Estudio Bíblico

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Los àngeles.



LOS ANGELES.



SECCION I. INTRODUCCIÓN.



“A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra.” (Sal 91:11-12).

“Los ángeles son los dispensadores y administradores de la divina beneficencia para con nosotros. Ellos se ocupan de nuestra seguridad, se encargan de nuestra defensa, dirigen nuestros pasos y con solicitud constante procuran que nada malo nos acontezca.” (Juan Calvino, “Institución de la Religión Cristiana”).

“Un ángel es una criatura espiritual sin cuerpo creada por Dios para el servicio de la cristiandad y la iglesia.” (Martín Lutero, “Sobremesa”).

“La creencia cierta en lo sobrenatural procede de Dios que la pone en el hombre, y nunca a la inversa....La iniciativa en cuanto a descubrimiento parte totalmente del hombre. La iniciativa en cuanto a revelación espiritual parte totalmente de Dios. Los hombres pueden saber sólo lo que Dios determina revelarles sobre lo espiritual y lo sobrenatural....No podemos saber nada de los ángeles....sino por revelación.” (McCandlish Phillips, “El mundo de los espíritus”).

“Los ángeles son los “carros de Dios”, sus carros de guerra, que El usa contra sus enemigos, sus carros de transporte, en los cuales manda a buscar a sus amigos, como lo hizo con Elías (Sal 68.17)..., su carro oficial, en medio del cual exhibe su gloria y poder. Son extraordinariamente numerosos: “veinte mil” multiplicados por millares de millares”.

En la Biblia hay mucho más referencias a los ángeles que a satanás y a sus subordinados, los demonios. Así como el conocimiento de las actividades satánicas parece intensificarse en estos días,.... ¿no deberían estar mucho más indeleblemente impresos en la mente de la gente de fe los increíblemente superiores poderes sobrenaturales de los santos ángeles de Dios?....
Dios todavía está en acción.....la gloria angelical...eclipsará siempre el mundo de los demonios..

“...sus malévolas actividades (de satanás y los demonios) se ven contrarrestadas en lo referente al pueblo de Dios por los espíritus ministradores del Señor, las santos del orden angelical. Enérgicamente libran de las estratagemas de los hombres malos a los herederos de la salvación. No pueden fracasar.” (Billy Graham, “Los Ángeles”).



SECCION II. GENERALIDADES.



Etimología:
Traducción de los términos griego –“ángelos”— y hebreo –“mal’ak—, que significan “mensajeros”.
Aún cuando se aplica a seres humanos (Job 1:14, 1 Rey 19:2, Hag 1:13, Luc 7:24, Luc 9:52, etc.), se aplica de manera especial a un orden de seres sobrenaturales y celestiales cuyo ministerio es actuar como mensajeros y agentes de Dios en la realización de la voluntad. Divina.
El ángel bíblico es, por derivación y función, un mensajero de Dios que tiene una relación familiar con él cara a cara, siendo por lo tanto un ser superior al hombre natural.


Revelación Bíblica.
La Biblia los menciona, por lo tanto, su existencia es verdadera. No deja ninguna duda de su existencia. Tres características de la revelación bíblica respecto a los ángeles:
Uno. Extensiva: el Antiguos Testamento habla de ellos 114 veces, mientras que el Nuevo Testamento los menciona 175 veces (“Concordancia Exhaustiva de la Biblia, Strong”.).
Dos. Están a lo largo de toda la Biblia: no se limita a un período de la historia, a una parte de las Escrituras o a unos pocos autores. No pertenecen a ninguna etapa en particular. Su existencia se menciona en treinta y cuatro libros de la Biblia, desde el primero (ya sea Génesis o Job) hasta el último.
Tres. Las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo incluyen varias referencias a los ángeles como seres reales, así que, al negar la existencia de ellos pondríamos en duda la veracidad de Cristo.


Antiguo Testamento:
Siempre los presenta como criaturas reales, objetivas y existentes.
Hacen cosas específicas compatibles con su servicio como mensajeros Un ángel ejecutó el juicio sobre Israel derivado del censo que mandó hacer David (2 Sam 24:16).
Abraham comió y conversó con ellos (Gen 18).
Isaías se refiere a los serafines (Isa 6:2) y Ezequiel a los querubines (Ezeq 10.1-3).
Daniel menciona a Gabriel (Dan 9.20-27) y a Miguel (Dan 10:13, 12:1).
Zacarías frecuentemente menciona a los ángeles como agentes de Dios e intérpretes de visiones (Caps. 1 al 6).
En los Salmos son descritos como siervos de Dios que le adoran y rescatan a Su pueblo del mal (Sal 34:7, 91:11, 103:20).


Nuevo Testamento.
Participan en el nacimiento, vida, resurrección y ascensión de Cristo (Mat 2:19, Mar 1.13, Luc 2:13, Jn 20:12, Hch 1:10-11).
En Hechos aparecen ayudando a los siervos de Dios, abriendo las puertas de la cárcel a los apóstoles (Hch 5:19, 12:5-11), dirigiendo a Felipe y a Cornelio en el ministerio (Hch 8:26, 10:1-7), y animando a Pablo durante la tormenta en su viaje a Roma (Hch 27:23-25).
Cerca de sesenta y cinco referencias obvias a los ángeles ocurren en el Apocalipsis, más que en cualquier otro libro de la Biblia.



Enseñanzas de Cristo.
Lo ministraron en el desierto después de ser tentado por satanás.
Enseñó que el estado humano en la resurrección sería como el de los ángeles: no procreativo (Mat 22.30).
Los ángeles separarán a los justos de los injustos al final de la edad (Mat 13.39) y acompañarán al Señor en su segunda venida (Mat 25:31).


Teofanías.
Las apariciones visibles de Jesucristo en otras formas antes de su encarnación.
En estos casos se le llamó “Jehová” o “Ángel de Jehová”. Gen 18 esel pasaje más claro de ello. Al jefe se le identifica con el Señor, mientras que los otros don son simplemente ángeles.
En algunos casos en el A.T. Dios mismo aparece en forma humana como un ángel. Esto fortalece el concepto de la relación entre Dios y sus ángeles. Sin embargo, en casi todos los casos en que aparecen personajes angélicos se trata de seres angelicales creados por Dios y no Dios mismo.


