El ministerio de los Ángeles.
Generalidades.
Son siervos (Heb 1:1-14) de Dios.
Dios los manda para servicio o ayuda (diakonian) a los creyentes, y al servir así, los ángeles funcionan como los mensajeros sacerdotales (leitourgika pneumatata) en el templo-universo de Dios.
Funciones en cuanto a Dios.
Su ministerio principal es alabar y adorar a Dios (Apo 4 y 5), cuyo rostro contemplan siempre en el cielo (Mat 18.10), y ejecutan Su Palabra (Sal 103.20).
Se regocijan en lo que Dios hace (Job 38:6-7).
Le sirven (Sal 103:20, Apo 22:9) de múltiples formas en todo lo que Dios hace.
Se presentan delante de El (Job 1:6, 2:1).
Son instrumentos de Sus juicios (Apo 7:1, 8:2).
Parecen estar más activos de lo común cuando Dios instituye una nueva época en el curso de la historia. Se unieron en alabanza cuando la tierra fue creada (Job 38:6-7). Participaron cuando Dios le entregó la Ley a Moisés (Gal 3:19, Heb 2:2). Estuvieron activos en el primer advenimiento de Cristo (Mat 1:20, 4:11). Estuvieron especial y visiblemente activos durante los primeros años de la iglesia (Hch 8:26, 10:3, 7; 12:11). Tomarán parte en los eventos concernientes al segundo advenimiento de Cristo (Mat 25:31, 1 Tes 4:1).
Funciones en cuanto a Cristo.
Ellos le veían (1 Tim 3:16).
Predicen (Luc 1:26-33) y anuncian su nacimiento (Luc 2:13).
Le protegen en su infancia (Mat 2.13. 2:19-21).
Le asisten en la tentación (Mat 4:11). Lo sostuvieron, fortalecieron y sustentaron en ese momento
Están listos para defenderle durante el proceso de la crucifixión (Mat 26:53).
Le confortan en Getsemaní (Luc 22:43). Un ángel lo fortaleció, le dio vigor anterior para continuar adelante en el plan de Dios, relacionado con la pasión.
Una legión de ellos estaban listos para venir en Su defensa si El los llamaba (Mat 26:53). Jesús sabía que podía descender de la cruz si quería; sabía que podía obtener la ayuda de más de doce legiones de ángeles que se lanzarían sobre aquel lugar espada en mano. Pero por nuestra salvación se quedó allí. Los ángeles hubieran corrido a la cruz a rescatar al Rey de reyes, pero por amor a la humanidad, porque sabía que sólo con su muerte podría haber salvación para todos nosotros, no quiso pedirles ayuda.
Cubrieron sus rostros en señal de dolor y angustia cuando Cristo murió en la Cruz. El pecado le costó al Padre lo más preciado. Por algo los ángeles se cubrieron el rostro y permanecieron consternados y callados al presenciar la crucifixión y la muerte de Cristo en esa cruz.
Remueven la piedra del sepulcro (Mat 28:2-4). Hubo un gran terremoto cuando el ángel del Señor descendió del cielo y removió la piedra y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Y de miedo, los guardas temblaron y se quedaron como muertos.
Anuncian la resurrección (Mat 28.6, Jn 20:11-12). Cuando una de las mujeres que seguían a Jesús llegó al sepulcro, encontró a un ángel sentado a la cabecera y el otro a los pies de donde había estado el cuerpo de Jesús. Entonces el ángel que estaba fuera de la tumba proclamó el mensaje más sencillo pero más apoteósico que la humanidad hubiera escuchado jamás: “No está aquí, ha resucitado”. Este mensaje transformó la historia del universo. Las tinieblas y la desesperación comenzaron a morir. La esperanza y la ilusión nacieron en el corazón de los hombres.
