Jóvenes.
GRUPO DE JÓVENES.
Objetivos generales.
Se estima que actualmente los jóvenes de 0 a 30 años son más de la mitad de la población en el mundo, con una tendencia al crecimiento de ese porcentaje anualmente. Nuestra nación no es la excepción a esta situación, así como tampoco lo es la realidad del Cuerpo de Cristo en Guatemala. Ello implica que los jóvenes, con su dinámica, entusiasmo, energía, etc., son la mayor fuerza dinámica del Cuerpo de Cristo lo que implica la necesidad de brindarles una atención que fortalezca su calidad de vida cristiana y que sirva de base para su inserción transformadora en la sociedad.
Por ello nos planteamos la necesidad de transformar la forma tradicional en la que se llevan a cabo los grupos de jóvenes, ya no como un ministerio secundario de la Iglesia, sino como el área principal de ministerio.
El cristianismo, no siendo una religión ni una entretención, sino una forma de vida, en cuanto a los niños y jóvenes se refiere, es necesario que se enfoque en la formación de los principios de vida fundamentales del cristianismo en la vida de cada uno de ellos, de acuerdo a lo que nos enseña la Palabra de Dios: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” (Prov 22:6). Esa enseñanza necesita ser de una forma activa y práctica de tal manera que esos principios de vida puedan ser incorporados fácilmente en la vida cotidiana de nuestros niños y jóvenes.
Siendo esta etapa tan crucial en la vida de los niños y los jóvenes, y siendo que ellos serán los futuros líderes y ministros del Cuerpo de Cristo, es importante prepararlos para la vida cristiana de una manera efectiva –no religiosa—y convertir los grupos de jóvenes de grupos de socialización y/o entretención, en grupos de formación y vida práctica que lleven a los jóvenes a convertirse en la fuerza motriz de la Iglesia a la vez que los prepara para la vida y para el ministerio dentro y fuera del Cuerpo de Cristo. No se trata, entonces, de saturarlos de conocimientos teológicos ni doctrinales, que se irán incorporando paulatinamente dentro de su conocimiento, sino principalmente ministros, servidores, personas que practiquen los principios que van conociendo en el proceso de su vida.
Y en esto es vital retomar el concepto bíblico del discipulado: la muerte del yo (del ego, Luc 9:23, Mat 16:24, Mar 8:34), la muerte a la carne (los deseos de la carne, los deseos de los ojos, la vanagloria de la vida, Rom 8:13, 1 Jn 2:15), la renovación de la mente, del espíritu de nuestra mente (Rom 12:2, 2 Cor 10:4-6, Efe 4:22-24). Implica el reconocimiento del valor de los jóvenes (“ninguno tenga en poco tu juventud”, 1 Tim 4:12), el reconocimiento de que ellos son el Cuerpo de Cristo como cualquier otro segmente poblacional que ha hecho el reconocimiento del Señorío de Cristo con fe en su corazón, y el reconocimiento de que necesitan, al igual que el resto del Cuerpo de Cristo del discipulado bíblico tal como nos lo enseñan las vidas de Josué, Eliseo, Timoteo, Apóstoles del Cordero, los discípulos de Pablo, etc., para que no solo sus vidas sean transformadas, sino que sean ejemplos vivos, cartas abiertas, para otros a su alrededor, y de esa manera se conviertan en los agentes de cambio de Dios en el mundo (“sal y luz”, Mat 5:13-16; “levadura”, Mat 13:33).
Ello implica de parte de nosotros, los ministros y adultos en las congregaciones, retomar el ejercicio de la paternidad espiritual responsable como una práctica cotidiana, tal como nos lo enseña la Palabra en Mal 4:5-6, Luc 1:17, Hch 2:16-21, y nos muestra la relación que tuvieron Moisés con Josué, Elías con Eliseo, Pablo con Timoteo, Jesús con sus Apóstoles y Pablo con sus discípulos. Hasta el mundo hoy reconoce esa necesidad de alguna manera, por el auge que está tomando el concepto administrativo de “Coaching”, que no es más que la versión del mundo acerca del discipulado bíblico, y que hoy muchos, obviando lo que nos enseña la Biblia, están tratando de aplicar en la Iglesia de acuerdo a los principios del mundo y no según el modelo bíblico en contra de lo que nos enseña Jer 15:19: que el mundo se convierta a nosotros (nos copie, nos siga) y no nosotros al mundo.
El enfoque del grupo de jóvenes, siendo entendidos en los tiempos (1 Cro 12:32) y de acuerdo a lo que nos enseña la Palabra de Dios que corresponde a estos tiempos previos a la venida de Cristo, deberá ser:
• Restauración del corazón de los jóvenes (Mal 4:5-6, Luc 1:17), volviendo el corazón de los hijos a los padres –incluyendo toda figura de autoridad en la vida de los jóvenes- y viceversa (consejería personalizada).
• Evangelismo y discipulado, por medio de células de formación (Mat 28:18-20, Hch 2:41-47).
• Discipulado de jóvenes mayores hacia jóvenes de menor edad, principalmente de aquellos que son hijos en familias de un solo padre.