Conclusiones.
El hecho de que nuestros ojos, usualmente no los puedan ver no por ello son menos reales, así como no son menos reales, porque no las podemos ver con nuestros ojos, las dimensiones de un campo nuclear, la estructura del átomo, la electricidad que pasa por un alambre de cobre, las ondas que llevan el sonido, etc.
Los que toman la Biblia en su pleno valor no pueden decir que los ángeles son especulación o conjetura.




SECCIÓN III. CARACTERÍSTICAS.



Son criaturas.
Fueron creados (Sal 148:5, Col 1:16) por Cristo antes de la creación del mundo (Job 38:6-7).
Son criaturas que constituyen un orden especial de criaturas, distintas, a las demás criaturas de Dios (1 Cor 6:3, Heb 1:14).
La Biblia no específica la época exacta de su creación, pero sabemos que antes que apareciera el hombre, habían existido ya por mucho tiempo, y que la rebelión de los ángeles a las órdenes de satanás había ocurrido ya, dejando dos clases de ángeles: los ángeles buenos y los ángeles malos (también llamados ángeles caídos, demonios, huestes de maldad, etc.).

Los ángeles buenos, por ser criaturas, no aceptan la adoración (Apo 19:10, 22:8-9) y el hombre, por su parte, ha recibido orden de no adorarlos (Col 2:18).
No es casualidad que sean invisibles: para evitar que la gente tienda a venerarlos, y hacer de ellos dioses, en lugar de adorar al Verdadero y Único Dios.
Jamás hacen que la atención se fije en ellos, sino que atribuyen la gloria a Dios y presentan el mensaje de Dios a sus oyentes como un mensaje liberador y sustentador de orden supremo.
No solo no debemos adorarlos sino que tampoco debemos orar a ellos,


Son espíritus.
Son seres espirituales (Heb 1:14) inmateriales e incorpóreos.
A diferencia de los seres humanos, no están limitados por las condiciones naturales o físicas, y viajan con rapidez inimaginable sin empleo de medios naturales.
Aunque son espíritus, en circunstancias especiales pueden tomar forma corpórea con el objeto de que su presencia sea visible para las personas (Gen 19.1-3), aunque no tienen cualidades físicas como los seres humanos.
La mayoría de las veces, al hacerse visibles, son tan gloriosos e impresionantemente bellos que dejan pasmados a las personas con su presencia. Mat 28:3: los guardias que cuidaban la tumba de Jesús al verlos se asustaron. Gen 32:1-2: Jacob se impresionó cuando le salieron al encuentro en Mahanaím. Da niel y Juan describen su esplendor (Dan 10.6, Apo 10:1).
Algunas veces pueden hacerse visibles a los incrédulos. Dan 3.25: El rey Nabucodonosor vió al ángel que acompañaba a los tres jóvenes en el horno de fuego.
La tendencia a atribuirles alguna clase de cuerpo nace de la supuesta imposibilidad de concebir que una criatura genuina no tenga cuerpo. Usualmente su apariencia es masculina (Gen 18:2, 18:16, Mar 16:5, etc.), aunque posiblemente las mujeres de Zacarías 5:9 fueron ángeles.
Han aparecido en sueños y visiones (Mat 1:20, Isa 6:1-8). En visiones celestiales se describen con características sobrehumanas que difieren bastante de otras apariciones en que se presentan en forma humana (Dan 10:5-7, Apo 10:1-3, 15:5, 18:1). Algunos tienen alas (Isa 6:2, 6; Ezeq 1:5-8).
Las Escrituras no respaldan la creencia común de que todos los ángeles tienen alas. Este concepto tradicional surgió del hecho de que los ángeles pueden ir de un lugar a otro instantáneamente y a velocidad ilimitada, pensándose que las alas les permitirían tan ilimitado movimiento.
Dios hace que sus ángeles vayan delante de nosotros, que estén con nosotros y que nos sigan, teniendo dominio sobre el campo de batalla que nos circunda, para que podamos permanecer con completa confianza en medio de la lucha (Isa 26:3, Dan 6:22, Dan 3.19-27).

Con rasgos de personas.
Tienen existencia personal, y poseen la calidad o el estado de personas debido a que poseen las facetas esenciales de la personalidad. Poseen inteligencia (Mat 8:29, 2 Cor 11:3, 1 Ped 1:12). También poseen sensibilidad (Luc 15:10). Tienen voluntad (Luc 8:28-31, 2 Tim 2:26, Judas 6). Aunque tienen voluntad, están, como todas las criaturas, sujetos a la voluntad de Dios. Son mandados por Dios a ayudar a los creyentes (Heb 1:14).
La personalidad de ellos significa que no son meramente personificaciones del bien abstracto (como los demonios no lo son del mal abstracto), como algunos los han considerado.
Hablan; sienten con capacidad emotiva.
Una criatura, espíritu e incorrupto en esencia original, pero dotada de libre albedrío, y por lo tanto no necesariamente impermeable a la tentación y al pecado (la caída angélica bajo la dirección de satanás, Job. 4.18; Is. 14.12–15; Ez. 28.12–19; Mt. 25.41; 2 P. 2.4; Ap. 12.9).
El conocimiento que poseen es limitado por el hecho de que son criaturas. No conocen todas las cosas como Dios las conoce (Mat 24:36). Aunque parecen tener más conocimientos que los seres humanos, lo cual puede atribuirse a tres causas:
Uno. Poseen un orden más alto en el universo que los seres humanos caídos.
Dos. Estudian la Biblia más cuidadosamente que algunos creyentes y adquieren conocimiento de ella (Sant 2.10, Apo 12:12).
Tres. Adquieren conocimiento por medio de larga observación de las actividades humanas. No tienen que estudiar el pasado; ellos lo han experimentado. Saben como han actuado y reaccionado otros en distintas situaciones y pueden predecir con mayor grado de precisión cómo nosotros pudiéramos reaccionar en circunstancias similares. La experiencia de la longevidad les da mayores conocimientos.


