Estudio Bíblico

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Alabanza



OBJETIVOS DE LA ENSEÑANZA.
Aprender lo que significa la alabanza y desarrollar en el creyente su práctica como una forma de la adoración que Dios busca (Jn 4:23), dotándolo de los conocimientos básicos relacionados con ella.



DEFINICIÓN.
Proclamar y/o reconocer las virtudes de otra persona.
Solo Dios (perfectamente bueno, virtuoso, santo, perfecto, etc.) --> es digno de ser alabado (Sal 18.3).
Reconocimiento de lo que Dios hace y de Quién es El --> se dirige solo a El  Hch 12:23.
Reconocer, proclamar y bendecir (decir bien) las virtudes, grandezas, belleza y gloria, tanto de El como de Sus obras.
• Levantarle --> honrarle --> poner Su Nombre por encima de nosotros.
• Invocar Su Nombre (2 Sam 18:28) --> reconocer nuestra necesidad de El.
• Reconocer Su grandeza (1 Cro 16:25).
• Reconocer Su Nombre (1 Cro 29.13)  Quién es El.
• Reconocer Su mérito (Sal 18:3).
• Admitir un temor correcto ante El (Sal 22:23).
• Alabar Su Palabra (Sal 56:10).
• Reconocer Sus proezas (Sal 150:2).



FUENTE DE LA ALABANZA.
• Nuestra alabanza solo es aceptable cuando proviene de un corazón recto (Sal 119:12).
• Sale de un corazón gozoso (1 Cro 16:35).
• Es posible (y necesario) alabar a Dios por todo (1 Ped 4:11).
• Lo alabamos por:
• Su justicia (Sal 7.17), Su poder (Sal 21:13) y Su Palabra (Sal 56:4).
• Su misericordia (Sal 63:3, Sal 107:8) y Su santidad (Sal 97:12).
• Su bondad (Sal 100:5, Sal 106:1) y grandeza de Su Nombre (Sal 138:1-2).
• Su salvación (Sal 27:6, Sal 40.3, Sal 142:7) y Su creación (Sal 96:5-6).
• Sus respuestas a nuestras peticiones (Sal 118:21).



QUIENES ALABAN A DIOS.
• Todo lo que existe y respira (Sal 150.6).
• Jesús nos dio ejemplo constante de ella (Mat 11:25).



COMO ALABAMOS A DIOS.
• Con nuestras palabras y con instrumentos (Sal 150:3-5).
• La alabanza a Dios es suave y hermosa (Sal 147.1).



BENEFICIOS DE LA ALABANZA.
• Nos hace recordar todos sus beneficios (Sal 103:1-5).
• Nos lleva delante de El (Sal 95:2, Sal 100:4, Sal 145:3).
• El habita entre las alabanzas de Su pueblo (Sal 22:3).
• Por todo ello, es necesario que la alabanza a El esté contínuamente en nuestra boca (Sal 34.1).


09 Mayo 2008