El significado espiritual de las próximas elecciones.
La Palabra de Dios nos enseña en 1 Cro 12:32 que los hijos de Isacar eran entendidos en los tiempos y que todos sus hermanos acudían a ellos para saber lo que habrían de hacer. Y hoy, frente a las elecciones, Dios está probando si los hijos de Isacar de este tiempo, la Iglesia, está entendiendo claramente los tiempos que están sobre Guatemala en el Plan de Dios, y si somos capaces de discernir lo que hay que hacer para guiar a nuestros hermanos, tanto en la Iglesia como en la nación, para que sepan lo que deben hacer frente a esos tiempos.
Más que elegir un presidente, diputados y alcaldes, para nosotros los cristianos las próximas elecciones que se van a realizar en el país son una prueba de parte de Dios si vamos a obedecer o no Su Palabra establecida claramente en Deut 17:14-20 referente a elegir a hombres y/o mujeres que no sean solo nuestros hermanos y hermanas de nacionalidad sino también hermanos y hermanas en la fe. Y ello tiene que ver también con si estamos o no preparados para el cumplimiento de Su Palabra profética, entregada por multitud de profetas y personas de Dios a los largo de los últimos 30 años, de que Guatemala será luz para las naciones de la tierra.
De tal manera que necesitamos entender que las próximas elecciones no son solo elecciones. Van a reflejar el resultado de una batalla que se está desarrollando en los aires y si estamos desarrollando nuestro papel de guerreros de Dios de manera efectiva. La Palabra de Dios nos enseña claramente en Heb 11:3 que lo que se ve es un reflejo de lo que no se ve, lo que implica que lo que suceda en el mundo natural (los resultados electorales) no serán más que un reflejo de lo que sucede en el mundo espiritual. Y en el mundo espiritual hay una batalla entre las fuerzas del mal que están batallando por establecer un gobierno natural conforme a sus propósitos de robar, matar y destruír la obra de Dios en el país (Jn 10:10) y en Su Cuerpo, y las fuerzas de Dios, la principal de las cuales es la Iglesia, que por lo menos en algunos de sus sectores, están batallando porque en Guatemala se establezca un gobierno justo que contribuya a manifestar en lo natural el Reino de Dios que El quiere establecer en el país y que se manifieste en lo natural que cuando el nombre del Señor es invocado sobre una nación esta es bienaventurada (Sal 33:12). Por lo tanto, las elecciones van a reflejar si la Iglesia en general, como Cuerpo de Cristo, está entendiendo o no el plan de Dios que El tiene para ella (Col 1:18-20, Rom 8:19-21) o no.
Ezeq 28:1-20 nos enseñan sobre un rey de Tiro y un príncipe de Tiro, ambos con las mismas características. El rey de Tiro es una entidad espiritual en tanto que el príncipe de Tiro es un gobernante de carne y hueso. Y la persona refleja claramente características similares a las de la entidad espiritual. Ello es así porque la Biblia también nos enseña en Ecle 5:8 que sobre un alto gobierna otro mas alto y sobre este otro mas alto, siendo en última instancia, el más alto de todos un ser espiritual que provoca la opresión de los pobres y la perversión del derecho y la justicia. De tal manera que ambos pasajes nos indican sin lugar a dudas que toda persona que asume un puesto de autoridad lleva consigo un espíritu que es el que le dirige. Por ello también Prov 29:2 nos enseña que cuando un justo (que lleva consigo el Espíritu de Dios) gobierna, la ciudad es engrandecida, pero cuando un impío gobierna (que lleva consigo un espíritu de maldad: corrupción, violencia, codicia, avaricia, etc.) la ciudad es trastornada.
Por todo lo anterior tenemos que entender que, para nosotros los hijos e hijas de Dios, los que creemos en el Señorío de Cristo, la elección de por quién votaremos no es una cuestión de simpatías, criterios personales o ideológicos, criterios naturales, preparación académica, etc., en primer lugar, sino de discernir claramente quienes son aquellos sobre los cuales está el Espíritu de Dios y sobre quienes no está, para elegir los primeros y desechar los segundos.
Hasta hoy, las encuestas parecen reflejar que estamos perdiendo la batalla, pero Dios es un Dios que cambia los tiempos (Dan 2:21), y si todos hacemos nuestra parte, de tener claro lo que hay que hacer y de guiar a nuestros hermanos a tenerlo también claro, y actuar de acuerdo con ello, entonces podemos estar seguros que veremos un cambio de tiempos y el establecimiento de un gobierno dirigido por el Espíritu de Dios sobre nuestra nación, aún cuando los hombres que sean la cara visible de ese gobierno no sean perfectos, o se puedan equivocar en el camino. El solo hecho de que el Espíritu de Dios este sobre cualquier gobierno implica que habrá bendición sobre la nación, como en el caso de Saúl. No era el hombre perfecto pero a pesar de ello, el pueblo de Israel fue bendecido durante su reinado con unidad, victoria es la batalla contra sus enemigos, prosperidad, etc.
Pensémoslo bien antes de entregar nuestro voto. ¿Vamos a obedecer la Palabra de Dios o vamos a obedecer a nuestros propios criterios, que parecen derechos en nuestra opinión pero cuyo fin es muerte? ¿Vamos a ser parte de la solución o del problema? Lo más importante aquí, lo primario, no es si las personas con el Espíritu de Dios por las cuales votemos van a ganar o no, eso Dios lo sabe, lo importante es si le vamos a obedecer a El y a Su Palabra o no. Recordemos que la obediencia trae bendición, no importan las circunstancias. ¿Vamos a colocarnos en el lugar de ser bendecibles por Dios o no según Deut 28:1-14?