Son seres poderosos.
Un solo ángel es indescriptiblemente poderoso, como una extensión del brazo de Dios.
Aunque son más poderosos que los seres humanos no por ello son dioses y no poseen la Divinidad en ellos.
Un solo ángel se lanzó contra el campamento asirio que quería atacar a Israel y ciento ochenta y cinco mil soldados asirios murieron (2 Rey 19:35).
Un ángel, en ejecución de una sentencia contra Israel por haber levantado un censo, mató a 70,000 hombres (2 Sam 24:15-16).
No son omnipresentes, sino que tienen limitaciones espaciales. Solo pueden estar en un lugar a la vez, aunque pueden trasladarse con velocidad infinita de un lugar a otro.
Aunque Dios es un ser espiritual infinito, no por el hecho de ser sus criaturas espirituales, los ángeles son infinitos en naturaleza como es Dios; más bien son seres espirituales finitos.


Su carácter.
Obedientes: cumplen su comisión sin discutir ni vacilar.
Reverentes: su actividad más elevada es la adoración de Dios.
Sabios (2 Sam 14.17): su inteligencia excede a la de los seres humanos en esta vida, pero es necesariamente finita. Se mantienen en estrecho contacto con lo que sucede en la tierra (tanto en lo espiritual como en lo natural y social); por ello, su conocimiento de los asuntos terrenales es superior al de los hombres. No pueden discernir directamente nuestros pensamientos (1 Rey 8:39). Su conocimiento de los misterios de la gracia es limitado (1 Ped 1:12).
Humildes: no abrigan resentimientos personales ni tampoco denuncian o vilipendian a sus opositores (2 Ped 2.11, Jud 9).
Poderosos: son poderosos en fortaleza (Sal 103:20).


Son inmortales y sin sexo.
Aún cuando se describe a los ángeles como si fueran varones, en realidad son asexuales, es decir no se pueden reproducirse (Luc 20:34-35).
Los ángeles no pueden morir ni están sujetos a la muerte en ninguna forma (Mat 22.30).
En Luc 20:34-36 el Señor Jesucristo les explica a los saduceos que los santos resucitados serán como los ángeles en el sentido de que no pueden morir más.


Son numerosos.
Existen en gran número (Heb 12:22, Apo 5:11, Apo 19:1), tan grande que no se puede contar.
Cuantos serán éstos no se especifica, aunque algunos han sugerido que hay tantos ángeles en el universo como el número total de todos los seres humanos a través de la historia (posiblemente implicado en Mat 18.10).
Su cantidad, cualquiera que sea, no aumenta ni disminuye.
Las Escrituras hablan de la “asamblea” y la “congregación” de los ángeles (Sal 89:5, 7, en la versión inglesa), de su organización para batallar (Apo 12:7). También se les da clasificaciones gubernamentales, lo que indica organización y rango (Efe 3:10, Efe 6:12).
El Sal 68:17 menciona que se cuentan por veintenas de millares de millares, es decir, veinte mil multiplicados por millares varias veces.


Son santos.
Son seres espirituales separados de Dios, mas, a menos que hayan caído, de incuestionable integridad, buena voluntad y obediencia a él (cf. 1 S. 29.9; 2 S. 14.17, 20; 19.27).
En estado de santidad (Jud 6, Mar 8:38).
Están separados por Dios y para El (Apo 14:10).
Se les llama “santos” (Mat 25:31), “escogidos” o elegidos (1 Tim 5:21) e “hijos de Dios” (Job 1:6), y se dice de ellos que están en el cielo (Mat 18:10), aunque también pueden estar en cualquier otro lugar, principalmente en la tierra.
Como todas las criaturas responsables, serán sometidos a juicio (1 Cor 6:3, Mat 25:41).


Su presencia es impactante.
El primer mensaje que los ángeles les impartieron a los pastores que en la noche del nacimiento de Cristo les dieron la buena noticia, fue que no temieran.
Siempre la presencia de los ángeles ha asustado a las personas a quienes les aparecieron.
Pero a menos que el propósito de los ángeles hubiera sido el de castigar, siempre impartieron tranquilidad y serenidad a quiénes los vieron, calmando a las personas a quienes se aparecieron.
De allí que podamos deducir que sus apariciones han de ser impresionantes, sobrecogedoras, impactantes, que tienen algo que despierta temor en el corazón humano. Posiblemente representan tanta majestad que su presencia asusta de primera entrada.





SECCION IV. LOS ÁNGELES Y LOS SERES HUMANOS.


Ángeles, hombre natural y hombre espiritual.
Sal 8:5. El ser humano en general ha sido hecho “poco menor que los ángeles”.
Dios constituyó a los seres humanos cabeza de las demás criaturas de nuestro mundo terrenal.
Pero son menores que los ángeles con respecto a su cuerpo y su ubicación mientras estén en la tierra.
Al unirse con Cristo las personas, por medio de la fe, son exaltadas sobre ellos (Heb 1:5-13). Los ángeles les sirven (Heb 1:14). Dios manda que los ángeles ayuden a las personas creyentes o que llegarán a serlo, por cuanto serán mayores que los ángeles en la resurrección (Luc 20:36). Un día juzgaremos a los ángeles (1 Cor 6:3).


Servidores de los herederos de la salvación.
Heb 2.5-7, 1:13-14, Sal 34:7. Son espíritu ministradores enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación.
Nos atienden personalmente a los creyentes (aún desde antes de ser salvos, incluso). Somos objeto de su atención individual. Quizás no siempre nos percatemos de su presencia, ni podamos predecir cómo aparecerán; pero son vecinos nuestros: nos hacen compañía y no nos percatamos de su presencia.
Dios ha ordenado a los ángeles que ayuden a Su pueblo, a los que han sido redimidos por el poder de la Sangre de Cristo. Daniel se sintió sin fuerzas e incapaz de hablar, por lo que el ángel le tocó los labios y le restauró el vigor.
Así como los demonios están siempre listos para atacarnos, los poderosos ángeles de Dios están siempre listos para ayudarnos. Para protegernos de enemigos potenciales (2 Rey 6:14-17). Para auxiliarnos en tiempos de dificultad y peligro (Hch 27:23-25). Algunos creen firmemente que cada cristiano tiene asignado un ángel que lo cuida, y cuya protección posiblemente comienza en la infancia de acuerdo a lo que Jesús dijo en Mat 18.10). Ello podría dar lugar a confirmar la hipótesis de que nos cuidan aún desde antes de ser salvos. El ángel que cuido de Agar y su hijo Ismael (Gen 16).
En su servicio a nosotros están motivados por su inagotable amor a Dios y con celo procuran que la voluntad de Dios en Jesucristo se cumpla en nosotros (Sal 91:1, 11-12. Supervisan los acontecimientos de nuestras vidas y protegen los intereses de Dios el Señor, procurando apoyar sus planes y cumplir su voluntad en cuanto a nosotros. Son espectadores interesados y observan todo lo que hacemos (1 Cor 4:9).


