Estudio Bíblico

Inicio > Estudio

Como relacionarnos con los no creyentes



PRINCIPIOS GENERALES.
Gen 12:1-3 nos enseña que en nosotros, los creyentes, serán benditas todas las familias de la tierra. Por lo tanto, nuestra responsabilidad es buscar formas de bendecirlos. Es lo que Jesús nos enseñó en Mat 7:12 (la regla de oro).
No apartarnos de ellos: Jesús compartía con los publicanos y pecadores (Mat 9.10). La relación con ellos no nos puede contaminar. Jesús nos enseña que no es lo que está fuera de nosotros lo que nos contamina sino lo que está en nuestro propio corazón (Mat 7:15-23).
o Apartarnos de ellos es equivalente a fariseísmo (Mat 9:11).
o No somos del mundo, pero estamos en el mundo (Jn 17:14-16).
Somos llamados a reconciliarlos con Dios (2 Cor 5:18-20: ello no se puede hacer de lejos, solo estando con ellos. Estar con ellos no quiere decir ser como ellos.
o No menospreciarlos, ni estigmatizarlos.
o No acosarlos.
o No condenarlos.
o Nuestra sola presencia ya para ellos es suficiente incomodidad, no por nosotros sino por su propio pecado.



ACCIONES PRÁCTICAS.
Amándolos como a nuestros hermanos en Cristo (Jn 3:16). Dios no hace acepción de personas (Efe 6:9).
Dándoles ejemplo de un estilo diferente de vida (Jer 15:19), siendo para ellos modelo de vida (luz, Mat 5:14-16).
No dándoles oportunidades para pecar (Mat 5:13).
No vengarnos (Mat 5:38-40)
Ayudándolos en lo que nos sea posible (buscar oportunidades, no dejarlo a lo espontáneo, y más aún, cuando nos pidan ayuda): la milla extra (Mat 5:41).
Bendecirlos, animarlos, exhortarlos, motivarlos (en todas las áreas de su vida) (Mat 5:44).
Hacerles bien (Mat 5:44), servirlos (Mar 10:42-45) y orar por ellos (Mat 5:44).
Y compartirles la Palabra para que vengan al conocimiento de Cristo (Mat 28.18-20, Mar 16:15-18, Hch 1:8).
No condenándoles ni acusándoles: el diablo no necesita nuestra ayuda, lo sabe hacer muy bien solo (Apo 12:10).
No discutir (la Biblia no se discute, solo se comparte). Para ellos es locura (1 Cor 1:18) porque tienen cegados los ojos de su entendimiento para que nos les resplandezca la luz del evangelio (2 Cor 4:4).
El convencerlos no nos corresponde a nosotros, ni es el resultado de argumentos naturales; es la obra del Espíritu Santo (Jn 16:7-8) y es resultado de una revelación en sus corazones.

Pro 11:30: “El fruto del justo es árbol de vida; y el que gana almas es sabio.”

1 Ped 3:15: “sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;”



07 Abr 2008
Referencia: Relaciones.