Estudio Bíblico

Inicio > Estudio

Espíritu Santo: Su obra en la Salvación.



El Espíritu Santo, como nuestro "Parakleto" obra en nosotros, en varias etapas de nuestra vida: en la salvación, en nuestro desarrollo como creyentes, en nuestro servicio al Señor, etc.

En lo que se refiere a la Salvación, necesitamos reconocer, en primer lugar nuestro estado previo, que la Palabra de Dios define como "ceguera" para que no pudiéramos recibir la buena nueva del Evangelio:

Ø 2 Cor 4:3-4. "Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios." 

Como consecuencia de ello, ni entendíamos ni estábamos interesados en el Evangelio porque no teníamos ni el entendimiento necesario ni el interés en él.

Ø 1 Cor 1:18. Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios."
Ø 1 Cor 2:14. "Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente."

Entonces, si estábamos ciegos espiritualmente, no nos interesaba el Evangelio y nos parecía locura, ¿cómo pues fuimos salvos? La Escritura nos enseña que todo ello fue una obra del Espíritu Santo en nosotros, primero, convenciéndonos de pecado, justicia y juicio para que reconociéramos nuestra necesidad del Salvador:

Ø Jn 16:7-11. "Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado."

Segundo, guiándonos a creer y reconocer el Señorío de Cristo en nuestras vidas, quitando el velo que nos tenía cegados para ello:

Ø 1 Cor 12:3. "Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo."

Tercero, obrando el nuevo nacimiento en nosotros, la regeneración de nuestro ser interior, que es común a todo aquel que cree y reconoce el Señorío de Cristo.

Ø 2 Cor 5:17. "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas."
Ø Tito 3:5. "nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,"
Ø Jn 3:3-8. “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.“


Cuarto, viene a habitar en nosotros, para estar en nosotros y con nosotros, todos los días de nuestra vida y ser Sus templos:

Ø 2 Tim 1:14. "Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros."
Ø 1 Jn 4:13. "En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu."
Ø Sant 4:5. "¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?"
Ø 1 Cor 3:16. "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?"

Quinto, nos sella como garantía de que pertenecemos a nuestro Padre Dios y de que Él cumplirá Su promesa de vida eterna para nosotros.

Ø Efe 1:13-14. “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.”
Ø 2 Cor 1:22. "el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones."
Ø 2 Cor 5:5. "Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu."

Como consecuencia de ello:
Ø Jn 10:28-29. "y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre."

Además nos da la certeza de que somos hijos de Dios:
Ø Rom 8:14-17. “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados."

Sexto, nos bautiza en el cuerpo de Cristo.

Ø 1 Cor 12:11-13. “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.”

Y nos da dones para que podamos funcionar eficaz y eficientemente dentro del Cuerpo:

Ø 1 Cor 12:4-12. "Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.  Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.  Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu;  a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.  A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.  Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo." 

Séptimo, derrama el amor de Dios en nuestros corazones.

Ø Rom 5:5. "y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado."
 
Con todo ello, estamos equipados por Dios, por medio del Espíritu Santo para iniciar nuestro caminar en la vida cristiana, madurando, creciendo en todo en Cristo, afirmados y fortalecidos en nuestra fe.


07 Abr 2016