Conocimiento humano y conocimiento angélico.
Superan a los seres humanos en conocimientos (2 Sam 14.20) y poseen conocimientos que éstos no tienen. Aunque no son omniscientes (Mar 13:32). Saben cosas sobre nosotros mismos que no sabemos. Como son espíritus ministradores a nuestro favor, siempre usan ese conocimiento para nuestro bien y no con malos propósitos.
Pero los y las creyentes excedemos a los ángeles en conocimiento espiritual respecto a la manifestación de la gracia de Dios en Cristo (1 Ped 1:10-12). Como nunca han pecado, no pueden entender a cabalidad el significado de ser librados del pecado. En consecuencia, no aman en la misma intensidad que las personas, que aman a Dios en relación directa al perdón de sus pecados (Luc 7:47).
Como no fueron librados de sus pecados porque no tenían, no pueden entender el amor que sienten por Jesús aquellos a quienes Su muerte en el Calvario ofreció luz, vida e inmortalidad.
No hay ángeles que puedan ser apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y/o maestros, aunque cuiden de las iglesias en cierta forma.
Nosotros los creyentes somos linaje escogido, real sacerdocio, pueblo adquirido por Dios para predicar sus virtudes, su Palabra, su Evangelio, cosa que los ángeles no pueden ser ni hacer.
No le dicen “Padre” a Dios porque no pueden ser redimidos. Aún cuando le pudieran decir “Padre”, solo lo harían en el sentido más amplio de la palabra, como Creador. No son coherederos con Jesucristo como nosotros (Rom 8.17) Tampoco son co-participantes de la naturaleza divina.
Aunque se regocijan cuando una persona se salva y glorifican a Dios que los ha salvado (Luc 15.10), no pueden dar fe de la salvación en la misma forma que los que la han experimentado.
No hay nada en la Biblia que nos indique que el Espíritu Santo mora en los ángeles. El Espíritu Santo se domicilia en los creyentes como sello cuando aceptan a Cristo. Tal sello es innecesario en cuanto a los ángeles que nunca han caído y que por lo mismo no necesitan salvación.
Tampoco necesitan la dirección del Espíritu Santo para realizar su singular ministerio, en el mismo sentido que lo necesitan los creyentes, por cuanto ya están investidos de autoridad en virtud de su relación con Dios en la creación, y de su continua obediencia.
Sin embargo, jamás han perdido su gloria original ni su relación espiritual con Dios, lo que les garantiza el elevado lugar que ocupan en el real orden de la creación de Dios.


Otras comparaciones.
No se casan (Mat 22:30), no se reproducen, no mueren, su número permanece constante.
No hay nada en las Escrituras que sugiera que tienen que comer para permanecer vivos. Aunque nos cuentan de ciertas ocasiones en que hubo ángeles con forma humana que comieron (Gen 18.1-2, Gen 19).
Tienen un poder muy superior al del hombre (2 Tes 1:7, 2 Ped 2.11, Sal 103:20), pero no son omnipotentes ni “todopoderosos”. Son la dinamita de Dios.
Se ha conjeturado mucho sobre los coros de ángeles. Por lo menos se puede dar por sentado que pueden cantar y que lo hacen, aunque las Escrituras no nos lo dicen expresamente. Poseen la máxima capacidad de ofrecer alabanza, y desde tiempos inmemoriales su música ha sido el principal medio de alabanza a nuestro glorioso Dios. Apo 5:11-12: es posible que Juan haya visto un imponente coro celestial de millones de voces que expresaban sus alabanzas al Cordero con su magnífica música. De una cosa no hay ni la menor duda: que los ángeles dan honor y gloria al Cordero de Dios cuando están en el cielo, porque no pasan todo el tiempo allí.
El asna de Balaam tuvo más conciencia de la presencia del ángel del Señor que su codicioso y enceguecido amo, que se merece el reproche divino (Nm. 22.21–35). Y esto es una llamada de atención hacia nosotros, en cuanto a considerar con seriedad a los ángeles de Dios (y por supuesto también a los ángeles caídos que nos tratan de arruinar la vida).
Los ángeles buenos y malos tienen más influencia en este mundo de la que nosotros solemos percatarnos.
Deberíamos admirar y agradecer la gracia de Dios para con nosotros (pecadores o creyentes), que los ha puesto para protegernos de los demonios que están siempre tratando de dañarnos.
Si tuviéramos abiertos los ojos espirituales veríamos un mundo lleno de espíritus y potestades del mal y de ángeles poderosos de Dios con sus espadas desenvainadas, listos para defendernos.
Nuestro principal problema no es de luz, sino de vista: a un ciego la luz no le sirve para nada, igualmente, leer montones de libros sobre el tema no nos revelará a los ángeles a menos que nuestros ojos espirituales sean tocados por la fe.





SECCION V. ORGANIZACIÓN.



Rangos y organización.
Puesto que el orden es la primera ley del cielo, se espera que los ángeles tengan una clasificación de acuerdo con su rango y actividad, cosa que de hecho, está indicada en la Biblia (1 Ped 3:22, Efe 3.10, Efe 6:12, Col 1:16, Efe 1:20-21).
Aunque quizá cualquier lista de los rangos angélicos pudiera no ser exactamente así, podemos estar seguros de que entre los ángeles hay diferencias de poder, y que algunos tienen una autoridad que otros no tienen.


El Ángel de Jehová.

La forma como se describe al “Ángel del Señor” lo distingue de cualquier otro ángel.
Le es atribuido el poder de perdonar o retener las transgresiones.
El Nombre de Dios está en él (Exo 23:20-23).
En Exo 32:34 se dice: “He aquí mi ángel irá delante de ti”.
En Exo 33.14 la expresión varía: “Mi rostro irá contigo, y te haré descansar”.
Las dos ideas anteriores están combinadas en Isa 63:9 que dice: “En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó”.
Se dicen dos cosas de importancia respecto de él: primera, que el nombre de Jehová, es decir, su carácter revelado, está en él, y que es el rostro de Jehová; en otras palabras, el rostro de Jehová se puede ver en él.
Compárese también la identificación que hizo Jacob del ángel con Dios mismos (Gen 32:30, 48.16).