Más que elegir un presidente, diputados y alcaldes, para nosotros los cristianos las próximas elecciones que se van a realizar en el país son una prueba de parte de Dios si vamos a obedecer o no Su Palabra establecida claramente en Deut 17:14-20 referente a elegir a hombres y/o mujeres que no sean solo nuestros hermanos y hermanas de nacionalidad sino también hermanos y hermanas en la fe. Y ello tiene que ver también con si estamos o no preparados para el cumplimiento de Su Palabra profética, entregada por multitud de profetas y personas de Dios a los largo de los últimos 30 años, de que Guatemala será luz para las naciones de la tierra.
De tal manera que necesitamos entender que las próximas elecciones no son solo elecciones. Van a reflejar el resultado de una batalla que se está desarrollando en los aires y si estamos desarrollando nuestro papel de guerreros de Dios de manera efectiva. La Palabra de Dios nos enseña claramente en Heb 11:3 que lo que se ve es un reflejo de lo que no se ve, lo que implica que lo que suceda en el mundo natural (los resultados electorales) no serán más que un reflejo de lo que sucede en el mundo espiritual. Y en el mundo espiritual hay una batalla entre las fuerzas del mal que están batallando por establecer un gobierno natural conforme a sus propósitos de robar, matar y destruír la obra de Dios en el país (Jn 10:10) y en Su Cuerpo, y las fuerzas de Dios, la principal de las cuales es la Iglesia, que por lo menos en algunos de sus sectores, están batallando porque en Guatemala se establezca un gobierno justo que contribuya a manifestar en lo natural el Reino de Dios que El quiere establecer en el país y que se manifieste en lo natural que cuando el nombre del Señor es invocado sobre una nación esta es bienaventurada (Sal 33:12). Por lo tanto, las elecciones van a reflejar si la Iglesia en general, como Cuerpo de Cristo, está entendiendo o no el plan de Dios que El tiene para ella (Col 1:18-20, Rom 8:19-21) o no.
Ezeq 28:1-20 nos enseñan sobre un rey de Tiro y un príncipe de Tiro, ambos con las mismas características. El rey de Tiro es una entidad espiritual en tanto que el príncipe de Tiro es un gobernante de carne y hueso. Y la persona refleja claramente características similares a las de la entidad espiritual. Ello es así porque la Biblia también nos enseña en Ecle 5:8 que sobre un alto gobierna otro mas alto y sobre este otro mas alto, siendo en última instancia, el más alto de todos un ser espiritual que provoca la opresión de los pobres y la perversión del derecho y la justicia. De tal manera que ambos pasajes nos indican sin lugar a dudas que toda persona que asume un puesto de autoridad lleva consigo un espíritu que es el que le dirige. Por ello también Prov 29:2 nos enseña que cuando un justo (que lleva consigo el Espíritu de Dios) gobierna, la ciudad es engrandecida, pero cuando un impío gobierna (que lleva consigo un espíritu de maldad: corrupción, violencia, codicia, avaricia, etc.) la ciudad es trastornada.
Por todo lo anterior tenemos que entender que, para nosotros los hijos e hijas de Dios, los que creemos en el Señorío de Cristo, la elección de por quién votaremos no es una cuestión de simpatías, criterios personales o ideológicos, criterios naturales, preparación académica, etc., en primer lugar, sino de discernir claramente quienes son aquellos sobre los cuales está el Espíritu de Dios y sobre quienes no está, para elegir los primeros y desechar los segundos.
Hasta hoy, las encuestas parecen reflejar que estamos perdiendo la batalla, pero Dios es un Dios que cambia los tiempos (Dan 2:21), y si todos hacemos nuestra parte, de tener claro lo que hay que hacer y de guiar a nuestros hermanos a tenerlo también claro, y actuar de acuerdo con ello, entonces podemos estar seguros que veremos un cambio de tiempos y el establecimiento de un gobierno dirigido por el Espíritu de Dios sobre nuestra nación, aún cuando los hombres que sean la cara visible de ese gobierno no sean perfectos, o se puedan equivocar en el camino. El solo hecho de que el Espíritu de Dios este sobre cualquier gobierno implica que habrá bendición sobre la nación, como en el caso de Saúl. No era el hombre perfecto pero a pesar de ello, el pueblo de Israel fue bendecido durante su reinado con unidad, victoria es la batalla contra sus enemigos, prosperidad, etc.
Pensémoslo bien antes de entregar nuestro voto. ¿Vamos a obedecer la Palabra de Dios o vamos a obedecer a nuestros propios criterios, que parecen derechos en nuestra opinión pero cuyo fin es muerte? ¿Vamos a ser parte de la solución o del problema? Lo más importante aquí, lo primario, no es si las personas con el Espíritu de Dios por las cuales votemos van a ganar o no, eso Dios lo sabe, lo importante es si le vamos a obedecer a El y a Su Palabra o no. Recordemos que la obediencia trae bendición, no importan las circunstancias. ¿Vamos a colocarnos en el lugar de ser bendecibles por Dios o no según Deut 28:1-14?
24
Ago
2011