Anunciaron la segunda venida (Hch 1.10-11). Cuando Jesús ascendió al cielo después de su resurrección, una nube lo ocultó de la vista de los discípulos. Probablemente esa nube podría haber sido una hueste de ángeles que lo escoltarían, así como cuando vino a la tierra fue acompañado de una hueste angelical que proclamó su nacimiento.
En cuanto a Su segunda venida: la voz del arcángel se oirá en el traslado de la iglesia (1 Tes 4:16); lo acompañarán en Su segunda venida (Mat 25:31, 2 Tes 1:7); separarán el trigo de la cizaña, las ovejas de los cabritos, los salvos de los impíos en Su segunda venida (Mat 13:39-40).
Funciones en cuanto a los creyentes.
Dios no está obligado a usar ángeles; El puede hacer todas las cosas directamente. Pero aparentemente escoge emplear el ministerio intermediario de ellos en muchas ocasiones. Sin embargo, los creyentes reconocemos que es el Señor quién hace estas cosas, ya sea directamente o por intermedio de ellos (nótese el testimonio de Pedro de que el Señor lo liberó de la cárcel aunque en realidad usó a un ángel para llevarlo a cabo, Hch 12:7-10, 11 y 17).
Aunque el poder de Dios sea suficiente para gobernarnos, debido a la debilidad del hombre El designó a Sus ángeles para velar por nosotros. Lo importante para nosotros es cómo pueden ayudarnos ahora mismo con las situaciones de nuestra vida y a triunfar sobre las fuerzas del mal, así como cuál es nuestra relación contínua con ellos. Dios nos ha encomendado a ellos y sin su ayuda no podríamos obtener victorias en la vida: Gen 24:7, 40, Isa 63;9, Exo 23:23, Heb 13:2.
Hay varios ministerios que los ángeles cumplen en relación con la experiencia del creyente:
1 Rey 19:5-7. Abastecimiento angelical en ocasiones han proporcionado alimentos, como en el caso de Elías, protección en la hora de peligro, gracia y favor delante de otrs personas, etc.
Luc 15.10. Se gozan cuando un pecador se arrepiente.
Luc 16:22. Acompañan a los creyentes al momento de su muerte hacia el lugar de su nueva morada.
Hch 8:26. Entregan instrucciones del Señor.
Dan 3:25, Dan 6:22, Hch 12:7. Intervienen para liberarnos de situaciones difíciles relacionadas con la defensa de la fe y nuestro servicio al Señor. Es interesante observar que aún cuando Lot se había apartado de los caminos de Dios yéndose en pos de las riquezas y del estilo de vida libertino de Sodoma y Gomorra, los ángeles del Señor fueron allí para salvarle la vida a él y a su familia, evitándole las consecuencias de su mal juicio.
Hch 27:23-24. Animan, acompañan, informan de situaciones por venir, y dan aliento en tiempo de peligro.
Heb 1:14. Son para servir a los herederos de la salvación.
Dan 7:15-27, 8:13-26, 9:20-27, Apo 1:1, 22:6, 22:8. Han tenido a su cargo comunicar y revelar el significado de la verdad de lo cual la iglesia y cada creyente en particular se aprovecha hoy en día.
Hch 12:5-10. Traen a los creyentes las respuestas a sus oraciones.
Hch 8:26, 10:3. Ayudan a ganar a las personas para Cristo.
1 Cor 4:9, 11.10; Efe 3.10, 1 Ped 1:12. Observan el orden, trabajo y sufrimiento cristiano. Observan la conducta de los redimidos.
La razón del interés en nosotros puede derivarse del hecho de que, puesto que no han experimentado la salvación personalmente, la única forma en que pueden ver sus efectos es por observación de cómo se manifiesta en nosotros. Somos, por cierto, un teatro en el cual el mundo, los hombres y los ángeles componen el auditorio. Hagamos una buena presentación para ellos tanto como para el Señor delante del cual todas las cosas están desnudas y abiertas.