No se puede evitar arribar a la conclusión de que este misterioso Ángel no es otro que el Hijo de Dios, el Mesías, el Liberador de Israel y el Salvador del mundo. Por lo tanto:
El Ángel del Señor es realmente un ser increado.
Es una “Cristofanía”, es decir, una aparición de Cristo antes de Su encarnación.
Habla como Dios, se identifica a sí mismo con Dios, y ejerce las prerrogativas de Dios (Gen 16:7-12, 21:17-18, 22.11-18; Exo 3:2; Jue 2:1-4, 5:23, 6:11-24, 13:3-22, 2 San 24:16, Zac 1:12, 3:1, 12:8).
Las apariciones del Ángel cesan después de la encarnación de Cristo, lo cual corroboraría la conclusión de que El era el Cristo preencarnado.


Arcángel.

En este rango solo se menciona a Miguel (Judas 9, 1 Tes 4:16, Apo 12:7).
Debe ser el único, porque la Biblia nunca habla de arcángeles, sino de el arcángel.
Su nombre quiere decir “quién como Dios”.
Hay suficiente base bíblica para creer que antes de su caída, el diablo era también un arcángel, y que era igual o superior a Miguel.

El prefijo “arc” sugiere que se trata de un ángel mayor, principal o importante.
Es algo así como el primer ministro en el aparato gubernamental de Dios en el universo, y es el ángel que ejecuta los juicios de Dios.

Cuando Pablo dice que se oirá la voz del arcángel en el traslado de la iglesia, él no parece sentir la necesidad de nombrar a ese arcángel, lo cual corroboraría la conclusión de que solamente hay uno.
Dará voces mientras acompaña a Jesús en Su Segunda Venida.
No solo proclamará la incomparable y emocionante noticia del regreso de Jesucristo, sino que pronunciará la palabra de vida a los muertos en Cristo que esperan la resurrección (1 Tes 4.16).

Miguel aparece como el ángel guardián de Israel (Dan 10:21, 12:1), que ayudará a Israel particularmente durante el tiempo de gran tribulación aún por venir.
Está en la presencia de Dios (Luc 1:19) y a él se le entregan mensajes del más elevado orden, o de gran importancia en relación con el Reino de Dios (Dan 8.16, 9:21).
El es para Dios el mensajero de la ley y del juicio (Apo 12:7-12).
El guía a los ejércitos angélicos del cielo contra satanás y sus huestes de malignos (Apo 12:7).
Algunos estudiosos de la Biblia han formulado la teoría de que arrojó del cielo a lucifer y a sus ángeles y que está en conflicto con ellos para destruir su poder y brindarle al pueblo de Dios la posibilidad de la victoria final.
La referencia en Judas 9 indica que tuvo algo que ver con el entierro de Moisés, que no tenía ningún poder en sí mismo para pronunciar un juicio sobre satanás, y que él como criatura, aunque muy poderoso, tiene que depender del poder mayor de Dios.


Principales príncipes.
En las Escrituras se menciona que existen otros ángeles de alto rango (Dan 10.13)., lo que enfatiza el hecho de que existen rangos entre los ángeles.
El libro apócrifo de Enoc nombra a Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel como los cuatro ángeles principales dotados del privilegio de pararse alrededor del trono de Dios (9:1, 40:9).
El mismo libro también enumera a siete ángeles más como arcángeles (20.1-7, cf. Tobías 12:15).


Querubines.
Orden de ángeles de alto rango (satanás, antes de su caída, era uno de ellos  Ezeq 28:14, 16.
Están relacionados con los fines retributivos y redentores de Dios respecto del hombre (Gen 3:24, Exo 25:22).
Se los describe con el rostro de un hombre, león, buey y águila, sugiriendo esto que representan la perfección de las criaturas: inteligencia humana, vigor del león, servicio del buey y velocidad del águila.
Su forma compuesta y su proximidad a Dios llevan implícita la seguridad de que también las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de corrupción (Rom 8:21).
Funcionan como guardas de la santidad de Dios.
Guardaron el camino hacia el árbol de la vida en el huerto de Edén (Gen 3:24).
El uso de querubines en la decoración del tabernáculo y el templo puede que también indique su función de guardar (Exo 26:1-2, Exo 36:8-9, 1 Rey 6:23-29).
No solo guardan el lugar santísimo de los que no tienen por derecho acceso a Dios. También garantizaban el derecho del sumo sacerdote a entrar con sangre al lugar santísimo como mediador entre Dios y el pueblo.
Ellos garantizan, en este tiempo nuevotestamentario, que podemos ir confiadamente al lugar santísimo, al trono de Dios, gracias a la obra de Cristo en la Cruz.
Tienen algo en común con los serafines: constantemente glorifican a Dios.


Serafines.
Solo se mencionan en Isa 6:2, 6.
Aparentemente son una orden similar a la de los querubines.
Su característica distintiva es su amor ardiente hacia Dios (“serafines” significa seres ardientes).
Actúan como los asistentes del trono de Dios y agentes de limpieza espiritual.
Su ministerio tiene que ver directamente con Dios y su trono celestial porque están situados por encima del trono.
Dios los utiliza a veces para limpiar y purificar a sus siervos.
Su tarea es alabar el nombre y el carácter de Dios en el cielo..
Su descripción sugiere criaturas de seis alas parecidos a un ser humano.


Lideres gubernamentales.

Principados o autoridades. Siete veces usa Pablo esta denominación. Indica una orden de ángeles, tanto buenos como malos, que participan en el gobierno del Universo (Rom 8:38, Efe 1:21, Efe 3.10, Efe 6:12, Col 1:16, Col 2:10, Col 2:15).

Poderes y señoríos. Esto probablemente enfatiza la autoridad sobrehumana de los ángeles y los demonios ejercida con relación a los asuntos del mundo (Efe 1:21, 2:2, 3:10, 6:12; Col 1:16, 2:10, 15; 1 Ped 3:22).

Potestades. Esta palabra enfatiza el hecho de que los ángeles y los demonios tienen mayor poder que los humanos (2 Ped 2:11, Efe 1:21, 1 Ped 3:22).

