Estudio Bíblico

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Módulo 105. Discipulado y consejería.



TEMA No. 8. CONSEJERÍA Y DISCIPULADO.

ACTIVIDADES DE CRECIMIENTO ESPIRITUAL FUNDAMENTALES
DEL CONSEJERO BÍBLICO.


El consejero bíblico necesita considerar su vida desde la perspectiva global que nos enseña la Escritura, desde la perspectiva de Dios. Ningún hecho de su vida o de la del aconsejado está fuera de Dios; El tiene un total y completo control sobre todas las cosas y nada en este mundo escapa a su control, y El usa cada aspecto de la vida para Su gloria y nuestro beneficio. Dios nunca procura Su gloria a expensas del bien de Su pueblo ni tampoco procura nuestro bien a expensas de Su gloria. El ha diseñado sus propósitos eternos de modo que Su gloria y nuestro bien estén inseparablemente unidos (Rom 8:28.29).
Quien procure restaurar a otras personas, también necesita cuidar muy bien de no quedar atrapado en los mismos pecados que la persona a la que está ayudando. Por ello necesita desarrollar una creciente relación con el Señor, creciendo tanto en conocimiento como en obediencia a la Palabra de Dios, y estando en guardia respecto a las posibilidades de caer en pecado. Gal 6:1 nos exhorta a prestar atención a nuestras propias vidas, y nuestras vidas fundamentalmente son relaciones (cuatro) que necesitamos cuidar (Mat 22:36-40):
• La relación con el Señor.
• La relación con otros.
• La relación con nuestra familia.
• La relación con nosotros mismos.


La relación con el Señor.
• Ser nacido de nuevo: ¿cómo podrá usar correctamente la Palabra de Dios si el Espíritu Santo no mora en él? ¿Cómo podrá animar a otros a cambiar y a crecer en el Señor si él mismo no es un modelo viviente del cambio progresivo que el Evangelio opera en las personas y en la vida de ellas?
• La semejanza a Cristo.
➢ Rom 8:28-29 nos enseña que la meta de Dios para todo creyente es que nos parezcamos a Cristo cada vez más (Prov 4:18, Fil 1:6).
➢ Todo cuanto ocurre en nuestra vida es permitido divinamente por El, con el fin de ir modelando en nosotros la imagen del Hijo de Dios.
• Leer, estudiar y aplicar la Palabra de Dios.
• Memorizar las Escrituras (por lo menos las fundamentales para cada aspecto de su vida).
➢ La Biblia es la espada del Espíritu y necesita tenerla disponible y lista para usar en el momento oportuno, no sólo en su vida privada sino en su tarea de aconsejar.
• Una correcta comprensión y práctica de la oración.
➢ En principio, la oración es una comunicación entre nosotros y Dios, un acto de obediencia y adoración a El (Mat 6:5-9).
➢ El ministerio de consejería bíblica es prácticamente imposible si no contamos con la guía del Espíritu Santo, y ella, por lo general, la encontraremos si oramos.
• Necesitamos Su ayuda para tratar con los problemas de los aconsejador, para ubicar cada pieza en la vida de ellos (y en la nuestra) en el lugar correcto.
• Solo el Espíritu nos puede dar la comprensión y la exhortación para un cambio permanente.
• La oración es un recurso que el diablo no posee y del cual la carne nada sabe. Es un poderoso recurso nuestro.
• Relación con una iglesia local.
➢ Si intentamos ministrar independientemente de la Iglesia local, estaremos ignorando la visión de Dios y el propósito de la Iglesia.
• Ningún creyente, por maduro que sea, estará tan compenetrado de la Palabra que no necesite de la predicación.
• Una relación anormal con una Iglesia local solo debilitará el crecimiento espiritual del consejero y, como consecuencia, de su ministerio.
• Por otro lado, para el consejero es sumamente importante mostrar sumisión a otros líderes de la iglesia porque ello servirá de ejemplo a su aconsejado para que se someta a la Palabra de Dios y al liderazgo imperfecto de toda congregación.
• Adoración.
➢ Es un asombro cognoscitivo y una reverencia que el Espíritu Santo produce en nosotros al enfocarnos en Dios y, que por ello, nos permite, ayuda, a estar atentos a nuestras propias necesidades espirituales.
➢ El propósito final de la adoración genuina es la obediencia diaria a Dios (en todo tiempo, circunstancia, relación, lugar, etc.).
➢ Incluye alabanza y acción de gracias (sin gratitud no evitaremos el desaliento cuando tratemos con problemas difíciles).
• Teología correcta.
➢ Nuestro libro de texto es la Biblia y si la entendemos correctamente estaremos adheridos a una teología correcta.
• Una mención especial requiere entender correctamente el concepto bíblico del pecado, porque muchos de los problemas a tratar en la consejería son consecuencia de él, debido a que los aconsejados lo minimizan, desconocen cuan malo y corruptor es, desconocen lo que Dios piensa acerca de él y lo que ellos necesitan hacer acerca de él.
• Es también muy importante entender la consejería bíblica como opuesta a cualquier otra filosofía de consejería, incluidas aquellas que, usando la Biblia, intentan manipularla y manipular a otros, incluso a Dios, o aquellas que pretender que la Biblia no es suficiente y que el consejero moderno debe agregarle su propia sabiduría (generalmente mundana).
• Mayordomía.
➢ Somos mayordomos de todo lo que Dios nos ha confiado (1 Ped 4:10).
➢ No tenemos nada que no nos haya sido dado por Dios en la confianza de que lo usaremos para Su Gloria (Jn 3:27, 1 Ped 4:11).


