Efe 1:17-29, 23).

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.... Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, (Efe 2:4-7, 17-19).

Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo. (Gal 4:1-7).

01 Abr 2016