Estudio Bíblico

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Beneficios de la paternidad espiritual.



Los beneficios de la paternidad espiritual (la parábola del hijo pródigo, Luc . 15:20-23)


El padre espiritual muestra misericordia hacia el hijo.
El amor cubre multitud de faltas (Prov 10:12).
No solo perdón de pecados, también olvido y restauración (Sal 103:8-12).
Disciplina: el padre que ama a sus hijos los disciplina (pero no deja de amarlos) (Heb 12:5-8).


El mejor vestido: la unción del padre espiritual.
Isa 59:21, Sal 133:2: la misma unción que está sobre el padre espiritual estará sobre sus hijos y sobre los hijos de sus hijos espirituales. Y esa unción trae a los hijos:
• Libertad y descanso (Isa 10:27, Mat 11.28-30).
• Consolación, porque con la consolación con que él ha sido consolado, consolará (2 Cor 1:3-4).
• Conocimiento de todas las cosas que necesitan saber (Isa 59:21, 1 Jn 2.20, 1 Jn 2:27).
• El mismo poder y la misma eficacia ministerial del padre espiritual (Hch 1:8, Isa 59:21).


Anillo en su mano.
El anillo representa la misma autoridad.
El hijo recibe la misma autoridad del padre espiritual para continuar la obra de Dios a través de ellos (Gen 41:41-42, Jn 14:12).


Calzado en sus pies.
El calzado en los pies, que es el mismo apresto del Evangelio de la paz que menciona Efe 6:15 como parte de la armadura de Dios, también implica revelación.
La misma Palabra que Dios ha depositado y revelado en el padre espiritual es la que será transferida al hijo (Isa 59:21) como herencia de su padre espiritual.
Y ello determinará que los hijos sean bienaventurados (Isa 52:7) en todas las áreas de su vida (3 Jn 2-4) en la medida que renovan su entendimiento con esa Palabra.


Becerro gordo.
El becerro gordo nos habla de abundancia y prosperidad.
El padre espiritual tiene la palabra de bendición para habilitar al hijo para que le vaya bien en la vida en todos los aspectos, tal como Dios bendijo a Adán en el Edén (3 Jn 2-4, Gen 1:28).
Esta abundancia y prosperidad no solo se refiere a lo material, aunque lo incluye. Se refiere a todas las áreas de la vida del hijo, espíritu, alma y cuerpo (1 Tes 5:23).


Comamos.
Esta actividad nos habla de intimidad, comunión, relación cercana, revelación de los planes y de las cosas más profundas (Gen 18:1-5, Gen 18:17-19).
Jesús tenía ese tipo de intimidad con los discípulos, de tal manera que si bien Jesús les predicaba a las multitudes, después de esas enseñanzas El se reunía con los discípulos en la intimidad de la casa, comía con ellos, y les enseñaba los significados profundos de las enseñanzas que había impartido a la multitud (Mat 13:36, Mat 24:1, Mat 24:3, Mat 20:17, etc.), y les mostraba los secretos muy guardados y los tesoros escondidos de esas enseñanzas (Isa 45:3). Y lo mismo sucede con un padre espiritual y sus hijos espirituales. Solo estos tienen acceso a las profundidades y a las perlas que Dios le ha enseñando al padre.





Hagamos fiesta.
Así como normalmente ningún hijo va a estar mejor que en la casa de sus padres naturales, así los hijos espirituales no van a estar en ninguna casa mejor que en la suya propia, con su padre espiritual, aún cuando ya hayan sido enviados a formar su propia casa.
Por lo general, en lo normal de los casos, la estancia del hijo en la casa paterna siempre le produce gozo. La casa paterna es el refugio, un oasis de bendición y restauración, en medio de las batallas que todos tenemos que enfrentar en nuestro diario vivir.
Igual sucede con el padre espiritual y el hijo espiritual. El estar en la casa del padre espiritual, y compartir con él, y descubrir juntos las verdades y maravillas de la Palabra, y trabajar juntos en las cosas de Dios, que son una parte importante del propósito de Dios para la vida de cada uno de nosotros, nos lleva a tener el gozo que solo puede surgir del cumplimiento y la vivencia del propósito de Dios para nuestras vidas, y ese propósito solo está a la par del padre espiritual.
El cumplimiento del propósito de Dios (tener un padre espiritual, estar con él, compartir con él, aprender de él y servirle) nos produce gozo (como el cumplimiento del propósito del hijo de volver a la casa del padre –ha vuelto--, solo en la casa del padre espiritual hay bendición plena (Sal 23:1-6).


La respuesta a las preguntas básicas de la vida.
La convivencia con el padre espiritual, igual que la convivencia con el padre natural en el plano natural, le trae a los hijos las respuestas básicas de la vida en el plano espiritual; es a través del padre espiritual que Dios, nuestro Padre celestial, le va a traer las respuestas y confirmaciones necesarias de esas respuestas, al hijo espiritual (Efe 1:15-19).
Es al abrigo del padre espiritual, en su compañía y en la comunión y servicio con él, que el hijo encuentra, entiende, clarifica y especifica, las respuestas a las preguntas básicas del vida que le darán la orientación y le llevaran al cumplimiento de su destino en Dios (Efe 1:15-19):
* ¿Quién soy yo? --> identidad.
* ¿De donde soy? --> origen.
* ¿Por qué estoy aquí? --> propósito.
* ¿Hacia donde voy? --> destino.
* ¿Que puedo hacer? --> potencial.


Conclusión.
La paternidad espiritual es tan necesaria, vigente y útil hoy como lo es la paternidad natural (Sal 127:4, Deut 6:1-6).
Así como la falta de una paternidad natural responsable provoca tremendos efectos en la vida de las personas, así la falta de una paternidad espiritual responsable a la cual acogerse, provoca también muchos problemas a los miembros del cuerpo de Cristo, que redundan en una baja calidad de vida, ineficiencia e ineficacia en la vida espiritual y que se refleja en los demás aspectos de la vida, desorientación en la forma de vivir y realizar la vida cristiana, etc., llevando a muchos a vivir un cristianismo “desértico”, rutinario, tradicional, religioso, en lugar de vivir un cristianismo “gozoso!”, rebosante, triunfante, etc. tal como lo evidencia la iglesia de Corintios (1 Cor), que tenía mucha enseñanza de maestros (1 Cor 4:15) pero una vida cristiana con demasiados problemas, porque no habían aceptado la autoridad paterna (espiritual y apostólica) de Pablo (1 Cor 9:1-2), por lo que él se ve en la necesidad de reafirmar esa autoridad y enviarles esa epístola para que bajo su autoridad paterna, establecieran los correctivos necesarios para vivir en la plenitud de Cristo.

30 Ene 2009