Tronos o dominios. Esta palabra enfatiza la dignidad y la autoridad de los gobernadores angélicos en el uso que Dios hace de ellos en Su gobierno (Efe 1:21, Col 1:16, 2 Ped 2:10, Jud 8).



Gabriel.
Parece ser un ángel de alto rango, aunque no se le clasifica como un arcángel.
Su nombre significa “héroe de Dios”, “el poderoso” o “Dios es grande”, lo que sugiere que libra batallas de parte de Dios.
Su función clara en la Biblia es llevar mensajes importantes a varios individuos (Dan 8:16, 9:21, Luc 1:19, Luc 1:26), principalmente de misericordia y promesa.
Sus anuncios para exponer los planes, propósitos y veredictos de Dios tienen monumental importancia.
En Dan 8:16 y 9:21 aparece anunciando la visión para el tiempo del fin.
En Luc 1.19 y 1:26 aparece anunciando el nacimiento de Juan el Bautista y posteriormente el de Jesús.
Es el ángel al cual se le atribuye el hallazgo de los hermanos de José, el entierro de Moisés y la matanza de los ejércitos de Senaquerib.
Las Escrituras nunca se refieren a él como arcángel, aunque hacen más mención a sus obras que a las de Miguel, el arcángel.


Ángeles de las naciones.
Dan 10:13, 20 nos parece enseñar que toda nación tiene su ángel guardián, preocupado por el bienestar de esa nación, de la misma manera que hay demonios sobre ellas tratando de atarlas y privarlas de esas bendiciones.
El vocablo “principados” que aparece en el Nuevo Testamento es posible que se refiera a estos príncipes angélicos de las naciones (tanto los ángeles buenos como los demonios, Efe 3:10, Col 2:15, Efe 6:12).


Ángeles asociados con juicios futuros.
En dos de las tres series de juicios del Apocalipsis, son ángeles quienes los anuncia.
Cuando unos ángeles suenan las trompetas, los juicios de Apo 8-9 comienzan.
Las últimas siete plagas son derramadas a la tierra por ángeles (Apo 16).


Los ángeles de las siete iglesias (Apo 2 y 3).
Esos ángeles fueron vistos a la diestra del Cristo resucitado en la visión de Apo 1:16-20.
No está claro si éstos son seres angélicos o los líderes humanos de aquellas iglesias, aunque de acuerdo a Heb 11:3, que lo que se ve es hecho de lo que no se ve, posiblemente corresponden a seres angélicos que en el mundo espiritual se corresponden con los pastores de las iglesias en la tierra.
La palabra ángel claramente significa mensajero sobrehumano, es decir, el ángel guardián de cada iglesia.
También la palabra ángel se refiere a mensajeros humanos, es decir, los pastores de cada iglesia (para el uso de “ángel” para designar a seres humanos vease Mar 1:2, Luc 9:52, Sant 2.25).


Ángeles con responsabilidades especiales.
Ciertos ángeles se designan de acuerdo a la función particular que llevan a cabo.
Apo 14:18: un ángel que tiene poder sobre el fuego.
Apo 16:5: el ángel de las aguas.
Apo 9:11: el ángel del abismo.
Apo 20:1-2: el ángel que ata a satanás.






SECCION VI. EL MINISTERIO DE LOS ANGELES.



Generalidades.
Son siervos (Heb 1:1-14) de Dios.
Dios los manda para servicio o ayuda (diakonian) a los creyentes, y al servir así, los ángeles funcionan como los mensajeros sacerdotales (leitourgika pneumatata) en el templo-universo de Dios.


Funciones en cuanto a Dios.
Su ministerio principal es alabar y adorar a Dios (Apo 4 y 5), cuyo rostro contemplan siempre en el cielo (Mat 18.10), y ejecutan Su Palabra (Sal 103.20).
Se regocijan en lo que Dios hace (Job 38:6-7).
Le sirven (Sal 103:20, Apo 22:9) de múltiples formas en todo lo que Dios hace.
Se presentan delante de El (Job 1:6, 2:1).
Son instrumentos de Sus juicios (Apo 7:1, 8:2).
Parecen estar más activos de lo común cuando Dios instituye una nueva época en el curso de la historia.
Se unieron en alabanza cuando la tierra fue creada (Job 38:6-7).
Participaron cuando Dios le entregó la Ley a Moisés (Gal 3:19, Heb 2:2).
Estuvieron activos en el primer advenimiento de Cristo (Mat 1:20, 4:11).
Estuvieron especial y visiblemente activos durante los primeros años de la iglesia (Hch 8:26, 10:3, 7; 12:11).
Tomarán parte en los eventos concernientes al segundo advenimiento de Cristo (Mat 25:31, 1 Tes 4:1).


Funciones en cuanto a Cristo.
Ellos le veían (1 Tim 3:16).
Predicen (Luc 1:26-33) y anuncian su nacimiento (Luc 2:13).
Le protegen en su infancia (Mat 2.13. 2:19-21).
Le asisten en la tentación (Mat 4:11). Lo sostuvieron, fortalecieron y sustentaron en ese momento
Están listos para defenderle durante el proceso de la crucifixión (Mat 26:53).
Le confortan en Getsemaní (Luc 22:43). Un ángel lo fortaleció, le dio vigor anterior para continuar adelante en el plan de Dios, relacionado con la pasión.
Una legión de ellos estaban listos para venir en Su defensa si El los llamaba (Mat 26:53). Jesús sabía que podía descender de la cruz si quería; sabía que podía obtener la ayuda de más de doce legiones de ángeles que se lanzarían sobre aquel lugar espada en mano. Pero por nuestra salvación se quedó allí. Los ángeles hubieran corrido a la cruz a rescatar al Rey de reyes, pero por amor a la humanidad, porque sabía que sólo con su muerte podría haber salvación para todos nosotros, no quiso pedirles ayuda.
Cubrieron sus rostros en señal de dolor y angustia cuando Cristo murió en la Cruz. El pecado le costó al Padre lo más preciado. Por algo los ángeles se cubrieron el rostro y permanecieron consternados y callados al presenciar la crucifixión y la muerte de Cristo en esa cruz.
Remueven la piedra del sepulcro (Mat 28:2-4). Hubo un gran terremoto cuando el ángel del Señor descendió del cielo y removió la piedra y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Y de miedo, los guardas temblaron y se quedaron como muertos.
Anuncian la resurrección (Mat 28.6, Jn 20:11-12). Cuando una de las mujeres que seguían a Jesús llegó al sepulcro, encontró a un ángel sentado a la cabecera y el otro a los pies de donde había estado el cuerpo de Jesús. Entonces el ángel que estaba fuera de la tumba proclamó el mensaje más sencillo pero más apoteósico que la humanidad hubiera escuchado jamás: “No está aquí, ha resucitado”. Este mensaje transformó la historia del universo. Las tinieblas y la desesperación comenzaron a morir. La esperanza y la ilusión nacieron en el corazón de los hombres.
Anunciaron la segunda venida (Hch 1.10-11). Cuando Jesús ascendió al cielo después de su resurrección, una nube lo ocultó de la vista de los discípulos. Probablemente esa nube podría haber sido una hueste de ángeles que lo escoltarían, así como cuando vino a la tierra fue acompañado de una hueste angelical que proclamó su nacimiento.
En cuanto a Su segunda venida: la voz del arcángel se oirá en el traslado de la iglesia (1 Tes 4:16); lo acompañarán en Su segunda venida (Mat 25:31, 2 Tes 1:7) y separarán el trigo de la cizaña, las ovejas de los cabritos, los salvos de los impíos en Su segunda venida (Mat 13:39-40).


