Módulo 205. El Reino de Dios.
FALSOS CONCEPTOS RESPECTO AL REINO EN EL MUNDO CRISTIANO.
Generalidades.
En los Evangelios, y en general en todas las Escrituras hay mucha información sobre el Reino. Jesús enseñó
profusamente sobre el Reino. A pesar de ello en el mundo cristiano no se ha alcanzado la comprensión del
Reino.
El impacto de la iglesia en la vida de nuestras naciones, el testimonio de los creyentes en sus actividades seculares y la situación concreta de las naciones y el mundo, así lo atestiguan.
En lugar de un claro entendimiento del Reino de Dios, lo que hay es una enorme confusión y división al respecto, derivado de argumentos (paradigmas) que no se corresponden a lo que la Biblia enseña. Esos paradigmas, que afectan significativamente la comprensión del Reino de Dios en el Cuerpo de Cristo son:
UNO. “El Reino de Dios no es para este tiempo, se refiere al Reino milenial y a la eternidad.”
DOS. “Las enseñanzas de Jesús, principalmente las referentes a los temas sociales solo eran válidas para ese tiempo.”
TRES. “Cuando Jesús habló del advenimiento del Reino antes de que pasara esa generación no se refería a esa generación específicamente, sino a este tiempo de la iglesia.”
CUATRO. “Cuando Jesús se refería al Reino solo se refería a su significado espiritual, en el mundo espiritual, no en el mundo concreto, real.”
CINCO. “El cristianismo solo se trata de cambiar nuestro carácter, no nuestro entorno social.”
Argumento 1: “El Reino de Dios no es para este tiempo, se refiere al Reino milenial y a la eternidad”.
La Palabra de Dios, a todo lo largo y ancho de ella nos enseña claramente que sus enseñanzas son para que las pongamos en práctica aquí y ahora. Por lo tanto, todas las enseñanzas acerca del Reino, en lo que concierne a nosotros, son para aquí y ahora no para el futuro.
Por otro lado, cuando Jesús les enseño a orar a sus discípulos (el Padre Nuestro), les enseñó a orar por el pan de hoy, por el perdón de sus pecados de hoy, por no caer en tentación hoy, por que fueran librados del maligno hoy. Y dentro de esa misma oración enseñó a orar porque viniera el Reino de Dios a la tierra y se hiciera en ella Su voluntad como se hace en el cielo. No puede ser que toda la oración fuera para hoy excepto la que concierne a la venida del Reino. Si así hubiera sido, Jesús hubiera echo la aclaración correspondiente (no nos hubiera puesto a orar una oración que sabía que no tendría respuesta para una gran cantidad de cristianos en todas las edades).
Jesús también nos enseñó que ni una tilde ni una jota de toda la Palabra pasaría hasta que todo se hubiera cumplido, incluidas todas las enseñanzas concernientes al Reino de Dios aquí y ahora.
Finalmente, la Palabra de Dios también nos enseña que todas las cosas nos van a ser reveladas cuando lleguemos a la presencia de Dios, por lo tanto, la Palabra de Dios toda es para aquí y ahora, no para la eternidad, aunque tendrá consecuencias eternas. Por lo tanto, cuando habla del Reino de Dios habla del Reino para esta parte de la eternidad, no para la siguiente, que de hecho, en la Biblia hay muy poca información al respecto de esa parte de la eternidad.
Argumento 2: “Las enseñanzas de Jesús, principalmente las referentes a los temas sociales solo eran válidas para ese tiempo.”
La consecuencia obvia de ese argumento es lograr que los y las cristianas nos dejemos de ocupar por la problemática social de nuestras naciones por cuanto que los principios de la Palabra ya no son válidos para este tiempo y por lo tanto, necesitamos definir nuestra propia ética social a la luz de otros principios basados en el sentido común.
Este es un argumento muy peligroso por cuanto, por esa misma vía, podemos no obedecer todas las enseñanzas de la Palabra bajo el argumento de que eran para otro tiempo y otra cultura, no para nosotros.
