Estudio Bíblico

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Rom 8:28-30. La vida cristiana.



"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. "


Los que aman a Dios.
• Son los que:
○ Aman, confían y reconocen que Dios es Su Padre infinitamente sabio y amoroso. Por ello pueden aceptar (activa, no pasivamente --resignadamente--) con gozo todo lo que Dios permite en sus vidas.
• Pero si no amamos a Dios ni confiamos en Él viviremos quejándonos de todo lo que nos suceda y pelearemos contra Su Voluntad.
• Los que aman a Dios son:
○ Los que guardan sus mandamientos (Jn 14:15).
○ Los que quieren hacer Su Voluntad (Sal 138:8) y que el carácter de Cristo sea formado en ellos (Rom 8:29) hasta alcanzar a ser varones y mujeres perfectos, conforme a la estatura de la plenitud de Cristo (Efe 4:13).
○ Los que por amor y agradecimiento entregan sus vidas, las rinden, completamente delante de Él (adoradores, Jn 4:23).


Todas las cosas les ayudan a bien.
• La condición para que TODAS LAS COSAS (las agradables --buenas-- y desagradables --malas--) obren para bien solo aplica a los que aman a Dios. No a todas las personas, ni a todos los creyentes.
○ Los seres humanos, y los creyentes no somos la excepción en una buena cantidad de casos, llamamos buenas a las cosas que nos agradan y malas a las cosas que no nos agradan.
○ Pero para los que aman a Dios todas las cosas, agradables o desagradables, van o obrar, por el Poder de Dios, para nuestro bien, y nuestro bien es vivir en la plenitud de Cristo (carácter y acciones, carácter y servicio).
○ De toda situación podemos (y necesitaríamos) sacar provecho.
• Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros, y todos los hechos de nuestra vida están diseñados por Dios para que nos encaminen hacia ese propósito (Sal 139:13-16, Sal 138:8, Efe 2:10).
○ Si lo resistimos estamos en contra del propósito de Dios, en contra de nuestro bien y en contra de Dios mismo.
• Solo los que aman y confían en Dios pueden enfrentar activa y gozosamente todas las situaciones de su vida, con la confianza de que vienen de un Padre que está trabajando SIEMPRE para nuestro bien y con sabiduría, amor y poder perfectos, aunque a veces les cueste entenderlo (los creyentes vivimos por fe y no necesariamente por entendimiento --aunque muchas cosas de Dios si las podemos entender, Isa 55:8-10--.
○ Además tenemos la promesa cierta de Cristo de que si bien en el mundo enfrentaremos situaciones que nos afligirán, no tenemos porque temer de ellas porque Él ya las enfrentó y las venció, y como Él vive en nosotros, Él nos dará la victoria sobre ellas (Jn 16:33).


Conocidos, predestinados, llamados, justificados, glorificados.
• Este pasaje es una confirmación de las doctrina de la elección y la predestinación que se encuentra enunciada de diferentes maneras en diferentes pasajes de la Escritura. Es una doctrina bíblica claramente establecida (Exo 33:19, Rom 9:12-18, Efe 1:11, Efe 1:4).
○ Aunque no nos parezca o no nos cuadre, no tenemos ninguna autoridad ni derecho a anularla de las Escrituras, minimizarla o maximizarla (Rom 9:19-24, Apo 22:18-19).
○ Es lo que es, y punto, y lo que nosotros necesitamos es creerla, y además de ello, agradecer que Dios nos haya conocido, predestinado, llamado, justificado y glorificado (Sal 103, Jn 4:23-24). Lo que pase con los demás ese no es asunto nuestro. Es un asunto entre Dios y ellos.
• Este pasaje también es una expresión de la experiencia cristiana: de la salvación y la vida en Cristo. Cuanto más las consideramos más nos convencemos de que no tuvimos nada que ver con ello y que todo es cosa del amor, la misericordia, la gracia y el favor de Dios.
○ Jesús vino a este mundo, vivió, fue crucificado y resucitó y ni nosotros ni ningún otro ser humano intervino para que todo eso sucediera: fue el designio y la obra de Dios. Nosotros somos oyentes pero no actores de esa maravillosa y espectacular historia de amor. Solamente somos receptores, no actores.


Conforme a Su propósito son llamados.
• Cuando la Palabra de Dios nos dice que Dios conoce a una persona o a un pueblo, quiere decir que Él tiene un propósito, un plan, una tarea, una visión, un destino, para ese pueblo y/o persona (Ose 13:5, Amo 3:2, Efe 2:10).
• Cuando vemos hacia atrás en nuestras vidas y pensamos en nuestras experiencias, tanto en la vida cristiana como antes de reconocer el Señorío de Cristo, podemos darnos cuenta de que nosotros no lo hicimos y jamás lo hubiéramos podido hacer de la manera en que sucedió, Dios lo hizo todo para guiarnos hacia Él.
○ Y sabemos muy bien que eso no es negar nuestra libertad, ni una violación de Dios a la libertad de la que Él nos dotó.
○ Simplemente, la dirección invisible de Dios en nuestras vidas nos dirigió hacia ello, siendo a la vez el cumplimiento de Su Soberanía como de nuestra responsabilidad humana.
○ Y los que no siguen esa dirección es igual: en Su soberanía Dios determinó que ellos no la iban a seguir, Su dirección invisible los dirigió hacia ello, siendo igualmente el cumplimiento de Su Soberanía como de la responsabilidad humana, que por orgullo no siguió esa dirección, como el caso del faraón en tiempo de Moisés: Dios en el ejercicio de Su Soberanía endureció el corazón de faraón, pero Él en el ejercicio de su responsabilidad humana, y por el orgullo y necedad de su corazón, a pesar de todas las pruebas indubitables del poder y la presencia de Dios a favor de Su pueblo, no se rindió a la voluntad de Dios.


Su propósito: que seamos hechos conforme a la imagen de Su Hijo.
• El propósito de Dios en Cristo es que seamos Sus discípulos (Mat 28:18-20).
• Ser su discípulo es ser como Él (Luc 6:40).
• De hecho, en el tiempo de los inicios de la Iglesia, en Antioquía a los discípulos se les llamó por primera vez "cristianos", es decir, como Cristo (Hch 11:26).
• Por lo tanto, el propósito de Dios en Cristo es que seamos hechos conforme a la imagen de Cristo (Efe 4:11-13) en carácter, en acciones, en servicio, en amor, etc.
○ Que nos neguemos a nosotros mismos y le sigamos a Él (Mat 16:24, Mar 8:34, Luc 9:23).
○ Que mengüemos nosotros, y que El crezca en nosotros (Jn 3:30).
○ Que ya no vivamos nosotros, sino que Cristo viva en nosotros (Gal 2:20).





08 Jun 2017
Referencia: Romanos.28.