En Manos de la Gracia.
Autor: Max Lucado.
Anfitrión del programa radial “Up Words”.
Pastor de la Iglesia de Cristo “Oak Hills” de San Antonio, Texas.
Autor de varios éxitos de librería como “Todavía remueve piedras”, “Cuando Dios susurra tu nombre” y otros.
Tema: La gracia de Dios. Este libro despeja algunas interrogantes vitales que cada uno de nosotros nos hacemos en algún momento de nuestras vidas, si no es que en varios momentos: ¿es cierto que el amor de Dios es eterno? ¿Que siente hacia nosotros cuando nos comportamos como odiosos, cuando nos cerramos a El, cuando no cerramos nuestra boca y hacemos mal uso de ella? ¿Podemos alejarnos demasiado o esperar demasiado o deslizarnos demasiado? ¿Pueden nuestros pecados superar el amor de Dios?
En este libro, el autor nos invita a recorrer las cumbres de la misericordia de Dios y nos recuerda que el Dios que nos hizo es más que suficiente para sostenernos. No condona el pecado ni transige con sus normas; no pasa por alto nuestras rebeliones ni suaviza sus demandas. En vez de echarnos a un lado, asume nuestro pecado y se autosentencia. Dios sigue siendo santo. El pecado sigue siendo pecado. Y nosotros quedamos redimidos.
Datos editoriales:
Anfitrión del programa radial “Up Words”.
Pastor de la Iglesia de Cristo “Oak Hills” de San Antonio, Texas.
Autor de varios éxitos de librería como “Todavía remueve piedras”, “Cuando Dios susurra tu nombre” y otros.
Tema: La gracia de Dios. Este libro despeja algunas interrogantes vitales que cada uno de nosotros nos hacemos en algún momento de nuestras vidas, si no es que en varios momentos: ¿es cierto que el amor de Dios es eterno? ¿Que siente hacia nosotros cuando nos comportamos como odiosos, cuando nos cerramos a El, cuando no cerramos nuestra boca y hacemos mal uso de ella? ¿Podemos alejarnos demasiado o esperar demasiado o deslizarnos demasiado? ¿Pueden nuestros pecados superar el amor de Dios?
En este libro, el autor nos invita a recorrer las cumbres de la misericordia de Dios y nos recuerda que el Dios que nos hizo es más que suficiente para sostenernos. No condona el pecado ni transige con sus normas; no pasa por alto nuestras rebeliones ni suaviza sus demandas. En vez de echarnos a un lado, asume nuestro pecado y se autosentencia. Dios sigue siendo santo. El pecado sigue siendo pecado. Y nosotros quedamos redimidos.
Datos editoriales:
16
Dic
2010