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La genealogía de Jesús: una manifestación de Su Gracia.



La genealogía de Jesús: una manifestación de Su gracia.



Introducción.

En la Palabra hay dos genealogías diferentes de Jesús. La que está en el Evangelio de Mateo (Mat 1:1-17) y la que está en el Evangelio de Lucas (Luc 3:23-38). En virtud de la el interés de Mateo eran los judíos, esta genealogía se inicia con Abraham, en tanto que como el interés de Lucas eran los gentiles, su genealogía se inicia con Adán.

De inmediato, al leer la genealogía del libro de Mateo, nos surgen algunos nombres interesantes:
Hijo de David: que cometió adulterio con Betsabé y para cubrirlo cometió, indirectamente, asesinato en contra de Urías, el esposo de ella.
Rahab: la ramera que guardó a los dos espías que envió Josué a Jericó antes de tomar posesión de la tierra prometida.
Salomón: hijo de David y de Betsabé, que apostató de Dios, sirviendo a los dioses paganos de sus mujeres (1 Rey 11:1-13)
Jacob: mentiroso, usurpador.
Dos reyes malvados (Manasés y Abías).

La inclusión de esos nombres dentro de la genealogía de Jesús son un ejemplo de la gracia que venía con El (gracia sobre gracia, Jn 1:16). Todos ellos, a pesar de sus graves faltas delante de Dios, de las cuales se arrepintieron, excepto Manasés y Abías), fueron de la línea de la cual descendió Jesús, cuando cualquiera que ignore la gracia de Dios podría pensar que por que Dios no se escogió gente más ilustre para que naciera el Salvador. Sin embargo, la genealogía de Jesús es una manifestación de lo que será después la familia de El: lo vil del mundo, lo débil, lo necio, lo que no es, lo vergonzoso y desechado del mundo (1 Cor 1:26.29).



La importancia de la genealogía de Jesús en Mateo.

Comienza con Abraham, cuya importancia estriba en que él es el padre de todos los que creen, el primero de quién Dios dice que es justificado por la fe, como todos nosotros, los que creímos posteriormente.
Toda vida auténtica en Cristo comienza con la fe en Dios, en Su poder, en que es Todopoderoso para cumplir lo que ha prometido, que su Palabra es verdad. Lo que necesitamos es desarrollar una fe como la de Abraham (que ya la tenemos en semilla dentro de nosotros, Rom 12:3).

Para desarrollar ese tipo de fe, necesitamos, según Rom 4:18-22:
Creer en la Palabra frente a cualquier circunstancia, independientemente de cual sea. La Palabra de Dios es verdad (Jn 17.17), y permanece para siempre (Mat 5:18), mientras que las circunstancias son temporales (1 Ped 5:8-10, 1 Ped 1:6-9).
No debilitarnos durante el tiempo que tengamos que esperar el cumplimiento de lo dicho por Dios, entendiendo que las promesas de Dios se heredan por la fe y la paciencia (Heb 6:12). Ver a Dios en lugar de las circunstancias (al Más grande, al Todopoderoso, en lugar de a lo menor, e inferior en poder a Dios).
No dudar ni darle lugar a la incredulidad. No ser como una veleta que hoy cree y mañana no (Sant 1:6-8).
Fortalecernos en la fe, dándole gloria a Dios (Mar 11:22).
Desarrollar el pleno convencimiento, la decisión plena, de creerle a Dios y de creer que El es poderoso para hacer todo lo que ha prometido (Heb 11:1).

Y el otro punto central de la genealogía es David, que representa realeza (rey), profeta (sacerdote), varón conforme al corazón de Dios, que también es no solo un tipo de Jesús, sino un tipo de nosotros los creyentes, a quiénes el Señor Jesucristo no solo nos lava de nuestros pecados, sino que nos hace reyes y sacerdotes para Dios, Su Padre (Apo 1.5-6), para que publiquemos las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable (1 Ped 2:9).



Implicaciones de las genealogías.
Que la obra de Dios en la historia no está limitada por los pecados humanos. La gracia de Dios es mayor que cualquier pecado, y a quién El quiere la aplica. El es el dador de la gracia.
Que El obra por medio de personas comunes y corrientes. Dios no necesita hiper, mega, macro, super, espirituales. Dios necesita personas disponibles, que le amen y estén dispuestas a ir con El y servirle.
Que lo importante no es lo que hicieron durante su vida, sino en quién creyeron. Para con todos los que creen verdaderamente en El (Jn 1:12), Dios es el especialista en hacer todas las cosas nuevas, dejar atrás las cosas viejas (2 Cor 5.17), ocultarlas en el fondo del mar y nunca más acordarse de ellas (Jer 31:33-34, Heb 8:8-12, Heb 10:16-17).
Que no importa los obstáculos que encontraron en la carrera, sino que la terminaron.(Ecle 7:8, Prov 24:16).
Que no importa que fueran de grupos desechados por los hombres, Dios no los consideró desechables. Nadie es desechable para Dios. De hecho el pueblo de Dios esta lleno de ex: Abraham (ex idólatra); Sansón (ex adultero), Jacob (ex mentiroso), Pablo (ex asesino de cristianos), etc.
Que siempre, hay una nueva oportunidad: Dios es un Dios de nuevas oportunidades y nuevos comienzos (Dan 2:21).



Conclusiones:
No importa nuestro pasado, una vez conocemos al Señor Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, y persistimos, El va a trabajar con nosotros para que seamos héroes de la fe junto con Abraham, David, Pedro, Pablo, etc. Dios no necesita perfectos, solo enseñables y disponibles.
Dios es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1:9).
El olvida nuestros pecados sepultándolos en el fondo del mar (Miq 7:19).
Dios no espera perfectos, pero si perseverantes, con un corazón inclinado hacia El.
No importa cuantas veces caigamos, lo importante es volver a levantarnos (Prov 24:16).
No importan los tropezones al principio o al medio de la carrera, sino que lleguemos a la meta (Ecle 7:8)



22 Dic 2009
Referencia: Navidad.