Este argumento contradice la clara enseñanza de Jesús respecto a la validez y permanencia de los principios y valores de la Palabra que deben regir la vida humana en todas las edades (Mat 24:35, Mar 13:31, 2 Tim 3:16-17).
Pretende sustituir los principios éticos absolutos de la Palabra por otros principios y/o consideraciones derivadas del sentido común o conocimiento humano (Prov 16:25), la ética situacional, un nombre bonito para justificar el egoísmo y la pecaminosidad humana.
Argumento 3: “Cuando Jesús habló del advenimiento del Reino antes de que pasara esa generación no se refería a esa generación específicamente, sino a este tiempo de la iglesia.”
Este es un argumento basado en el retorcimiento de palabras, de que generación no quiere decir generación, sino época, era, etc. También es un argumento peligroso porque de la misma manera se puede usar este mismo retorcer el significado de las palabras, con otras enseñanzas de la Palabra.
Otra derivación de este argumento podría ser también de que Jesús se equivocó en el tiempo del establecimiento del Reino porque no fue en su generación y por lo tanto sus enseñanzas sobre el Reino estaban fundamentadas en el cortoplacismo del establecimiento del Reino al final de su ministerio.
Este tipo de argumento también está influído por una comprensión estrecha del Reino de Dios, como Reino exclusivamente terrenal y físico (la presencia física de Jesús). Desde su misma base, esta perspectiva es falsa por cuanto denota una cortedad en la interpretación del Reino de Dios desde la perspectiva de la amplitud con que el concepto es manifestado en las Escrituras, además de que el Reino de Dios si se estableció en la generación de Jesús y en las posteriores hasta el día de hoy, sobre todos los y las creyentes que aceptaron el Señorío de Cristo sobre sus vidas.
Respecto a esta argumentación hay dos variaciones.
Una, promovida por la escuela de interpretación liberal, que sostiene que las enseñanzas de Jesús no son razonables para las relaciones sociales a largo plazo, por cuanto El las enunció pensando que el advenimiento del Reino estaba en el corto plazo (entre el tiempo del principio y el final de Su ministerio terrenal).
Otra promovida por la escuela dispensacionalista, que relega el Reino al reino futuro y literal de Cristo sobre la tierra, lo que implica que no existe interés formal en aplicar las enseñanzas de Jesús a nuestra vida hoy.
De ambas interpretaciones se llegaría a la misma conclusión: la ética del Reino enseñada por Jesús no tiene significado para el día de hoy.
Cualquiera de las dos líneas de pensamiento que se sigan apuntan, en última instancia, no solo a negar las enseñanzas bíblicas del Reino para aquí y ahora, sino que como producto adicional, ponen en entredicho la infalibilidad de la Palabra, y por lo tanto, de su validez como la roca sobre la cual fundar nuestra vida.
Por otro lado, las enseñanzas de Jesús hablaban de un Reino que trasciende nuestra comprensión lógica del tiempo y de la realidad (Jn 3:3-10), un Reino que ya es pero que está en construcción y expansión hasta llegar a su perfeccionamiento en la Segunda Venida de Cristo, y en la eternidad.
Argumento 4: “Cuando Jesús se refería al Reino solo se refería a su significado espiritual, en el mundo espiritual, no en el mundo concreto, real.”
Este argumento es una “espiritualización” y/o “mitificación” del mensaje del Evangelio que pretende suavizar y/o negar las enseñanzas sociales contundentes y claras de Jesús a lo largo y ancho de los Evangelios, o en el mejor de los casos, colocan la ética del Reino como aplicable, si mucho, en el ámbito eclesiástico.
Su origen está en los sectores “religiosos” que ponen lo espiritual en la cima de la escalera de la vida cristiana mientras que lo social lo colocan en el fondo de esa escalera, “satanizándolo” (la satanización de lo “secular”).
