Estudio Bíblico

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El juicio eterno (2).



ENSEÑANZA No. 44.

EL JUICIO ETERNO (2).



Objetivos de la enseñanza.
Mejorar e incrementar nuestro entendimiento y comprensión acerca del significado del juicio eterno y sus implicaciones en la vida terrenal.
Exhortarnos a vivir vidas agradables delante de Dios como consecuencia del amor con el que El nos ha amado, y en concordancia con la vida para la cual El nos ha destinado en la eternidad.


El juicio eterno.
El evento central de la historia es el sufrimiento y la muerte de Cristo.
Nuestra confianza y aceptación personal de esto determinará el resultado del juicio eterno.
Aquel que crea en el Señor Jesús será justificado y será recompensado sobre las obras que haya hecho como hijos de Dios. Aquel que no crea en Él, será condenado.
Algunos de los principios de este evento relacionados con el juicio eterno son:
UNO. Jesucristo es el Cordero de Dios que pagó por todos nuestros pecados (Isa 53:6, Zac 13:11).
DOS. Humillarse y arrepentirse es lo que produce el perdón de pecados (Hch 2:38) pero no todas las personas aceptan el perdón de pecados (Mar 16:15).
TRES. Cuando aceptamos el Señorío de Cristo sobre nosotros (Rom 10:8-10) nuestros nombres son escritos en el Libro de la Vida.
CUATRO. Es una decisión de cada persona recibir el regalo del perdón de pecados (Jn 3:14-15). Al morir una persona ya esta decidido (por ella misma) hacia donde habrá de dirigirse (Ecl 11:3).


El juicio de los pecadores.
Todo pecador aparecerá delante del Gran Trono Blanco.
Los libros se abrirán: la vida de toda persona al tiempo de este juicio será abierta y vista (Apo 20:12). Serán juzgados conforme a su respuesta a la revelación de Dios (en la creación, en su conciencia y/o en Su Palabra) y por sus obras (Apo 12:13). Como consecuencia de que por las obras de la ley nadie puede ser justificado (Rom 6:23), todos serán echados al lago de fuego (Apo 20:14).
Será el fin del diablo y sus demonios (Apo 20:10), de los pecadores (Apo 20:11-12) y de la tierra y los cielos como los conocemos ahora (Apo 20:11).


El juicio de los creyentes.
Todos los creyentes (justos) daremos cuenta a Cristo de lo que hayamos hecho, sea bueno o malo (2 Cor 5:10) y nos presentaremos ante su tribunal (Rom 14:10-12) y todos recibiremos recompensa por lo bueno que hayamos hecho (1 Cor 3:8).
Seremos juzgados por nuestro Señor (el Tribunal de Cristo) con respecto a la mayordomía de los talentos, dones, oportunidades, y responsabilidades que se nos hayan concedido en el curso de nuestra vida (Mat 25).
La referencia a este juicio en 1 Ped 1:17 resulta particularmente significativa en lo que hace a su carácter: será un juicio paternal que no tendrá el efecto de hacer peligrar la posición del creyente en el seno de la familia de Dios; se hará con toda la comprensión y la compasión de un padre; pero no por ello ha de tomarse con liviandad o descuidadamente.
Los principios de este juicio son:
UNO. Las obras se probarán en el fuego, las que permanezcan serán aprobadas y las que se quemen no. La obra que permanezca recibirá galardón.
DOS. El creyente no se perderá, todos permanecerán salvos pero como por fuego (1 Cor 3:15).
Tres formas para probar nuestras obras ante el tribunal de Cristo. Por el motivo y/o las intenciones del corazón, por la obediencia al Señor y por el poder o efectividad de ésta.


18 Abr 2009