Amar la instrucción, el consejo, la sabiduría.
Pro_12:1. Amar la instrucción.
La instrucción.
Es el proceso de enseñar, adoctrina, comunicar conocimientos, dar a conocer el estado de algo y/o el conjunto de reglas o advertencias para un fin.
Es el caudal de conocimientos que se adquieren y el curso que siguen los procesos mencionados anteriormente.
Implica una formación y/o educación general.
La dirección.
Es un derivado de “dirigir” que significa llevar algo hacia un término o lugar, guiar y/o encaminar las operaciones a un fin, regir, dar reglas, aconsejar u orientar.
Es definir el camino o rumbo que debe seguir algo para llegar a un lugar determinado, a un fin, una meta, un objetivo. La enseñanza y el consejo con que se encamina a una persona.
La utilización de ciertas técnicas para guiar a la persona en la ejecución de algo, con el objetivo de que el resultado sea fiel a las instrucciones que se reciben.
La instrucción del padre y la enseñanza (o dirección) de la madre (Pro_1:8-9).
El padre emite las instrucciones generales que el hijo debe seguir en su vida dentro de la familia.
La madre ayuda al hijo para enseñarle las formas específicas en las que se cumplen las instrucciones del padre en cada uno de los aspectos de su vida.
En base a los dos conceptos anteriores, lo que la Palabra nos enseña en este versículo es el trabajo en equipo que deben realizar los padres de familia con respecto a sus hijos.
Esta distribución de tareas dentro de la familia entre el padre y la madre obedece a los diseños particulares del hombre y de la mujer: el hombre ve lo general (el bosque) en tanto que la mujer ve lo específico (las flores), y los hijos, por su inexperiencia, necesitan tanto una visión de lo general como de lo específico para poderse orientar adecuadamente en la vida. En esta distribución de tareas se nota la complementariedad que es la característica de un matrimonio y la asignación de la esposa como la ayuda idónea del esposo.
Como resultado del trabajo conjunto del padre y la madre, si el hijo sigue ambas (instrucción y dirección), una guirnalda, una señal de victoria que la Palabra define como de gracia (bendiciones) va a estar sobre él y su conducta va a ser un buen testimonio en su vida (collares, adorno).
La instrucción es una parte esencial del crecimiento espiritual (2Ti_3:16).
La instrucción se refiere al conocimiento y entrenamiento para poner en práctica la Palabra.
Por ello, amar la instrucción es amar la sabiduría (la obediencia, el buen vivir).
Necesitamos amar la instrucción de la Palabra.
La Palabra es Jesús (Jua_1:1, Jua_1:14).
Amar la instrucción de la Palabra es amar a Jesús, es querer conocerle más cada día.
Como Él es el camino, la verdad y la vida que nos llevan al Padre:
La instrucción nos acerca cada día más al Padre.
Y acercarnos cada día más a Él implica vivir cada vez más parecido a lo que será la vida eterna.
Cada victoria, cada bendición, cada sanidad, cada liberación, cada restauración, son un anuncio de la eternidad.
Mientras más conocemos de Dios y de Su Palabra, más bendición y libertad tendremos (Jua_8:31-32).
Y como consecuencia, nuestra vida tendrá más parecido a lo que viviremos en la eternidad.
La Palabra es vida y eficaz (cada día su entendimiento crece en nosotros, cada día nos es revelado más de ella, es infinita).
La instrucción no cesa, dura toda la vida, y seguramente seguirá en la eternidad (no hay fin para lo que podemos aprender).
Pero ello implica:
Amar la instrucción, buscarla, anhelarla.
Aceptar la disciplina y la corrección que viene con ella (2Ti_3:16, Heb_4:12).
Aprender de la sabiduría de otros, de su ejemplo, de su consejo (Pro_11:14, Pro_15:22, Pro_24:6).
Necesitamos estar abiertos a la enseñanza (ser enseñables, tener un corazón humilde para aprender de todos y de todo).
Los que rechazan la instrucción, pierden.
Pierden el tesoro de la sabiduría (mejor que el oro, la plata y las piedras preciosas) (Pro_8:11).
Pierden las riquezas (no exclusivamente materiales sino las espirituales, las emocionales, el fruto del Espíritu, etc.), la honra y la largura de días (Pro_3:16).