De acuerdo a las enseñanzas de Jesús y de la Palabra, el Evangelio es, no solo individual sino social, y no solo afecta la vida espiritual de la persona sino todo su ser (1 Tes 5:23), y por ende todas sus relaciones (Mat 22:36-40) y todas sus actividades (Col 3:22-24). Tal como nos lo enseña en la parábola de las ovejas y los cabritos (Mat 25), el amor a Dios debe producir una respuesta de acción social hacia los más necesitados. Y Dios mismo nos pone el ejemplo cuando en la persona de Cristo se despoja de Su Gloria y se hace hombre para irrumpir en el mundo y en los asuntos sociales de su época. La fe en Dios siempre se expresa en actos sociales concretos de amor por el prójimo, eliminando las diferencias entre lo social y lo espiritual.
No existen dos evangelios: uno espiritual y otro social. Solo hay un Evangelio, que engloba lo espiritual y lo social en una unidad indisoluble. Zaqueo: se arrepiente e inmediatamente corrige sus malversaciones económicas. Juan el Bautista: llama al arrepentimiento que implica corregir comportamientos económicos sociales.
Argumento 5. “El cristianismo solo se trata de cambiar nuestro carácter, no nuestro entorno social.”
La consecuencia de este argumento es que las enseñanzas de Jesús solo sirven para edificar el carácter privado y personal pero no la conducta social de los creyentes, sugiriendo que las decisiones y acciones personales no tienen consecuencias sociales (lo que ignora el amor por el prójimo que enseñó Jesús que es una consecuencia social clara del Evangelio).
Por otro lado también asume que las personas operan en un ambiente sin ninguna implicación social, cerrando los ojos a la realidad bíblica y práctica de que generalmente todo comportamiento es social.
También ignora que Jesús señaló claramente como pecaminosas actitudes individuales, equiparándolas a situaciones con consecuencias sociales, tales como que odiar a alguien en el corazón es equivalente a asesinarlo, que la lujuria sexual es igual que el adulterio, etc., y que Dios nos creó como entes sociales (Gen 2:18, Ecle 4:9-12, 1 Cor 12) y usa a otras personas para ministrar a nuestras necesidades, así como promueve y anima nuestro cuidado por las necesidades ajenas.
Generalidades.
En los Evangelios, y en general en todas las Escrituras hay mucha información sobre el Reino. Jesús enseñó
profusamente sobre el Reino. A pesar de ello en el mundo cristiano no se ha alcanzado la comprensión del
Reino.
El impacto de la iglesia en la vida de nuestras naciones, el testimonio de los creyentes en sus actividades seculares y la situación concreta de las naciones y el mundo, así lo atestiguan.
En lugar de un claro entendimiento del Reino de Dios, lo que hay es una enorme confusión y división al respecto, derivado de argumentos (paradigmas) que no se corresponden a lo que la Biblia enseña. Esos paradigmas, que afectan significativamente la comprensión del Reino de Dios en el Cuerpo de Cristo son:
UNO. “El Reino de Dios no es para este tiempo, se refiere al Reino milenial y a la eternidad.”
DOS. “Las enseñanzas de Jesús, principalmente las referentes a los temas sociales solo eran válidas para ese tiempo.”
TRES. “Cuando Jesús habló del advenimiento del Reino antes de que pasara esa generación no se refería a esa generación específicamente, sino a este tiempo de la iglesia.”
CUATRO. “Cuando Jesús se refería al Reino solo se refería a su significado espiritual, en el mundo espiritual, no en el mundo concreto, real.”
CINCO. “El cristianismo solo se trata de cambiar nuestro carácter, no nuestro entorno social.”
Argumento 1: “El Reino de Dios no es para este tiempo, se refiere al Reino milenial y a la eternidad”.
La Palabra de Dios, a todo lo largo y ancho de ella nos enseña claramente que sus enseñanzas son para que las pongamos en práctica aquí y ahora. Por lo tanto, todas las enseñanzas acerca del Reino, en lo que concierne a nosotros, son para aquí y ahora no para el futuro.
