Estudio Bíblico

Inicio > Estudio

Ocho regalos de Cristo en navidad, para nosotros.



OCHO REGALOS DE CRISTO EN NAVIDAD, PARA NOSOTROS.



Introducción.
Los nombres en la Biblia indican cualidades de las personas.
Los nombres de Jesús indican cualidades de Jesús, y principalmente, cualidades a favor de nosotros.
Independientemente de que El tenga otros nombres asignados en la Biblia, son básicos, y el fundamento de todos los demás, los ocho nombres que le fueron asignados en Su nacimiento, que significan:
• Ocho regalos para cada uno de nosotros que El trajo en Su nacimiento para toda la humanidad,
• Que se concretan el día que El nace en nuestro corazón,
• Que son la razón por la cual celebramos (o deberíamos celebrar) Su nacimiento.
Esos ocho nombres de Jesús son:
• Jesús (Mat 1:1, Mat 1:18, Mat 1:21, Mat 1:25, Luc 1:31): el Salvador, el Liberador.
• Cristo (Mat 1:1, Mat 1:18, Mat 2:4, Luc 2:11): el Ungido.
• Emanuel (Mat 1.23): Dios con nosotros.
• Admirable (Isa 9:6):
• Consejero (Isa 9:6):
• Dios Fuerte (Isa 9.6):
• Padre Eterno (Isa 9:6):
• Príncipe de Paz (Isa 9.6):



El Salvador.
Nos habla de la misión de Cristo en su vida terrenal.
Pagar con Su muerte y Su sangre el perdón, la remisión y la limpieza de nuestros pecados para abrirnos camino a la vida eterna (Jn 10:10, 2 Cor 5:17, 1 Jn 1:9) , a la restauración de nuestro lugar en Dios (Jn 1:12).
Nos habla del regalo de la salvación que tenemos disponible en Cristo hoy (Rom 10:8-10).



El Ungido (Luc 4.18-19).
Nos habla de la habilitación y activación de Dios para cumplir ese papel, de la dotación de poder que Dios le dió para cumplir con la misión que le había encomendado.
Nos habla también del regalo que Dios nos da en Cristo para que nuestra vida sea restaurada, y del privilegio que El nos da de compartir Su obra en el mundo.



Dios con nosotros.
Nos habla de la gracia y la misericordia, del tiempo favorable del Señor para con nosotros (para que no desperdiciemos ese tiempo, y lo busquemos mientras pueda ser hallado) y de Su presencia permanente en nuestras vidas, de El actuando en favor de nosotros, siempre, permanentemente. Que no estamos solos, que El está con nosotros (Sal 121).



Admirable
Algunas versiones lo traducen “maravilloso”.
Humanamente hablando, nuestra primera reacción al conocerle como hombre es de admiración.
Admirable fue su vida, haciendo constantemente bien a las personas (Hch 10:38, Luc 4:18-19).
Admirable o maravilloso fue su carácter: bondad, amor, sensibilidad, humildad, dominio propio, mansedumbre.
Admirables fueron también sus enseñanzas (Mar 1:22).
Admirables fueron también algunos hechos singulares de su vida: Su muerte en la Cruz., la restauración de Pedro, el lavamiento de los pies de los discípulos, etc.



Consejero
Carácter sensible, identificado con las personas, escuchador, amor profundo, sabiduría fuera de lo común.
Sus conversaciones personales (Nicodemo, la mujer samaritana, la mujer pecadora, María y Marta, etc.), constituyen un modelo de ello; fueron pláticas sanadoras de sus vidas, llenó sus vacíos, transformó sus desiertos, rompió con sus rechazos, etc. (Mat 11:28-30, Isa 11:2)



Dios fuerte (poderoso).
Muchas personas cierran aquí «la ventana» y se quedan con un Jesús admirable y un maestro-consejero excepcional. Un gran hombre; nada más. «Dios fuerte» es el siguiente paso en nuestro conocimiento de Jesús.
Jesús esa Dios y como tal es poderoso, fuerte. Aúnque se despojó de toda Su Gloria para venir a la tierra, se mostró poderoso en muchos aspectos: sanar enfermos, acallar tempestades, resucitar a los muertos, dominar las fuerzas demoníacas, proveer comida a las multitudes, etc.
El Jesús que nació en aparente debilidad terminó venciendo a las fuerzas más poderosas de este mundo: la muerte, el pecado y el Diablo. Y al hacerlo, hoy está revestido de toda la plenitud de su Gloria, poder, autoridad, etc.
Por ello, los primeros cristianos no tenían ningún sentimiento de inferioridad: su Señor era vencedor. (Fil 2:5-11).



Padre eterno
La idea aislada de un Dios fuerte podría transmitir cierta sensación de lejanía y frialdad ("El Soberano, el Todopoderoso es tan grande que no tiene tiempo para ocuparse de mí").
Sin embargo, este Dios fuerte es al mismo tiempo un Padre íntimo, personal, que ama a cada ser humano como algo precioso y único. Jesús, aunque él mismo no es Dios Padre, comparte esta sensibilidad paternal (la "imagen del Dios invisible", "el buen pastor" (Jn 10:11, Jn 10:27-28).
Este es un punto crucial de la fe cristiana. Dar el paso del tercer nombre «Dios fuerte» al cuarto «Padre eterno» es la esencia de la experiencia de conversión: Jesús deja de ser sólo el Dios todopoderoso que creó el universo para llegar a ser como un Padre. Es el paso de ser religioso a ser creyente nacido de nuevo.



Príncipe de paz
El último nombre dado a Jesús es la consecuencia final de todos los anteriores.
Cristo ha venido para traer paz. El Evangelio son buenas noticias.
El mensaje de la Navidad resume perfectamente estas noticias: «Os doy nuevas de gran gozo... que os ha nacido hoy un Salvador que es Cristo el Señor» Lc. 2:10-11).
Ante todo, paz con Dios: «salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt. 1:21) porque su tarea central como Salvador es reconciliar al hombre con Dios.
También paz entre los hombres. En un mundo sangrante, con una violencia sin límites, Jesús es el único que puede derribar los muros llenos de alambradas que separan familias, pueblos, razas, porque él es fuente de perdón y reconciliación.
Y, por último, paz interior, con uno mismo, porque él prometió «mi paz os dejo, la paz os doy».
La paz y la pacificación son inherentes a la persona de Cristo y, por tanto, privilegio y responsabilidad de sus seguidores el vivirla y proclamarla.



Conclusión.
Este Jesús es el mejor regalo de Navidad. Es el regalo que Dios mismo nos dio y el que nosotros podemos compartir con otros. Que viva y que vibre en nuestro corazón el Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de paz.




23 Dic 2009
Referencia: Navidad.