Estudio Bíblico

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Conociendo al enemigo.



CONOCIENDO AL ENEMIGO.



El enemigo: el diablo.

La Biblia lo llama: el dios de este mundo (2 Cor 4:4), el príncipe de la potestad del aire (Efe 2:2), por lo que todo el mundo yace bajo su poder (1 Jn 5:19).
El poder que ejerce es el poder que le da la mentira (Jn 8.44).
No es omnipresente, omnipotente, omniciente, como no lo es ningún ángel (es un ángel caído). Solo Dios lo es.

Isa 14:12-20, Ezeq 28:12-19.
Era un ángel (por lo tanto, opera en todo como un ángel, solo que para corrupción, destrucción, muerte, Jn 10:10) y conoce la forma como están organizadas y operan las huestes del cielo, y copia esas formas de organización y operación (Efe 6:12, 2 Cor 11.14), en todas sus acciones.
Estuvo en el cielo, era el sello de la perfección, lleno de sabiduría y hermosura.
Era el guardián del Trono en el santo monte de Dios.
Era el responsable de la alabanza y la adoración a Dios.
Quiso usurpar el lugar de Dios, fue lleno de iniquidad.
Se enalteció su corazón (orgullo); corrompió su sabiduría.
Sus mentiras, que los seres humanos creen, provoca una serie de situaciones:
Destrucción de la tierra: temblores y desertificación.
Destrucción de la humanidad: trastorna los reinos, asola sus ciudades.

Jesús lo derrotó en la Cruz, triunfando sobre El y despojándolo de toda autoridad y poder (Col 2:13-15, 1 Jn 3:8) y nos delegó a nosotros toda Su autoridad (Mat 28.18-20) para que en Su Nombre lo echemos fuera (Mat 16.15-18) y lo venzamos (1 Jn 2:13-14, 1 Jn 4:4, Apo 12:11) y recuperemos lo que por nuestra causa se perdió (Rom 8.19-21).



Las obras del maligno.
Cuando los perdidos mueren sin conocer a Dios, obtiene una victoria eterna.
Cuando Dios nos es glorificado en la vida (relaciones y actividades) de un individuo, en la iglesia, en las ciudades o en las naciones, ha logrado en parte su objetivo.
Cuando recoge alabanza y adoración que debería ser para Dios se siente satisfecho (idolatría, 1 Cor 10:19-20, Exo 32:17, Apo 9.20).
Intenta hacer todo lo posible para que los seres humanos sean los más miserables durante sus vidas (Jn 10:10): guerras, crimen, pobreza, racismo, opresión, etc.
Que las personas no reconozcan a Jesús como Señor y sean salvas (2 Cor 4:4).
Corromper las normas morales para que los personas no obedezcan a Dios y a sus mandamientos (tentación y pecado) (Mat 4:1-11, Sant 1:12-15).
Arruinar la credibilidad de la Palabra, desacreditando sus afirmaciones (Gen 3:1-5, 2 Cor 10:3-5, Prov 16:25, Rom 1.18-31).
Destruir la fe en el mundo, despojando a la humanidad de la fortaleza y consuelo de ella (Efe 6:16).
Estorbar la obra de Dios corrompiendo Su principal recurso, las personas (Gen 3:1-7).
Provocar la caída de las naciones (Ezeq 31.10-18).
Provocar discordias, guerras, odio, asesinatos (Gal 5:19-21).
Oponerse al plan de Dios de redimir de sus garras al cosmos (Rom 8:19-21).



Los aliados del diablo.
Los demonios (posiblemente la tercera parte de los ángeles -las estrellas del cielo. que fueron arrastradas por el dragón, Satanás, según Apo 12:4).
El diablo y los demonios no operan solos. Para lograr sus objetivos cuentan con dos aliados: el mundo y la carne.
El mundo, los sistemas de pensamiento y sociales, con sus justificaciones, que no vienen de Dios ni le glorifican (1 Jn 2:15-17, 2 Cor 10:4-5, Rom 1.18-31, Prov 16:25, Sant 4:1-10).
La carne, los pensamientos que nosotros tenemos que no vienen de Dios, que no se ajustan a Su Palabra (Prov 16:25, Rom 1:18-21, Rom 8:1-8, Efe 4:17-32), y que por lo general devienen del mundo, de los sistemas de pensamiento y sociales que no vienen de Dios ni le glorifican.



Los dardos del fuego del maligno (Efe 6:16).
Son las armas que el enemigo y sus aliados usan para atacarnos en lo individual y colectivo:
La mentira (Jn 8:44).
La tentación y el pecado (Sant 1:12-15).
El orgullo (Ezeq 28:17, Sant 4:6, 1 Ped 5:5, Apo 3:17).
La acusación (Apo 12:10).
La culpabilidad y la condenación (Rom 8:33-34).
La duda, la incredulidad (Gen 3:4).
El temor, el afán, la angustia (Mat 13:21-22, Mat 6:25-32).
La amargura, la falta de perdón, el resentimiento (Heb 12:4).
La ira (Efe 4:26-27).
Los sistemas de pensamiento humanos que no toman en cuenta a Dios (Prov 16:25).
El ritualismo, tradicionalismo y/o religiosidad (Apo 2:4) se apagan el primer amor.
Tolerancia a falsas doctrinas (Apo 2:14-15) y al pecado (Apo 2:20).
Servicio a Dios por motivaciones equivocadas (Apo 3:2, Mat 7:21-23).
Olvidar la Palabra oída y no hacerla (Apo 3:3, Sant 1:22-25).
No ser frío ni caliente: relativismo, transigencia con el mundo (Apo 3:15).
Persecución, pruebas y tribulaciones (Apo 2.10).




08 Jun 2009