Estudio Bíblico

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El auténtico cristianismo.



El auténtico cristianismo: un estilo de vida santo.
1 Ped 1:1-25.



Introducción.
Por la Palabra de Dios entendemos que el Cristianismo no solo es un estilo de vida, sino un estilo de vida específico, santo.
No la santidad de caras largas, de faldas largas, de caminantes sufrientes, de peninentes.
No la santidad externa, sino la santidad del corazón, la interna, la auténtica, la verdadera.
Una santidad natural, gozosa, valiente, esforzada, no para que la vean los demás (que de todos modos la van a ver) sino para que la vea Dios.
El que hace las cosas para ser visto de las demás personas ya tiene su recompensa (Mat 6:1-6)
Pero la recompensa que vale la pena es la que da Dios, es la de las cosas que hacemos en secreto, para ser visto de nuestro Padre y no de los hombres.



Ped 1:2: elegidos para obedecer.
Fuímos elegidos por Dios, en primer lugar para obedecer.
La elección de Dios se realiza y se manifiesta “en” nuestra santificación.
Esa elección es para obediencia”, el resultado y la finalidad de Dios con respecto a nosotros
No es, en primera instancia, para prosperidad, ni para pasarla bien, ni para que nos guste, ni para ser protegidos (eso viene después de la obediencia).
Mat 6:33: es para buscar el Reino de Dios (obediencia a sus leyes) y su justicia, y como resultado de ello, todas esas otras cosas nos vendrán por añadidura.



1 Ped 1:13-16.
Si verdaderamente somos hijos de Dios, si tenemos un real entendimiento y una real identidad de ello (Jn 1:12-13, 1 Ped 1:23, 2 Ped 1:4), seremos santos, porque todo aquel que engendra un hijo engendra uno que se le asemeja.
Los hijos que aman a sus padres, que los admiran, que los reconocen, demuestran con sus hechos su calidad de hijos por la similitud con su padre (en el mundo ello se manifiesta en el dicho de que “hijo de tigre, salió pintado”).
Igual es con nuestro Padre Dios. Por la obediencia manifestamos que somos hijos (el ADN), como resultado de la obediencia, nuestro estilo de vida es santo, y derivado de ello, se dan los siguientes resultados:
• Propiedad.
• Separación, consagración --> apartados.
• Servicio --> reyes y sacerdotes --> 1 Ped 2:9
• Alabanza y adoración (Jn 4:23, Col 3.22-24).
• No pecar.



La santidad es un proceso creciente.
Un compromiso con nosotros mismos y con Dios de:
UNO. Una mayor presencia de El en mis pensamientos y en mis acciones cada día: que Dios se convierta en nuestra “obsesión”, en nuestra “adicción”, en nuestro “universo”; solo en El somos, vivimos y nos movemos (Hch 17.28)
DOS. Una mayor entrega a El cada día en servicio (hacer Su obra y servir a los demás): que caminar en nuestros caminos nos provoque desesperación de tal manera que los dejemos para caminar en Sus caminos; que no podamos pasar un día, ni una conversación, ni una persona, sin hablar de Cristo y sus maravillas (en testimonio, no en teoría).
TRES. Una mayor ausencia de pecado cada día: que el pecado nos cause dolor, nos ofenda, nos repulse.
Que todo lo que pensemos, sintamos, decidamos y hagamos sea para que su Nombre reciba honra, que el diablo no encuentre ningún motivo para molestarlo a El; que el diablo no pueda dar un informe negativo de nosotros delante de El.



La santidad: un estilo de vida.
Esto es lo que nos debería identificar.
No una membresía denominacional.
No nuestra actividad religiosa o servicio eclesiástico.
UN ESTILO DE VIDA, UN CARÁCTER (Gal 5:22-23).
Un llamado a vivir como perfectos no apegados a las cosas, placeres, codicias, del tiempo presente.
Llevar una vida útil y preciosa ante Dios, a la medida de lo que le costamos
La santidad debería ser el deseo y el deber de todo cristiano.
Debe estar en todos los asuntos, en cada condición, y para toda la gente.
Los cristianos ya somos santos a Dios por la consagración; debemos serlo también en nuestra conducta externa y en nuestro comportamiento en todo sentido.



La meta de la santidad.
Alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero (1 Ped 1.5).
Que nuestra fe sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo (1 Ped 1:7)
Obtener el fin de nuestra fe que es la salvación de nuestras almas (1 Ped 1:9)








06 Dic 2009
Referencia: Fundamentos.