Por otro lado, cuando Jesús les enseño a orar a sus discípulos (el Padre Nuestro), les enseñó a orar por el pan de hoy, por el perdón de sus pecados de hoy, por no caer en tentación hoy, por que fueran librados del maligno hoy. Y dentro de esa misma oración enseñó a orar porque viniera el Reino de Dios a la tierra y se hiciera en ella Su voluntad como se hace en el cielo. No puede ser que toda la oración fuera para hoy excepto la que concierne a la venida del Reino. Si así hubiera sido, Jesús hubiera echo la aclaración correspondiente (no nos hubiera puesto a orar una oración que sabía que no tendría respuesta para una gran cantidad de cristianos en todas las edades).
Jesús también nos enseñó que ni una tilde ni una jota de toda la Palabra pasaría hasta que todo se hubiera cumplido, incluidas todas las enseñanzas concernientes al Reino de Dios aquí y ahora.
Finalmente, la Palabra de Dios también nos enseña que todas las cosas nos van a ser reveladas cuando lleguemos a la presencia de Dios, por lo tanto, la Palabra de Dios toda es para aquí y ahora, no para la eternidad, aunque tendrá consecuencias eternas. Por lo tanto, cuando habla del Reino de Dios habla del Reino para esta parte de la eternidad, no para la siguiente, que de hecho, en la Biblia hay muy poca información al respecto de esa parte de la eternidad.
Argumento 2: “Las enseñanzas de Jesús, principalmente las referentes a los temas sociales solo eran válidas para ese tiempo.”
La consecuencia obvia de ese argumento es lograr que los y las cristianas nos dejemos de ocupar por la problemática social de nuestras naciones por cuanto que los principios de la Palabra ya no son válidos para este tiempo y por lo tanto, necesitamos definir nuestra propia ética social a la luz de otros principios basados en el sentido común.
Este es un argumento muy peligroso por cuanto, por esa misma vía, podemos no obedecer todas las enseñanzas de la Palabra bajo el argumento de que eran para otro tiempo y otra cultura, no para nosotros.
Este argumento contradice la clara enseñanza de Jesús respecto a la validez y permanencia de los principios y valores de la Palabra que deben regir la vida humana en todas las edades (Mat 24:35, Mar 13:31, 2 Tim 3:16-17).
Pretende sustituir los principios éticos absolutos de la Palabra por otros principios y/o consideraciones derivadas del sentido común o conocimiento humano (Prov 16:25), la ética situacional, un nombre bonito para justificar el egoísmo y la pecaminosidad humana.
Argumento 3: “Cuando Jesús habló del advenimiento del Reino antes de que pasara esa generación no se refería a esa generación específicamente, sino a este tiempo de la iglesia.”
Este es un argumento basado en el retorcimiento de palabras, de que generación no quiere decir generación, sino época, era, etc. También es un argumento peligroso porque de la misma manera se puede usar este mismo retorcer el significado de las palabras, con otras enseñanzas de la Palabra.
Otra derivación de este argumento podría ser también de que Jesús se equivocó en el tiempo del establecimiento del Reino porque no fue en su generación y por lo tanto sus enseñanzas sobre el Reino estaban fundamentadas en el cortoplacismo del establecimiento del Reino al final de su ministerio.
Este tipo de argumento también está influído por una comprensión estrecha del Reino de Dios, como Reino exclusivamente terrenal y físico (la presencia física de Jesús). Desde su misma base, esta perspectiva es falsa por cuanto denota una cortedad en la interpretación del Reino de Dios desde la perspectiva de la amplitud con que el concepto es manifestado en las Escrituras, además de que el Reino de Dios si se estableció en la generación de Jesús y en las posteriores hasta el día de hoy, sobre todos los y las creyentes que aceptaron el Señorío de Cristo sobre sus vidas.
Respecto a esta argumentación hay dos variaciones.
Una, promovida por la escuela de interpretación liberal, que sostiene que las enseñanzas de Jesús no son razonables para las relaciones sociales a largo plazo, por cuanto El las enunció pensando que el advenimiento del Reino estaba en el corto plazo (entre el tiempo del principio y el final de Su ministerio terrenal).