La instrucción.
Es el proceso de enseñar, adoctrina, comunicar conocimientos, dar a conocer el estado de algo y/o el conjunto de reglas o advertencias para un fin.
Es el caudal de conocimientos que se adquieren y el curso que siguen los procesos mencionados anteriormente.
Implica una formación y/o educación general.
La dirección.
Es un derivado de “dirigir” que significa llevar algo hacia un término o lugar, guiar y/o encaminar las operaciones a un fin, regir, dar reglas, aconsejar u orientar.
Es definir el camino o rumbo que debe seguir algo para llegar a un lugar determinado, a un fin, una meta, un objetivo. La enseñanza y el consejo con que se encamina a una persona.
La utilización de ciertas técnicas para guiar a la persona en la ejecución de algo, con el objetivo de que el resultado sea fiel a las instrucciones que se reciben.
La instrucción del padre y la enseñanza (o dirección) de la madre (Pro_1:8-9).
El padre emite las instrucciones generales que el hijo debe seguir en su vida dentro de la familia.
La madre ayuda al hijo para enseñarle las formas específicas en las que se cumplen las instrucciones del padre en cada uno de los aspectos de su vida.
En base a los dos conceptos anteriores, lo que la Palabra nos enseña en este versículo es el trabajo en equipo que deben realizar los padres de familia con respecto a sus hijos.
Esta distribución de tareas dentro de la familia entre el padre y la madre obedece a los diseños particulares del hombre y de la mujer: el hombre ve lo general (el bosque) en tanto que la mujer ve lo específico (las flores), y los hijos, por su inexperiencia, necesitan tanto una visión de lo general como de lo específico para poderse orientar adecuadamente en la vida. En esta distribución de tareas se nota la complementariedad que es la característica de un matrimonio y la asignación de la esposa como la ayuda idónea del esposo.
Como resultado del trabajo conjunto del padre y la madre, si el hijo sigue ambas (instrucción y dirección), una guirnalda, una señal de victoria que la Palabra define como de gracia (bendiciones) va a estar sobre él y su conducta va a ser un buen testimonio en su vida (collares, adorno).
La instrucción es una parte esencial del crecimiento espiritual (2Ti_3:16).
La instrucción se refiere al conocimiento y entrenamiento para poner en práctica la Palabra.
Por ello, amar la instrucción es amar la sabiduría (la obediencia, el buen vivir).
Necesitamos amar la instrucción de la Palabra.
La Palabra es Jesús (Jua_1:1, Jua_1:14).
Amar la instrucción de la Palabra es amar a Jesús, es querer conocerle más cada día.
Como Él es el camino, la verdad y la vida que nos llevan al Padre:
La instrucción nos acerca cada día más al Padre.
Y acercarnos cada día más a Él implica vivir cada vez más parecido a lo que será la vida eterna.
Cada victoria, cada bendición, cada sanidad, cada liberación, cada restauración, son un anuncio de la eternidad.
Mientras más conocemos de Dios y de Su Palabra, más bendición y libertad tendremos (Jua_8:31-32).
Y como consecuencia, nuestra vida tendrá más parecido a lo que viviremos en la eternidad.
La Palabra es vida y eficaz (cada día su entendimiento crece en nosotros, cada día nos es revelado más de ella, es infinita).
La instrucción no cesa, dura toda la vida, y seguramente seguirá en la eternidad (no hay fin para lo que podemos aprender).
Pero ello implica:
Amar la instrucción, buscarla, anhelarla.
Aceptar la disciplina y la corrección que viene con ella (2Ti_3:16, Heb_4:12).
Aprender de la sabiduría de otros, de su ejemplo, de su consejo (Pro_11:14, Pro_15:22, Pro_24:6).
Necesitamos estar abiertos a la enseñanza (ser enseñables, tener un corazón humilde para aprender de todos y de todo).
Los que rechazan la instrucción, pierden.
Pierden el tesoro de la sabiduría (mejor que el oro, la plata y las piedras preciosas) (Pro_8:11).
Pierden las riquezas (no exclusivamente materiales sino las espirituales, las emocionales, el fruto del Espíritu, etc.), la honra y la largura de días (Pro_3:16).
14
Nov
2024