Vivir rectamente en este mundo se hace más fácil cuando comprendemos que nuestro andar y nuestras luchas tienen primordial importancia para el cielo y los huestes angélicas (1 Tim 5:21).
Si los ángeles se regocijan cuando un pecador se arrepiente (Luc 15:10), las huestes de ángeles están contadas entre los espectadores de la tribuna celestial de nuestras vidas (Heb 12:1) y nunca pierden un detalle de nuestra vida terrenal. A pesar de ello no abuchean.
Con respecto a las naciones.
Intervienen en la vida de las naciones: a lo largo de la historia han estado ejecutando los fallos de Dios, dirigiendo el destino de las naciones que desobedecen a Dios.
Dispersando al pueblo de Dios por causa de sus pecados, castigando a Sodoma y Gomorra y luego a Babilonia y Nínive. La llama de fuego (Heb 1:7) con que la Palabra de Dios describe a los ángeles sugiere lo horrendo del castigo que manda Dios y lo candente del poder de los ángeles que ejecutan sus decisiones y aplican el castigo según los principios divinos de justicia.
Velan sobre los gobernantes y las naciones (Dan 4:17) y buscan influenciar en sus líderes humanos (Dan 10:21, 11:1).
Dan 10:13. Librando la batalla en los aires contra las huestes espirituales de maldad que operan en contra de naciones.
Dan 12.1. Liberando al pueblo de Dios, Israel (Miguel, el arcángel, especialmente guarda a Israel). Su capacidad bélica, que está implícita en Gn. 32.1s; 1 R. 22.19, se deja ver en forma más específica en Jos. 5.13–15; 2 R. 6.17: de aquí el título familiar de la deidad, Yahvéh Dios de los ejércitos.
Apo 8 y 9. Los siete ángeles que tocarán las siete trompetas en los tiempos finales, y que desatarán juicios en contra de los moradores impíos de la tierra.
Apo 16. Los siete ángeles que derramarán las siete copas de la ira de Dios sobre la tierra. Y que desatarán juicios en contra de los moradores impíos de la tierra
Durante los años venideros de la tribulación, van a participar en la administración de los juicios de Dios (Apo 8:9).
Con respecto a las personas no salvas.
Así como cumplen la voluntad de Dios en cuanto a la salvación de los creyentes, también son “vengadores” que emplean su poder para cumplir la voluntad de Dios en cuanto a los castigos.
Gen 19:13. Fueron enviados a destruir Sodoma y Gomorra.
Mat 13.39. Al final de los tiempos, apartarán a los justos de los injustos.
Hch 12:23. Un ángel hirió a Herodes que no dio gloria a Dios, más bien, se dejó endiosar por el pueblo.
Apo 14:6-7. En los últimos tiempos, un ángel volará en medio del cielo y predicará el evangelio eterno a los moradores de la tierra en toda nación, tribu, lengua y pueblo.
Apo 14:8-11. Otros ángeles anunciarán a los moradores de la tierra, en los últimos tiempos, sobre los juicios ejecutados y los venideros de parte de Dios, principalmente por recibir la marca de la bestia.
Apo 16:1. Inflingen juicios sobre ellos.
Los ángeles y el Evangelio.
Dios los ha delegado para hacer pronunciamientos extraordinarios a los hombres. Sin embargo, no les ha concedido el privilegio de predicar el Evangelio. Quizá porque no le podrían hacer con cabal entendimiento (sería solo teoría) porque como nunca han pecado, nunca han experimentado los efectos del pecado, la necesidad de Dios que implican las consecuencias del pecado, ni tampoco de la salvación.
Aunque no puedan predicar el Evangelio, de múltiples maneras dan fe de él y manifiestan el enorme interés que ellos tienen en él.
Sin embargo, han sido comisionados por Dios para ayudar a los que predican el Evangelio: a Felipe lo guió un ángel para que le predicará al eunuco etíope; a Cornelio le dio instrucciones un ángel para que enviara a buscar a Pedro a casa de Simón el curtidor, y posteriormente, todos fueron salvos y llenos del Espíritu Santo; a Pedro le dio instrucciones un ángel para que fuera a casa de Cornelio. También su ayuda incluye la manifestación de hechos milagrosos que confirman el mensaje de la Palabra.
