Estudio Bíblico

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Importancia de nuestra identidad en Cristo.



La importancia del entendimiento de nuestra identidad en Cristo.



Prov 23:7.
Identidad: lo que nosotros pensamos de nosotros en el fondo de nuestro corazón, que determina nuestras acciones, carácter, conducta, resultados, logros, etc.
Es el fundamento de lo que somos y el fundamento de como vamos a vivir nuestra vida.
Es de donde emanan los frutos de nuestra vida.



Importancia.

Después de la salvación, es una asunto de la mayor importancia (de ello va a depender la calidad de nuestra vida cristiana).

Gen 1:26-28. Cuando Dios creó al ser humano lo hizo a su imagen y semejanza, lo bendijo, y lo envío a cumplir una tarea. La bendición, obviamente, implicaba la manifestación y reconocimiento de su identidad (a la imagen de Dios).

Cuando Jesús iba a iniciar su ministerio terrenal, inmediatamente después de su bautismo en agua, y antes de ser enviado al desierto para ser tentado por el diablo, el Padre le manifestó la reafirmación de su identidad: “Este es mi Hijo Amado, en quién tengo mi complacencia” (Mat 3:17).

Efe 1:17-19. Después de que los Efesios habían conocido a Jesús, Pablo ora por ellos para:
Que Dios les de espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento de El, el Padre (ello implicaba el reconocimiento de su identidad como hijos e hijas de Dios).
Para que sepan cual es la esperanza a que El los ha llamado (el propósito de El para sus vidas).
Cuales las riquezas de la gloria de su herencia en los santos (las habilidades, capacidades, provisión, dones, etc.,) necesarios para cumplir con ese propósito.
Cual la supereminente grandeza de Su poder para con ellos (el poder para cumplir con ese propósito).

Después de Cristo y Su salvación para con nosotros, el siguiente fundamento para que podamos vivir en la plenitud de vida que El pagó para nosotros en la Cruz del Calvario (Jn 10:10b) es la renovación del entendimiento de nuestra identidad (la adopción y asunción de nuestra nueva identidad como nuevas criaturas en Cristo): la identidad de plenos hijos e hijas de Dios (no un título sino una realidad y una relación).
Rom 12:2: sin el entendimiento de nuestra nueva identidad en Cristo no vamos a poder experimentar la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.



El enemigo de nuestra identidad.
Nuestra identidad no solo es la clave para cumplir con el propósito de Dios y alcanzar la plenitud de vida en El. También es la clave para derrotar y despojar al diablo de todo lo que él usurpa en nuestra vida y nuestro mundo y asumir como herederos de Dios y co-herederos con Cristo en ambos planos.
Por ello es que el diablo (a través del mundo, que programa nuestra mente --carne--) se esmera en hacernos creer en una identidad falsa.

Adán y Eva: Gen 3:1-5. Ellos eran un hijo y una hija de Dios, a su imagen y semejanza (aunque no eran Dios), pero la serpiente logra hacerlos caer al poner en duda su identidad como tales.

Israel en Egipto (Exo 1:8-14). El faraón (tipo del diablo), para que Israel (tipo de la iglesia) no entendiera que ellos eran un pueblo más poderoso y fuerte que Egipto (el mundo y los demonios), los distrae enviándolos a construir ciudades para él (les forma mentalidad de esclavos sustituyéndoles la identidad de pueblo escogido de Dios), para mantenerlos subyugados y a su merced.

Moisés: Exo 3:11. A pesar de que Dios lo llama (y cuando Dios llama, equipa), por una falsa identidad, por no asumir la identidad que tenía en Dios, pone excusas para ir en pos del llamado de Dios, que era su “lugar de bendición”. Las excusas de Moisés son iguales a las excusas que hoy le damos a Dios, a su llamado para una vida de santidad, obediencia, ministerio, etc.:
• La excusa del no soy (Exo 3:11).
• La excusa del no se (Exo 3:13).
• La excusa del no puedo (o de la falta de poder) (Exo 4:1).
• La excusa del no tengo (Exo 4:10).
• La excusa del no valgo (Exo 4:13).

Israel frente a la tierra prometida: (Exo 13:27-33). Cuando los israelitas estuvieron frente a la tierra prometida, a pesar de que tenía las características que Dios les había dicho, y que Dios había demostrado Su poder a favor de ellos a lo largo de su travesía en el desierto, por su mentalidad de esclavos en lugar de su identidad como pueblo de Dios se ven a sí mismos como langostas e inferiores a los pueblos que debían desplazar, y no entran a la tierra prometida, quedándose en el desierto (escasez, limitación, infructuosidad) en lugar de entrar en la tierra prometida (abundancia, fructificación).

Jesús: Mat 4:1-11. Cuando Jesús es tentado por el diablo, para distraerlo de su misión, el diablo lo que ataca es su identidad como Hijo de Dios. Cuando no lo logra, se retira derrotado.

Rom 12:3. Pablo, guiado por el Espíritu Santo nos enseña a que ninguno tenga más alto concepto de sí, pero tampoco nos dice que tengamos un menor concepto. Necesitamos tener el concepto adecuado de nosotros mismos: el que Dios tiene de nosotros, la identidad que El nos ha asignado:
Hijos e hijas de El (Jn 1:12, Rom 8.14-16): somos las personas adecuadas para cumplir con el propósito que Dios nos asigna en Su Palabra y el llamado específico de El para nuestras vidas.
Más que vencedores (Rom 8:37): tenemos todo el poder que necesitamos para cumplir con el propósito de Dios y su llamado.
Con la mente de Cristo (1 Cor 2:16): sabemos todo lo que necesitamos saber para cumplir con el propósito de Dios y su llamado.
Llenos de Su poder (Hch 1:8, Mat 16:18.19, Mat 28.18-20): tenemos todo lo que necesitamos tener para cumplir con el propósito de Dios y su llamado.
La plenitud de Aquel que todo lo llena en todo (Efe 1:23): tenemos el valor necesario para cumplir con el propósito de Dios y su llamado.



Conclusión.
Necesitamos trabajar mucho, constantemente, en nuestra nueva identidad en Cristo (2 Cor 5:17)(Rom 12:2).




07 Oct 2009
Referencia: Identidad (01).