Funciones en cuanto a los creyentes.

Dios no está obligado a usar ángeles; El puede hacer todas las cosas directamente. Pero aparentemente escoge emplear el ministerio intermediario de ellos en muchas ocasiones. Sin embargo, los creyentes reconocemos que es el Señor quién hace estas cosas, ya sea directamente o por intermedio de ellos (nótese el testimonio de Pedro de que el Señor lo liberó de la cárcel aunque en realidad usó a un ángel para llevarlo a cabo, Hch 12:7-10, 11 y 17).
Aunque el poder de Dios sea suficiente para gobernarnos, debido a la debilidad del hombre El designó a Sus ángeles para velar por nosotros.
Lo importante para nosotros es cómo pueden ayudarnos ahora mismo con las situaciones de nuestra vida y a triunfar sobre las fuerzas del mal, así como cuál es nuestra relación contínua con ellos.
Dios nos ha encomendado a ellos y sin su ayuda no podríamos obtener victorias en la vida.  Gen 24:7, 40, Isa 63;9, Exo 23:23, Heb 13:2.

Hay varios ministerios que los ángeles cumplen en relación con la experiencia del creyente:
1 Rey 19:5-7. Abastecimiento angelical  en ocasiones han proporcionado alimentos, como en el caso de Elías, protección en la hora de peligro, gracia y favor delante de otrs personas, etc.
Luc 15.10. Se gozan cuando un pecador se arrepiente.
Luc 16:22. Acompañan a los creyentes al momento de su muerte hacia el lugar de su nueva morada.
Hch 8:26. Entregan instrucciones del Señor.
Dan 3:25, Dan 6:22, Hch 12:7. Intervienen para liberarnos de situaciones difíciles relacionadas con la defensa de la fe y nuestro servicio al Señor. Es interesante observar que aún cuando Lot se había apartado de los caminos de Dios yéndose en pos de las riquezas y del estilo de vida libertino de Sodoma y Gomorra, los ángeles del Señor fueron allí para salvarle la vida a él y a su familia, evitándole las consecuencias de su mal juicio.
Hch 27:23-24. Animan, acompañan, informan de situaciones por venir, y dan aliento en tiempo de peligro.
Heb 1:14. Son para servir a los herederos de la salvación.
Dan 7:15-27, 8:13-26, 9:20-27, Apo 1:1, 22:6, 22:8. Han tenido a su cargo comunicar y revelar el significado de la verdad de lo cual la iglesia y cada creyente en particular se aprovecha hoy en día.
Hch 12:5-10. Traen a los creyentes las respuestas a sus oraciones.
Hch 8:26, 10:3. Ayudan a ganar a las personas para Cristo.
1 Cor 4:9, 11.10; Efe 3.10, 1 Ped 1:12. Observan el orden, trabajo y sufrimiento cristiano. Observan la conducta de los redimidos.

La razón del interés en nosotros puede derivarse del hecho de que, puesto que no han experimentado la salvación personalmente, la única forma en que pueden ver sus efectos es por observación de cómo se manifiesta en nosotros.
Somos, por cierto, un teatro en el cual el mundo, los hombres y los ángeles componen el auditorio.
Hagamos una buena presentación para ellos tanto como para el Señor delante del cual todas las cosas están desnudas y abiertas.
Vivir rectamente en este mundo se hace más fácil cuando comprendemos que nuestro andar y nuestras luchas tienen primordial importancia para el cielo y los huestes angélicas (1 Tim 5:21).
Si los ángeles se regocijan cuando un pecador se arrepiente (Luc 15:10), las huestes de ángeles están contadas entre los espectadores de la tribuna celestial de nuestras vidas (Heb 12:1) y nunca pierden un detalle de nuestra vida terrenal. A pesar de ello no abuchean.




SECCION VII. OTRAS DE SUS FUNCIONES.



Con respecto a las naciones.
Intervienen en la vida de las naciones: a lo largo de la historia han estado ejecutando los fallos de Dios, dirigiendo el destino de las naciones que desobedecen a Dios, dispersando al pueblo de Dios por causa de sus pecados, castigando a Sodoma y Gomorra y luego a Babilonia y Nínive. La llama de fuego (Heb 1:7) con que la Palabra de Dios describe a los ángeles sugiere lo horrendo del castigo que manda Dios y lo candente del poder de los ángeles que ejecutan sus decisiones y aplican el castigo según los principios divinos de justicia.
Velan sobre los gobernantes y las naciones (Dan 4:17) y buscan influenciar en sus líderes humanos (Dan 10:21, 11:1).
Dan 10:13. Librando la batalla en los aires contra las huestes espirituales de maldad que operan en contra de naciones.
Dan 12.1. Liberando al pueblo de Dios, Israel (Miguel, el arcángel, especialmente guarda a Israel). Su capacidad bélica, que está implícita en Gn. 32.1s; 1 R. 22.19, se deja ver en forma más específica en Jos. 5.13–15; 2 R. 6.17: de aquí el título familiar de la deidad, Yahvéh Dios de los ejércitos.
Apo 8 y 9. Los siete ángeles que tocarán las siete trompetas en los tiempos finales, y que desatarán juicios en contra de los moradores impíos de la tierra.
Apo 16. Los siete ángeles que derramarán las siete copas de la ira de Dios sobre la tierra. Y que desatarán juicios en contra de los moradores impíos de la tierra
Durante los años venideros de la tribulación, van a participar en la administración de los juicios de Dios (Apo 8:9).