Otra promovida por la escuela dispensacionalista, que relega el Reino al reino futuro y literal de Cristo sobre la tierra, lo que implica que no existe interés formal en aplicar las enseñanzas de Jesús a nuestra vida hoy.
De ambas interpretaciones se llegaría a la misma conclusión: la ética del Reino enseñada por Jesús no tiene significado para el día de hoy.
Cualquiera de las dos líneas de pensamiento que se sigan apuntan, en última instancia, no solo a negar las enseñanzas bíblicas del Reino para aquí y ahora, sino que como producto adicional, ponen en entredicho la infalibilidad de la Palabra, y por lo tanto, de su validez como la roca sobre la cual fundar nuestra vida.
Por otro lado, las enseñanzas de Jesús hablaban de un Reino que trasciende nuestra comprensión lógica del tiempo y de la realidad (Jn 3:3-10), un Reino que ya es pero que está en construcción y expansión hasta llegar a su perfeccionamiento en la Segunda Venida de Cristo, y en la eternidad.
Argumento 4: “Cuando Jesús se refería al Reino solo se refería a su significado espiritual, en el mundo espiritual, no en el mundo concreto, real.”
Este argumento es una “espiritualización” y/o “mitificación” del mensaje del Evangelio que pretende suavizar y/o negar las enseñanzas sociales contundentes y claras de Jesús a lo largo y ancho de los Evangelios, o en el mejor de los casos, colocan la ética del Reino como aplicable, si mucho, en el ámbito eclesiástico.
Su origen está en los sectores “religiosos” que ponen lo espiritual en la cima de la escalera de la vida cristiana mientras que lo social lo colocan en el fondo de esa escalera, “satanizándolo” (la satanización de lo “secular”).
De acuerdo a las enseñanzas de Jesús y de la Palabra, el Evangelio es, no solo individual sino social, y no solo afecta la vida espiritual de la persona sino todo su ser (1 Tes 5:23), y por ende todas sus relaciones (Mat 22:36-40) y todas sus actividades (Col 3:22-24). Tal como nos lo enseña en la parábola de las ovejas y los cabritos (Mat 25), el amor a Dios debe producir una respuesta de acción social hacia los más necesitados. Y Dios mismo nos pone el ejemplo cuando en la persona de Cristo se despoja de Su Gloria y se hace hombre para irrumpir en el mundo y en los asuntos sociales de su época. La fe en Dios siempre se expresa en actos sociales concretos de amor por el prójimo, eliminando las diferencias entre lo social y lo espiritual.
No existen dos evangelios: uno espiritual y otro social. Solo hay un Evangelio, que engloba lo espiritual y lo social en una unidad indisoluble. Zaqueo: se arrepiente e inmediatamente corrige sus malversaciones económicas. Juan el Bautista: llama al arrepentimiento que implica corregir comportamientos económicos sociales.
Argumento 5. “El cristianismo solo se trata de cambiar nuestro carácter, no nuestro entorno social.”
La consecuencia de este argumento es que las enseñanzas de Jesús solo sirven para edificar el carácter privado y personal pero no la conducta social de los creyentes, sugiriendo que las decisiones y acciones personales no tienen consecuencias sociales (lo que ignora el amor por el prójimo que enseñó Jesús que es una consecuencia social clara del Evangelio).
Por otro lado también asume que las personas operan en un ambiente sin ninguna implicación social, cerrando los ojos a la realidad bíblica y práctica de que generalmente todo comportamiento es social.
También ignora que Jesús señaló claramente como pecaminosas actitudes individuales, equiparándolas a situaciones con consecuencias sociales, tales como que odiar a alguien en el corazón es equivalente a asesinarlo, que la lujuria sexual es igual que el adulterio, etc., y que Dios nos creó como entes sociales (Gen 2:18, Ecle 4:9-12, 1 Cor 12) y usa a otras personas para ministrar a nuestras necesidades, así como promueve y anima nuestro cuidado por las necesidades ajenas.
31
Ene
2012