• Inversión de tiempo libre en obras sociales (amor al prójimo práctico y formación como agentes de transformación), socialización, amistad y recreación como oportunidades de establecer relaciones de compañerismo y discipulado con otros jóvenes (formación ministerial).
• Santidad y adoración verdaderas (preparación para ser parte de la Novia que Cristo, por Su Espíritu Santo está preparando para el arrebatamiento previo a su Segunda Venida, Jn 4:23, Hch 15:16, Hch 3:21).
• Andar profético (restauración de todas las cosas auténticas en el cristianismo bíblico, cristianismo radical, Mal 4:5-6. Luc 1:17, Mat 17:10-11).
En el área de evangelismo y discipulado la idea es llegar a establecer una estrategia que llamaremos 113, que consiste en que cada joven involucrado (1) se concentre en otro joven que no haya reconocido el Señorío de Cristo, o que esté caído sin iglesia, o que estén inactivos en alguna congregación (1) por los siguientes tres meses del año (3) para evangelizarlo, consolidarlo y discipularlo, y convirtiendo la infraestructura del ministerio en un centro de animación comunitario para jóvenes y adolescentes.
Dentro de los temas iniciales a compartir, escudriñar, analizar, etc., en el grupo de jóvenes y en las reuniones celulares están los siguientes:
• Presión de grupo.
• Honra a los padres y relación con adultos.
• Pureza sexual y relaciones interpersonales.
• Plan de vida: propósito y visión.
• Diezmos y ofrendas como fuentes de bendición y manejo ordenado de las finanzas personales.
• Santidad no religiosa.
• Adoración como estilo de vida.
• Obediencia y sujeción.
• Servicio y ministerio.
• Discipulado celular para los últimos tiempos.
• El Espíritu Santo y el espíritu de Elías.
• La centralidad de la Palabra y la vida en el Espíritu.
• Estudiar y compartir la Palabra.
Dentro de las estrategias a utilizar para el desarrollo del grupo y del plan de jóvenes del ministerio se plantean las siguientes:
• Utilización del Facebook y Twitter, la página de internet, correos electrónicos y otras plataformas de redes sociales y mensajería.
• Evangelismo personal.
• Discipulado celular.
• Apoyo a ministerios de la iglesia (alabanza, iglesia de niños, servidores, semillas de amor, etc.)
• Relación con otros grupos de jóvenes (cooperación, aprendizaje).
• Recreación con propósito.
• Restauración juvenil: drogas, sexo, alcohol, maras.
• Apoyo a otros ministerios (Hospital del Espíritu Santo).
Objetivos generales.
Se estima que actualmente los jóvenes de 0 a 30 años son más de la mitad de la población en el mundo, con una tendencia al crecimiento de ese porcentaje anualmente. Nuestra nación no es la excepción a esta situación, así como tampoco lo es la realidad del Cuerpo de Cristo en Guatemala. Ello implica que los jóvenes, con su dinámica, entusiasmo, energía, etc., son la mayor fuerza dinámica del Cuerpo de Cristo lo que implica la necesidad de brindarles una atención que fortalezca su calidad de vida cristiana y que sirva de base para su inserción transformadora en la sociedad.
Por ello nos planteamos la necesidad de transformar la forma tradicional en la que se llevan a cabo los grupos de jóvenes, ya no como un ministerio secundario de la Iglesia, sino como el área principal de ministerio.
El cristianismo, no siendo una religión ni una entretención, sino una forma de vida, en cuanto a los niños y jóvenes se refiere, es necesario que se enfoque en la formación de los principios de vida fundamentales del cristianismo en la vida de cada uno de ellos, de acuerdo a lo que nos enseña la Palabra de Dios: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” (Prov 22:6). Esa enseñanza necesita ser de una forma activa y práctica de tal manera que esos principios de vida puedan ser incorporados fácilmente en la vida cotidiana de nuestros niños y jóvenes.
Siendo esta etapa tan crucial en la vida de los niños y los jóvenes, y siendo que ellos serán los futuros líderes y ministros del Cuerpo de Cristo, es importante prepararlos para la vida cristiana de una manera efectiva –no religiosa—y convertir los grupos de jóvenes de grupos de socialización y/o entretención, en grupos de formación y vida práctica que lleven a los jóvenes a convertirse en la fuerza motriz de la Iglesia a la vez que los prepara para la vida y para el ministerio dentro y fuera del Cuerpo de Cristo. No se trata, entonces, de saturarlos de conocimientos teológicos ni doctrinales, que se irán incorporando paulatinamente dentro de su conocimiento, sino principalmente ministros, servidores, personas que practiquen los principios que van conociendo en el proceso de su vida.
