Estudio Bíblico

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Rom 7:7-25. Las paradojas de la ley y la naturaleza humana.



Vrs 7-13.
"¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto. Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte; porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató. De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso."
• Este pasaje nos habla de la paradoja de la ley.
○ Es maravillosa y espléndida en tanto que es la misma voz de Dios, algo que no es de este mundo, algo divino, y por ello es santa.
○ Es la manifestación de la justicia de Dios: lo que establece todas las relaciones humanas y divinas, para que todo sea lo que debiera ser, lo perfecto.
○ La ley también es buena porque está diseñada para nuestro mayor bien (Deut 28:1-14).
○ Sin embargo, a pesar de todo ello, es también el medio por el que el pecado se introduce en el ser humano.
§ Define el pecado: sin la ley, el pecado no tiene existencia. Así como las reglas de un juego definen las faltas del juego, así la ley define el pecado.
§ En cierto sentido podemos decir que la Ley establece el pecado por cuanto lo define.
§ Lo que la Ley define como prohibido, lo hace deseable (es lo que le sucedió a Adán y a Eva en el huerto del Edén), nos seduce.
□ La seducción del pecado consiste en por lo menos tres pensamientos engañosos.
® La supuesta satisfacción que vamos a encontrar en él.
® Que tenemos disculpa, que podemos justificarnos.
® La probabilidad de escapar de las consecuencias.
• Esta paradoja nos muestra la maldad suprema de la naturaleza del pecado:
○ Toma una cosa, en este caso, la Ley, que es santa, justa y buena, y la retuerce para que sirva para el mal.
○ Igual sucede con todo lo demás bueno: lo retuerce y lo convierte en un instrumento para el mal (el hambre lo convierte en gula, la sed la convierte en alcoholismo, el amor en lujuria, el descanso en ocio y en pereza, etc.).

Vrs 14-23.
"Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. "
• En este pasaje, poniendo como ejemplo a Pablo, la escritura nos presenta el alma humana al desnudo, la constante paradoja del alma humana:
○ Saber lo que está bien, querer hacerlo, y sin embargo, no poder hacerlo.
○ Tener una personalidad dividida, como si en un mismo cuerpo y en un misma persona vivieran dos personas diferentes, contraria la una con la otra.
§ Hay cosas en la naturaleza humana que responden a la seducción del pecado.
§ Nunca somos tan buenos como sabemos que deberíamos ser.
§ Al mismo tiempo nos atraen la bondad y la maldad.
○ Vivir con un sentimiento de frustración derivado de querer hacer lo bueno pero terminar haciendo lo malo: tener la capacidad de reconocer lo bueno y reconocer la incapacidad para hacerlo (Deut 30:19-20).
• Este pasaje saca a luz y demuestra varias incapacidades humanas.
○ La incapacidad del conocimiento: sabemos hacer lo bueno pero no lo hacemos.
○ La incapacidad de las resoluciones o deseos humanos: decidir hacer una cosa esta muy lejos de hacerla (manifiesta la debilidad de la voluntad)
○ La incapacidad del diagnóstico: sabemos lo que está mal pero somos incapaces de corregirlo.

Vrs 24-25.
"¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado. "
• El darnos cuenta de la paradoja de la naturaleza humana en nosotros solo puede llevarnos a una conclusión: somos pecadores, miserables (necesitados de la misericordia de Dios) y de la necesidad de ser librados de ello.
• La libertad no puede venir por la religiosidad (nuestros propios esfuerzos por tratar de ser buenos). Necesitamos de una PERSONA: JESUCRISTO.
○ La religión nos puede enseñar un código, pero solo el conocimiento de Cristo nos puede llevar a hacer lo que sabemos que debemos hacer.
○ Cuando no recibe la fuerza de Cristo a través del Espíritu Santo, nuestro ayudador para poner por obra los mandamientos del Señor (Ezeq 36:27, Jn 14:15-17, Rom 8:26), la voluntad humana solo nos va a llevar al fracaso.
○ Jesús es el único que puede curar nuestro mal y convertir lo malo en bueno (Rom 8:28-29); Él no nos ofrece una crítica sino una salida, una cura, una liberación (Mat 11:25-30) mediante el conocimiento de Si mismo y del Padre con el poder del Espíritu Santo (Hch 1:8).




08 Jun 2017
Referencia: Romanos.19.