La relación con otros.
• Evangelizar.
➢ Si no hay evangelización, no puede haber consejería bíblica, puesto que no podemos lograr mayores resultados permanentes con un inconverso.
• Solo podemos pre-aconsejar a los que no son creyentes con vistas a procurar su salvación a través de la relación de consejería.
➢ Además la Palabra de Dios nos manda a hacerlo (Mar 16:15-18, Mat 28:18-20). Y necesitamos hacerlo con precisión y fidelidad.
• Discipular.
➢ La consejería bíblica es una extensión y/o una herramienta del discipulado.
➢ El discipulado es enseñar los principios bíblicos a un creyente, mientras que la consejería bíblica usa esos principios para tratar con ciertas situaciones específicas en la vida de la persona, que le están impidiendo el crecimiento en el discipulado.
➢ La consejería más efectiva y productiva es la que proviene del ministerio de discipular a una persona después de la salvación; de enseñarle los principios básicos para vivir la vida cristiana.
➢ Los consejeros bíblicos que deseen ver vidas cambiadas necesitan ser discipuladores efectivos.
• Servir.
➢ Jesús no vino a la tierra para ser servido, sino para servir (Mat 20:28).
➢ Servir a otros, además de ser de lo que trata la consejería bíblica, es esencial para establecer integridad y autenticidad en la consejería bíblica (Mat 10:8).
➢ Por ello, el consejero necesita ser un servidor en su hogar, en la iglesia y en las posiciones de liderazgo que Dios le permita tener, incluida la de aconsejar.
• Tratar con las críticas.
➢ Una de las mejores maneras de tratar con ellas es tomarlas como oportunidades de crecer.
➢ Aunque nuestra reacción natural sea defendernos o tratar de demostrar nuestra inocencia, es mejor aprender como la persona que las hace llegó a esa conclusión.
• Necesitamos preguntarle (o preguntarnos) que lo llevó a hacerlas, a obtener esas conclusiones.
• De esa manera obtendremos información de cómo nos ven o parecemos a las personas con quienes nos comunicamos, y si es necesario, modificar algunas actitudes y comportamientos nuestros al respecto.


La relación con la familia.
• Matrimonio.
➢ Es una figura del amor de Cristo por su esposa, la Iglesia, y la sumisión de ella a su Señor.
➢ El matrimonio del consejero necesita ser el mejor ejemplo posible de esa relación.
• Ejemplo de cómo una persona que estuvo bajo la maldición del pecado puede vivir en armonía bíblica con otra, aún en tiempos difíciles.
• Ministrar con éxito en sus propios hogares, evidenciando el valor de los principios cristianos para la vida.
➢ Dios ha dispuesto que nuestras necesidades de intimidad sean satisfechas a través de nuestro matrimonio y de nuestra relación con Su Hijo.
• Familia.
➢ Criarlos aplicando los principios bíblicos (Efe 6:4).
➢ Incluye la diversión (hacer lo que a ellos les gusta) tanto como el tiempo de enseñanza espiritual directa.
• Si no resulta divertido vivir con nosotros, tal vez necesitemos buscar los medios de crecer y cambiar (Ecle 9:9).


La relación con nosotros mismos.
• Posibilidad de pecar.
➢ Aunque como nacidos de nuevo somos regenerados, vivimos todavía bajo la maldición y/o influencia del pecado, lo que significa que estamos expuestos a caer en el pecado.
➢ Ello implica la necesidad de tomar precauciones extremas de modo que nos resulte muy difícil caer en pecado (Mat 5:28-30, Jer 17:9).
• Respuesta al pecado.
➢ Necesita ser el arrepentimiento y el cambio mediante el desarrollo de un plan específico para cambiar.
➢ No podemos formar el hábito de sentirnos cómodos con el pecado, necesita ser cortado y estar atentos a la enseñanza del Espíritu acerca del pecado, aplicable a nuestras vidas.
• Disciplina personal.
➢ 1 Cor 3:17 nos enseña la necesidad de tener cuidado de nuestro cuerpo (sin exageraciones) lo que incluye dormir lo suficiente, hacer ejercicio diario y comer sanamente para mantener nuestro peso normal.
➢ ¿Cómo podrá un consejero insistir a un aconsejado que necesita disciplinarse en ciertas áreas de su vida cuando él no lo hace en aspectos tan básicos como estos?


Bibliografía.

“La disciplina espiritual y el consejero bíblico”, Robert Smith, Capítulo No. 8 del libro “La Consejería”, Biblioteca del Pastor, John MacArthur y la Facultad del Master´s College, Grupo Nelson, 2009.


04 Oct 2012