Y en esto es vital retomar el concepto bíblico del discipulado: la muerte del yo (del ego, Luc 9:23, Mat 16:24, Mar 8:34), la muerte a la carne (los deseos de la carne, los deseos de los ojos, la vanagloria de la vida, Rom 8:13, 1 Jn 2:15), la renovación de la mente, del espíritu de nuestra mente (Rom 12:2, 2 Cor 10:4-6, Efe 4:22-24). Implica el reconocimiento del valor de los jóvenes (“ninguno tenga en poco tu juventud”, 1 Tim 4:12), el reconocimiento de que ellos son el Cuerpo de Cristo como cualquier otro segmente poblacional que ha hecho el reconocimiento del Señorío de Cristo con fe en su corazón, y el reconocimiento de que necesitan, al igual que el resto del Cuerpo de Cristo del discipulado bíblico tal como nos lo enseñan las vidas de Josué, Eliseo, Timoteo, Apóstoles del Cordero, los discípulos de Pablo, etc., para que no solo sus vidas sean transformadas, sino que sean ejemplos vivos, cartas abiertas, para otros a su alrededor, y de esa manera se conviertan en los agentes de cambio de Dios en el mundo (“sal y luz”, Mat 5:13-16; “levadura”, Mat 13:33).
Ello implica de parte de nosotros, los ministros y adultos en las congregaciones, retomar el ejercicio de la paternidad espiritual responsable como una práctica cotidiana, tal como nos lo enseña la Palabra en Mal 4:5-6, Luc 1:17, Hch 2:16-21, y nos muestra la relación que tuvieron Moisés con Josué, Elías con Eliseo, Pablo con Timoteo, Jesús con sus Apóstoles y Pablo con sus discípulos. Hasta el mundo hoy reconoce esa necesidad de alguna manera, por el auge que está tomando el concepto administrativo de “Coaching”, que no es más que la versión del mundo acerca del discipulado bíblico, y que hoy muchos, obviando lo que nos enseña la Biblia, están tratando de aplicar en la Iglesia de acuerdo a los principios del mundo y no según el modelo bíblico en contra de lo que nos enseña Jer 15:19: que el mundo se convierta a nosotros (nos copie, nos siga) y no nosotros al mundo.
El enfoque del grupo de jóvenes, siendo entendidos en los tiempos (1 Cro 12:32) y de acuerdo a lo que nos enseña la Palabra de Dios que corresponde a estos tiempos previos a la venida de Cristo, deberá ser:
• Restauración del corazón de los jóvenes (Mal 4:5-6, Luc 1:17), volviendo el corazón de los hijos a los padres –incluyendo toda figura de autoridad en la vida de los jóvenes- y viceversa (consejería personalizada).
• Evangelismo y discipulado, por medio de células de formación (Mat 28:18-20, Hch 2:41-47).
• Discipulado de jóvenes mayores hacia jóvenes de menor edad, principalmente de aquellos que son hijos en familias de un solo padre.
• Inversión de tiempo libre en obras sociales (amor al prójimo práctico y formación como agentes de transformación), socialización, amistad y recreación como oportunidades de establecer relaciones de compañerismo y discipulado con otros jóvenes (formación ministerial).
• Santidad y adoración verdaderas (preparación para ser parte de la Novia que Cristo, por Su Espíritu Santo está preparando para el arrebatamiento previo a su Segunda Venida, Jn 4:23, Hch 15:16, Hch 3:21).
• Andar profético (restauración de todas las cosas auténticas en el cristianismo bíblico, cristianismo radical, Mal 4:5-6. Luc 1:17, Mat 17:10-11).
En el área de evangelismo y discipulado la idea es llegar a establecer una estrategia que llamaremos 113, que consiste en que cada joven involucrado (1) se concentre en otro joven que no haya reconocido el Señorío de Cristo, o que esté caído sin iglesia, o que estén inactivos en alguna congregación (1) por los siguientes tres meses del año (3) para evangelizarlo, consolidarlo y discipularlo, y convirtiendo la infraestructura del ministerio en un centro de animación comunitario para jóvenes y adolescentes.
Dentro de los temas iniciales a compartir, escudriñar, analizar, etc., en el grupo de jóvenes y en las reuniones celulares están los siguientes:
• Presión de grupo.
• Honra a los padres y relación con adultos.
• Pureza sexual y relaciones interpersonales.
• Plan de vida: propósito y visión.
• Diezmos y ofrendas como fuentes de bendición y manejo ordenado de las finanzas personales.
• Santidad no religiosa.
• Adoración como estilo de vida.
• Obediencia y sujeción.
• Servicio y ministerio.
• Discipulado celular para los últimos tiempos.
• El Espíritu Santo y el espíritu de Elías.
• La centralidad de la Palabra y la vida en el Espíritu.
• Estudiar y compartir la Palabra.
Dentro de las estrategias a utilizar para el desarrollo del grupo y del plan de jóvenes del ministerio se plantean las siguientes:
• Utilización del Facebook y Twitter, la página de internet, correos electrónicos y otras plataformas de redes sociales y mensajería.
• Evangelismo personal.
• Discipulado celular.
• Apoyo a ministerios de la iglesia (alabanza, iglesia de niños, servidores, semillas de amor, etc.)
• Relación con otros grupos de jóvenes (cooperación, aprendizaje).
• Recreación con propósito.
• Restauración juvenil: drogas, sexo, alcohol, maras.
• Apoyo a otros ministerios (Hospital del Espíritu Santo).
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Feb
2014