Estudio Bíblico

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Rom 6:15-23. Siervos de la justicia.



No estamos bajo la ley, sino bajo la gracia (vrs 15).
• La ley.
○ Para ser agradable a Dios, para ser bendecido por Dios, para ser acepto en Él, hay que cumplir la ley.
○ Como la ley es imposible cumplirla, hay que hacer constantemente sacrificios que apuntan a fortalecer la fe en el Mesías que vendría.
○ La ley contenía una maldición para aquellos que no la cumplían, y una bendición para aquellos que la cumplieran.
○ Implicaba un sistema completo de sacrificios para apaciguar a Dios respecto al tema del pecado personal y colectivo.
○ Un sistema muy complicado de buenas obras.
• La gracia.
○ Somos agradables a Dios (Sant 5:14), bendecidos por Él (Efe 1:3), aceptados en Él (Efe 1:6), por el sacrificio de Cristo en la Cruz.
○ Ya no estamos bajo un sistema estricto de reglas; solo un mandamiento, el amor a Dios, el amor al prójimo y el amor a nosotros mismos.
○ Ya no estamos bajo la maldición de la desobediencia a la ley; tampoco bajo el sistema de bendiciones de la ley porque ya fuimos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales (Efe 1:3).
○ No hay que hacer ningún sacrificio ni pagar de ninguna forma (ni con buenas obras) el sacrificio de Cristo ni por el perdón de los pecados personales y colectivos.
○ No hay que seguir un sistema muy complicado de buenas obras, solo la dirección del Espíritu (Rom 8:14) que nos guiará a hacer las buenas obras que Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas (Efe 2:10).


¿Pecaremos por ello? No, la gracia no significa libre para pecar sino para ir tras lo mejor, la santificación creciente (vrs 15).
• Contrario a lo que piensan muchos, principalmente los legalistas y los libertinos, la gracia no es libertad para pecar.
• La gracia es responsabilidad para no pecar, aún en formas que la ley no establecía.
○ El amor del Padre derramado en nuestros corazones (Rom 5:5).
○ La permanencia del Espíritu Santo en nuestros corazones (1 Cor 6:19).
○ La nueva naturaleza, que es la naturaleza divina que nos ha sido impartida (1 Ped 1:23, 2 Ped 1:4).
○ La santificación es el resultado, no de la obligación o la imposición, sino del amor por Él (Jn 14:15, 23).
• Ese no pecar no es impuesto, no es por obligación, sino por amor (santificación por amor).
○ Por la nueva naturaleza que hay en nosotros, que es contraria al pecado:
§ El pecado ya no nos atrae, lo rechazamos.
§ El pecado ya no lo disfrutamos, el Espíritu Santo nos redargüye (convence) hasta volver en sí.
§ El pecado ya no es parte de nuestra forma habitual de ser (somos santos, justos).


Si nos sometemos al pecado para obedecerle, somos esclavos del pecado (vrs 16).
• El principio subyacente en este concepto es que si nos sometemos a alguien para obedecerle, en la práctica nos convertimos en esclavos de aquel a quién obedecemos.
• Entonces, si nos sometemos al pecado para obedecerle, nos hacemos esclavos del pecado de nuevo.
• Eso sería una gran tontera porque por la obra de Cristo en la Cruz y por el nuevo nacimiento, somos libres de la esclavitud del pecado (vrs 18).
• Volveríamos a caer en aquello de lo que ya fuimos libertados y que además de todo arruinó nuestras vidas.


Si nos sometemos a la obediencia para justicia, somos siervos por amor de Cristo (libres) (vrs 16).
• Entre un esclavo y un siervo hay diferencias.
• El siervo había sido un esclavo de la casa, que cuando terminó su período de esclavitud fue dejado en libertad, pero llegó a amar tanto a su amo, que decidió libre y voluntariamente, al servicio de su amo (Exo 21:1-6).
• El esclavo no puede escoger tomar decisiones por sí mismo, no es libre; el siervo si lo es.
• El esclavo no puede salir de la esclavitud; el siervo si puede salir de la servidumbre; de hecho es un esclavo que fue libertado.
• El esclavo sirve por obligación; el siervo por convicción.


Ahora presentemos nuestros miembros para servir a la justicia para santificación (vrs 19). Ahora que hemos sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios tenemos por nuestro fruto la santificación y como fin la vida eterna (vrs 22).
• Antes de conocer a Cristo pecábamos con todo nuestro ser: el espíritu muerto, el alma corrompida y el cuerpo dando rienda suelta a sus pasiones.
• Ahora, al cambiar nuestra naturaleza, al cambiar el reino en el cual vivimos (del reino de las tinieblas al Reino de Cristo), nuestra acción se va a manifestar diferente (necesitamos negar nuestra carne y el Espíritu se manifestará por nosotros).
• Como el Reino de Cristo es totalmente contrario al reino de las tinieblas, nuestra acción ahora necesita ser totalmente diferente (buenas obras) a la que hacíamos cuando estábamos en el mundo (pecado).
• Como resultado de ello, vamos a buscar la justicia (obedecer a Dios, nada que haga mal al prójimo ni a nosotros mismos). Y el resultado de buscar la justicia (Mat 6:33) será nuestra santificación.
○ Santificación es equivalente a vivir nuestras vidas por amor al Señor (Jn 14:15,23).
○ Santificación es equivalente a vivir en amor (el único mandamiento que nos es aplicable).
○ Santificación es equivalente a vivir en adoración (consagrado a Dios para Su servicio en cualquier lugar donde estemos) (Jn 4:23.24).
○ Santificación es equivalente a vivir para agradar al Señor en todo (Col 3:22-25).
○ Santificación es vivir en constante comunión con el Señor (Rom 8:14, Sant 4:5).



La paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (vrs 23).
• El pecado es más que violar un mandamiento, es fallar en el blanco de caminar en la voluntad de Dios, es fallar en vivir la vida que Dios quiere que vivamos.
• La condena por el pecado es la muerte (Gen 2:16-17).
• El resultado del pecado es la muerte (Prov 16:25).


Habeis creido de corazón.

La dadiva de Dios es vida eterna.

01 Jun 2017
Referencia: Romanos.17