Estudio Bíblico

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¿De donde surge la fe?



OBJETIVOS DE LA ENSEÑANZA.
Profundizar nuestro entendimiento de lo que es la fe y la necesidad de tenerla y desarrollarla: que así como el cuerpo necesita de lo terrenal para sobrevivir, el material que sustenta la vida espiritual es la fe.
Reconocer que es lo que produce y desarrolla nuestra fe y establecer prioridades y planes para desarrollarla.



ROM 10:17.
La fe viene por el oír y el oír la Palabra de Dios --> La fuente de la fe.
La ruta por la que crece la fe --> oír, y oír, y oír, y oír --> escuchar, leer, pensar, hablar, confesar, repetir, meditar, reflexionar.
La fe madura es el resultado de la repetición contínua de la Palabra de Dios hasta que ella, sin ningún lugar a dudas, es creída, y no solo creída, sino vivida permanentemente por cada uno de nosotros.



OIR CON NUESTROS OIDOS FISICOS.
Rom 10:14: ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?
El proceso: predicar --> oír --> creer.
La recomendación de Jesús --> el que tiene oídos para oír que oíga --> escuchar atentamente --> Mat 11:15, 13:9, 13:43, Mar 4:9, Luc 8:8, 14:35.



LEER Y PENSAR.
Es una forma de oír, internamente.
Lo que leemos y lo que pensamos, nuestra mente lo capta como si fueran palabras que escuchamos y lo procesa.
De la misma manera que la recomendación de Jesús de que el que tenga oídos para oír, que oiga, se aplica al oído físico, también se aplica a la lectura de la Palabra: leerla con atención, con dedicación, con concentración.
Lo que pensamos necesitamos cuidarlo también: conforme pensamos así vamos a proceder (vivir, actuar, ser) --> (Prov 23:7).
Nuestros pensamientos determinan nuestras acciones.
Nuestras acciones como creyentes deben estar determinadas por la Palabra.
Por lo tanto, deberíamos pensar de contínuo en la Palabra: la vamos a aplicar, la vamos a vivir.
Fil 4:8: pensar lo verdadero, lo puro, lo honesto, lo bueno, lo justo, lo digno de alabanza  la Palabra.



HABLAR, CONFESAR, REPETIR (1 Ped 4:11).
Nuestras palabras a la vez que las pronunciamos las escuchamos: el oír físico produce fe.
Algo bueno es determinarnos a que diariamente nos memoricemos un versículo, y lo repitamos durante todo el día, de tal manera que ese versículo quede grabado en nuestra mente, y en nuestro corazón haga crecer la fe.



MEDITAR Y REFLEXIONAR.
Son actividades del pensamiento, y como tales, resuenan en nuestra mente como las palabras escuchadas de otros.
Meditar y reflexionar es pensar constantemente en la Palabra y en sus implicaciones en mi vida.
Determinar en que me instruye, en que me confronta, en que me enseña, que acciones y cambios demanda de mí.
Sal 1.1-3: Él que medita en la Palabra de día y de noche y tiene en ella su delicia, tendrá vida permanente (la Palabra vivifica) y todo lo que haga prosperará (le saldrá bien).




04 Mayo 2008