Con respecto a las personas no salvas.
Intervienen en la vida de los individuos no salvos.
Así como cumplen la voluntad de Dios en cuanto a la salvación de los creyentes, también son “vengadores” que emplean ssu poder para cumplir la voluntad de Dios en cuanto a los castigos.
Gen 19:13. Fueron enviados a destruir Sodoma y Gomorra.
Mat 13.39. Al final de los tiempos, apartarán a los justos de los injustos.
Hch 12:23. Un ángel hirió a Herodes que no dio gloria a Dios, más bien, se dejó endiosar por el pueblo.
Apo 14:6-7. En los últimos tiempos, un ángel volará en medio del cielo y predicará el evangelio eterno a los moradores de la tierra en toda nación, tribu, lengua y pueblo.
Apo 14:8-11. Otros ángeles anunciarán a los moradores de la tierra, en los últimos tiempos, sobre los juicios ejecutados y los venideros de parte de Dios, principalmente por recibir la marca de la bestia.
Apo 16:1. Inflingen juicios sobre ellos.


Los ángeles y el Evangelio.
Dios los ha delegado para hacer pronunciamientos extraordinarios a los hombres.
Sin embargo, no les ha concedido el privilegio de predicar el Evangelio. Quizá porque no le podrían hacer con cabal entendimiento (sería solo teoría) porque como nunca han pecado, nunca han experimentado los efectos del pecado, la necesidad de Dios que implican las consecuencias del pecado, ni tampoco de la salvación.
Aunque no puedan predicar el Evangelio, de múltiples maneras dan fe de él y manifiestan el enorme interés que ellos tienen en él.
Sin embargo, han sido comisionados por Dios para ayudar a los que predican el Evangelio: a Felipe lo guió un ángel para que le predicará al eunuco etíope. A Cornelio le dio instrucciones un ángel para que enviara a buscar a Pedro a casa de Simón el curtidor, y posteriormente, todos fueron salvos y llenos del Espíritu Santo. A Pedro le dio instrucciones un ángel para que fuera a casa de Cornelio. También su ayuda incluye la manifestación de hechos milagrosos que confirman el mensaje de la Palabra.
Donde quiera y cuando quiera que el evangelio con su poder transformador esté obrando, existe la posibilidad de que de cierta forma los ángeles tengan alguna participación. Este es un misterio que no entenderemos bien hasta que estemos en el cielo.
Una de las características de los mensajes que transmiten los ángeles en su perentoriedad (prisa) porque las instrucciones que transmiten sean cumplidas, y esto es lógico por cuanto que se tratan de órdenes de Dios. Las expresiones contemporáneas como “apúrate”, “de prisa”, etc., encajarían muy bien en casi todas las órdenes que dan los ángeles
Otra de esas características es que, por lo general, transmiten mensajes breves.
Tienen los ojos fijos en todas las personas. Ellos conocen la condición espiritual de cada individuo sobre la faz de la tierra. No solo nos ama Dios, también sus ángeles nos aman. Están ansiosos de que nos arrepintamos y nos volvamos a Cristo en busca de salvación antes de que sea demasiado tarde. Saben los terribles peligros del infierno que hay por delante. Quieren que pongamos rumbo al cielo aunque saben que esa es una decisión que solo nosotros podemos hacer.


Los ángeles y la profecía.
Las huestes angelicales siempre han coadyuvado al cumplimiento de las declaraciones proféticas de Dios, así como lo harán en los últimos tiempos y en la segunda venida de Cristo.
Aunque los ángeles puedan profetizar no por ello son profetas. Gabriel profetizó el nacimiento de Juan el Bautista y de Jesús. Le profetizó y le dio instrucciones a José respecto al cuidado del niño. Uno de ellos le dio el mensaje de los tiempos finales con todo detalle a Juan.
Los ángeles han recibido autoridad para cumplir los dictados proféticos de Dios (1 Ped 3:22). Aunque tienen enorme autoridad, se limitan a hacer sólo la voluntad de Dios. Jamás se apartan del mensaje de Dios ni lo diluyen ni cambian esos planes.
En el libro de Apocalipsis, de los capítulos 4 al 19, encontramos la descripción detallada de los castigos que caerán sobre la tierra: los ángeles tomarán parte en la ejecución de dichos castigos. Después de esos castigos, los ángeles acompañarán al Señor Jesucristo en el cumplimiento del mensaje profético de Su Segunda Venida a la tierra.
A través de los siglos solo han glorificado al Señor, nunca a sí mismos.


Los ángeles y la muerte.
Por el pasaje en el cual Lázaro es conducido al seno de Abraham por ángeles, deducimos que los ángeles acompañan al cristiano en su muerte y lo conducen hacia l lugares celestiales que están preparados para él.
Cientos de relatos de moribundos, y aún de personas que murieron y resucitaron, corroboran que los ángeles acompañan en la hora de la muerte.
Los ángeles que han estado con nosotros aquí en nuestra vida terrena y nos han ayudado a librar nuestras batallas contra los enemigos espirituales, cuando llegue la última gran batalla contra la muerte seguramente estarán allí también ayudándonos.
La muerte es una batalla, un acontecimiento enormemente crítico. Pablo lo llama el postrer enemigo (1 Cor 15:26).
Aunque la muerte perdió su aguijón en virtud de la obra de Cristo en la cruz y en su resurrección, todavía provoca miedo e incertidumbre.
Seguramente los ángeles nos ayudarán a pasar por ella. ¿No serán la vara y el cayado que nos confortan en el valle de sombra de muerte? (Sal 23:4).
A menudo no vienen solo a escoltar al creyente que se va, sino también a dar esperanza y gozo a los que se quedan y a ayudarlos a soportar la pérdida: óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar de duelo (Isa 61:3).

10 Nov 2008