Donde quiera y cuando quiera que el evangelio con su poder transformador esté obrando, existe la posibilidad de que de cierta forma los ángeles tengan alguna participación. Este es un misterio que no entenderemos bien hasta que estemos en el cielo.
Una de las características de los mensajes que transmiten los ángeles en su perentoriedad (prisa) porque las instrucciones que transmiten sean cumplidas, y esto es lógico por cuanto que se tratan de órdenes de Dios. Las expresiones contemporáneas como “apúrate”, “de prisa”, etc., encajarían muy bien en casi todas las órdenes que dan los ángeles Otra de esas características es que, por lo general, transmiten mensajes breves.
Tienen los ojos fijos en todas las personas. Ellos conocen la condición espiritual de cada individuo sobre la faz de la tierra. No solo nos ama Dios, también sus ángeles nos aman: están ansiosos de que nos arrepintamos y nos volvamos a Cristo en busca de salvación antes de que sea demasiado tarde. Saben los terribles peligros del infierno que hay por delante. Quieren que pongamos rumbo al cielo aunque saben que esa es una decisión que solo nosotros podemos hacer.
Los ángeles y la profecía.
Las huestes angelicales siempre han coadyuvado al cumplimiento de las declaraciones proféticas de Dios, así como lo harán en los últimos tiempos y en la segunda venida de Cristo.
Aunque los ángeles puedan profetizar no por ello son profetas. Gabriel profetizó el nacimiento de Juan el Bautista y de Jesús. Le profetizó y le dio instrucciones a José respecto al cuidado del niño. Uno de ellos le dio el mensaje de los tiempos finales con todo detalle a Juan.
Los ángeles han recibido autoridad para cumplir los dictados proféticos de Dios (1 Ped 3:22). Aunque tienen enorme autoridad, se limitan a hacer sólo la voluntad de Dios. Jamás se apartan del mensaje de Dios ni lo diluyen ni cambian esos planes. En el libro de Apocalipsis, de los capítulos 4 al 19, encontramos la descripción detallada de los castigos que caerán sobre la tierra: los ángeles tomarán parte en la ejecución de dichos castigos. Después de esos castigos, los ángeles acompañarán al Señor Jesucristo en el cumplimiento del mensaje profético de Su Segunda Venida a la tierra. A través de los siglos solo han glorificado al Señor, nunca a sí mismos.
Los ángeles y la muerte.
Por el pasaje en el cual Lázaro es conducido al seno de Abraham por ángeles, deducimos que los ángeles acompañan al cristiano en su muerte y lo conducen hacia l lugares celestiales que están preparados para él. Cientos de relatos de moribundos, y aún de personas que murieron y resucitaron, corroboran que los ángeles acompañan en la hora de la muerte.
Los ángeles que han estado con nosotros aquí en nuestra vida terrena y nos han ayudado a librar nuestras batallas contra los enemigos espirituales, cuando llegue la última gran batalla contra la muerte seguramente estarán allí también ayudándonos. La muerte es una batalla, un acontecimiento enormemente crítico. Pablo lo llama el postrer enemigo (1 Cor 15:26). Aunque la muerte perdió su aguijón en virtud de la obra de Cristo en la cruz y en su resurrección, todavía provoca miedo e incertidumbre. Seguramente los ángeles nos ayudarán a pasar por ella. ¿No serán la vara y el cayado que nos confortan en el valle de sombra de muerte? (Sal 23:4).
A menudo no vienen solo a escoltar al creyente que se va, sino también a dar esperanza y gozo a los que se quedan y a ayudarlos a soportar la pérdida = óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar de duelo (Isa 61:3).
14
Nov
2011