Estudio Bíblico

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Rom 2:1-4. El justo juicio de Dios.



Rom 2:1-4.
• Este pasaje, aunque no lo dice de forma explícita, iba dirigido a los judíos que se sentían superiores a los gentiles por cuanto creían que ellos si podían cumplir con la ley, con las demandas de Dios para el ser humano. Su propósito es poner al judío en la misma categoría que al gentil.
○ Hace las mismas cosas que hace un gentil.
○ Por lo tanto están sujetos al mismo juicio, porque Dios no hace acepción de personas.
○ La santidad de Dios implica Su imparcialidad, y por ende, el mismo trato para el judío que para el gentil, como se evidenciará más adelante, cuando se desarrolle el tema de los judíos frente a Dios: no es el tener la ley lo que importa delante de Dios, sino hacerla, y en última instancia, los gentiles también la tienen (Rom 2:12-16).
• Cualquier ser humano que juzga y condena los pecados de otros se hace culpable y se condena a sí mismo porque hace lo mismo: falla en el blanco de cumplir la voluntad de Dios, que es la esencia del pecado.
○ En la antigüedad, la palabra "pecado" se utilizaba para referirse a que un tirador de flechas con arco había fallado en dar en el centro del blanco hacia el que estaba lanzando la flecha.
○ El uso bíblico de este término es en el mismo sentido: fallar en el blanco de cumplir la voluntad de Dios para con cada uno de nosotros.
○ Tanto judíos, cristianos y gentiles fallamos en este punto y continuamente, por lo menos en los siguientes aspectos:
§ Cuando violamos un mandamiento o una instrucción de la Palabra de Dios (no solo los diez mandamientos, ni solo una lista limitada de pecados).
§ Cuando no hacemos los mandamientos o instrucciones de la Palabra de Dios que se refieren a hacer lo bueno (Sant 4:17).
§ Cuando no hacemos lo que hacemos con fe (Rom 14:23).
§ Cuando lo que hacemos no lo hacemos para la gloria de Dios (Col 3:22.24).
§ Cuando no somos guiados por el Espíritu Santo (es porque somos guiados por la carne) (Rom 8:14, Rom 8:5-8).
• Lo que este pasaje está debatiendo es la presunción de los judíos de que por el hecho de serlo estaban excluidos del juicio de Dios (Vrs. 3).
○ La Escritura demostrará más adelante que tal presunción era totalmente improcedente.
○ El judío que no se arrepiente sinceramente, reconociendo al Señor Jesucristo como Su Señor y Salvador, no quedará libre en el juicio simplemente porque sea parte del pueblo de Dios.
○ Tal persona, con esa presunción, solo está acumulando ira para el día del juicio (Vrs. 5).
• La Escritura afirma que el juicio de Dios sobre el pecado (sea de un gentil o de un judío) es según Verdad (vrs. 2), es decir, el mismo para ambos, sin hacer acepción de personas, con imparcialidad, estando en primer lugar, el juicio sobre si creyó o no (Mar 16:16, Jn 3:18-21).
• El vrs 4 nos recuerda a los judíos, a los cristianos y a los no creyentes, que no son las buenas obras, ni el cumplimiento de las normas de la ley las que nos guían a la salvación por la fe, sino el arrepentimiento que es el resultado de su benignidad, paciencia y longanimidad.
○ Su benignidad, porque no solo hizo provisión en Cristo y su Crucifixión y Resurección para que nuestros pecados fueran pagados, perdonados y limpiados (Jn 3:16), sino que también hizo provisión para que el Espíritu Santo produjera en el pecador, la convicción de pecado y el arrepentimiento (Jn 14:6).
○ Paciencia, porque Dios puso a Cristo como propiciación pasando por alto nuestros pecados, para que por medio de la fe en Su Sangre, se manifestara su justicia (Rom 3:25).
○ Longanimidad, porque en su clemencia y generosidad, proveyó para nosotros, cuando éramos sus enemigos (Rom 5:8).

Rom 2:5.
• El juicio contra otros es evidencia de dureza de corazón y un corazón no arrepentido.
• Por esa razón, no por el juicio en sí mismo, sino por la dureza de corazón y el corazón no arrepentido, cuando es evidencia de una forma de vida, implica que la persona puede no ser salva y por ende, atesorar para sí misma la ira de Dios que se manifestará en el día de Su ira cuando se revele Su justo juicio (el día del juicio del Gran Trono Blanco).

Rom 2:6-11.
• Este pasaje hace énfasis en la imparcialidad de Dios en el día del Juicio, ya sea que se trate de judíos o de gentiles, todos serán juzgados bajo los mismos parámetros y cada uno recibirá la recompensa de sus obras, no por ser judío o gentil, sino por la calidad de relación que hayan tenido con Dios:
○ Vida eterna a los que son salvos.
§ Gloria, honra y paz a todo el que hace lo bueno (nueva naturaleza)
§ Sean judíos o gentiles.
○ Ira, enojo, tribulación y angustia a los que hacen lo malo (vieja naturaleza), no son salvos:
§ Contenciosos, no obedecen a la verdad, obedecen a la injusticia.
§ Sean judíos o gentiles.
• Para con Dios no hay acepción de personas entre que sean judías o gentiles (no judías).

Rom 2:12-16.
De este pasaje aprendemos varias cosas:
• En realidad, nadie deja de estar bajo alguna modalidad de la ley de Dios:
○ Los judíos, bajo la ley escrita en tablas.
○ Los gentiles, los que no están bajo la ley, de todos modos tienen la ley escrita en sus corazones.
○ Los cristianos, la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús (la ley del amor, Rom 8:2).
• En el día del juicio, cada uno será juzgado por esa ley bajo la que está (Jn 12:48).
○ Los judíos por la ley escrita en tablas.
○ Los gentiles por la ley escrita en sus corazones.
○ Los cristianos por la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús.
• Lo que este pasaje deja en claro es que no hay persona que sea capaz de obedecer la ley de Dios bajo la que esté tan completamente como para llegar a ser justo por sí mismo delante de Dios.
• Otro punto que aquí queda claro es que los gentiles mismos poseen la ley de Dios de modo que en realidad no hay tanta diferencia entre uno y otro como los judíos podían creer. Al obedecer ocasionalmente las demandas de la ley de Dios (no matarás, no mentirás, no cometerás adulterio, no robarás, honrar a los padres, etc.) demuestran que tienen un cierto conocimiento de los requerimientos de Dios.
○ Con este pasaje se complementa lo que la Epístola enseña en la capítulo 1: que toda persona tiene algún conocimiento de la voluntad moral de Dios, no obstante, este conocimiento por sí mismo no puede conducir a la salvación, pues algunas de las cosas que hace en su vida práctica lo acusarán y otras lo excusarán, pero en suma, no se conforma totalmente a esas demandas y por lo tanto no puede ser salvo por esa vía.

01 Jun 2017
Referencia: Romanos.07