Estudio Bíblico

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Rom 3:9-20. No hay ninguno justo.



Como queda demostrado, en el estado natural humano, los judíos no son mejores que los gentiles en cuanto al juicio de Dios, pues todos, bajo ese estado natural humano, estamos bajo pecado, sin excepción y sin importar si se es judío o gentil (notemos el uso continuo de las palabras "todos", "ninguno" y/o sus derivaciones, lo que implica que delante de Dios todos estamos en la misma categoría sin importar si somos gentiles o judíos).
• No hay justo, ni aun uno (no solo somos pecadores, sino que estamos bajo la esclavitud del pecado, Rom 6:15-23).
○ No hay quien entienda por sí mismo a Dios.
○ No hay quién busque a Dios todo el tiempo y en todas las cosas.
○ Desde la perspectiva de la santidad de Dios:
§ Todos nos desviamos.
§ Todos nos hicimos inútiles.
§ No hay quién haga lo bueno, ni siquiera uno.
§ No hay temor de Dios delante de nuestros ojos.
• La ley nunca tuvo la pretensión de que alguien pudiera ser salvo mediante su cumplimiento.
○ Solo afirma las demandas morales de Dios.
○ No da los instrumentos necesarios para cumplirla.
○ Nadie, ni judíos ni gentiles, pueden obedecer la ley de Dios lo suficientemente bien como para ameritar ser declarado justo delante de Dios.
§ El poder del pecado nos tiene atrapados a todos los seres humanos bajo su dominio y no podemos hacer nada para librarlos de ese dominio.
○ El objetivo de la ley no era que fuera cumplida, sino evidenciar la condición pecaminosa de todo ser humano y poner a todo el mundo bajo el juicio de Dios.
§ Que nos hiciéramos conscientes no solo de nuestros propios pecados sino que también de nuestra propia condición pecaminosa:
□ Al exponer detalladamente la voluntad de Dios para cada uno de nosotros, la ley no deja ningún lugar a dudas de que es a Dios a quien ofendemos cuando pecamos (fallamos en el blanco de hacer Su voluntad).
□ Por ello, en algún omento de nuestra vida deberemos rendir cuentas delante de Dios por ello (Vrs. 19).
§ Por las obras de la ley ningún ser humano será justiciado (no puede cumplirlas todas).
§ La pretensión de la ley era que el ser humano conociera su propia situación pecaminosa.
• El objetivo de la ley, en última instancia, era que el ser humano dejara de buscar formas de justificarse a sí mismo y se volviera a Dios con un corazón contrito (arrepentido) y humillado para ser justificado, no por sus obras, sino por el Amor de Dios (Efe 2:8-10).



01 Jun 2017
Referencia: Romanos.10