El poder y la unidad de la Iglesia.
EL PODER Y LA UNIDAD DE LA IGLESIA.
Introducción.
De todas las creaciones de Dios, la Iglesia es la más poderosa de todas, aún por encima del varón y la mujer que fueron hechos a imagen y semejanza de Él. La Iglesia es Su Cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
• Efe 1:22-23. “y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.”
Y la Iglesia en todas las edades, y este tiempo no es la excepción, necesita reconocer esa cualidad que Dios ha puesto en ella y las implicaciones que ello trae a su actuar como Cuerpo de Cristo, principalmente en estos tiempos en que la maldad se ha magnificado tanto en el mundo y en cada una de las naciones y localidades en que la Iglesia ha sido establecida.
• Mat 16:18-19. “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.”
• Efe 1:17-21. “para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero;”
Esa misma maldad que se está expandiendo por el mundo no solo cuantitativa sino también cualitativamente (formas mas perversas de maldad), ha determinado también un incremento en la persecución a la Iglesia, aunque de una manera diferente y muchas veces todavía sutil, dado que hoy nos enfrentamos a un tipo de sociedad diferente a la de las épocas anteriores: la involución de la sociedad humana de una sociedad basada en los principios judeo-cristianos a una sociedad humanista secular atea, racionalista, post-cristiana, pagana y anti-cristiana.
• Rom 8:21-25. “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” (Ver también el resto del capítulo).
Por ello y algunas otras cosas, la Iglesia necesita reconocer Su naturaleza, autoridad y poder bíblicos (volver a los fundamentos) para enfrentarse no solo a la maldad en todas sus formas sino también a la persecución desde afuera, y más aún, a la persecución desde adentro derivada de las doctrinas falsas que también amenazan destruir sus cimientos.
• Ose 4:6. “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.”
• Mat 22:29. ·Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.”
• Mar 12:24. “Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios?”
Si comprendemos la naturaleza, autoridad y poder de la Iglesia (y por ende, de su unidad), no temeremos por el presente ni por el futuro, ni extrañaremos el pasado, y más importante aún, no haremos ningún tipo de concesión al mundo (principio de las doctrinas falsas), porque sabremos con toda certeza, que la Iglesia saldrá vencedora, fortalecida, afirmada y establecida de todas esas batallas que está enfrentando y/o tendrá que enfrentar, y que se corresponden a los dolores de parto relacionados con la pronta venida de Cristo (Rom 8:22-23), y que son la preparación para la Iglesia, para presentarse delante de Él en su Segunda Venida, como una Iglesia Gloriosa, pura, limpia, santa, sin mancha y sin arruga:
• Rom 8:22-23: “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.”
• Efe 5:25-27: “...así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.”
Introducción.
De todas las creaciones de Dios, la Iglesia es la más poderosa de todas, aún por encima del varón y la mujer que fueron hechos a imagen y semejanza de Él. La Iglesia es Su Cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
• Efe 1:22-23. “y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.”
Y la Iglesia en todas las edades, y este tiempo no es la excepción, necesita reconocer esa cualidad que Dios ha puesto en ella y las implicaciones que ello trae a su actuar como Cuerpo de Cristo, principalmente en estos tiempos en que la maldad se ha magnificado tanto en el mundo y en cada una de las naciones y localidades en que la Iglesia ha sido establecida.
• Mat 16:18-19. “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.”
• Efe 1:17-21. “para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero;”
Esa misma maldad que se está expandiendo por el mundo no solo cuantitativa sino también cualitativamente (formas mas perversas de maldad), ha determinado también un incremento en la persecución a la Iglesia, aunque de una manera diferente y muchas veces todavía sutil, dado que hoy nos enfrentamos a un tipo de sociedad diferente a la de las épocas anteriores: la involución de la sociedad humana de una sociedad basada en los principios judeo-cristianos a una sociedad humanista secular atea, racionalista, post-cristiana, pagana y anti-cristiana.
• Rom 8:21-25. “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” (Ver también el resto del capítulo).
Por ello y algunas otras cosas, la Iglesia necesita reconocer Su naturaleza, autoridad y poder bíblicos (volver a los fundamentos) para enfrentarse no solo a la maldad en todas sus formas sino también a la persecución desde afuera, y más aún, a la persecución desde adentro derivada de las doctrinas falsas que también amenazan destruir sus cimientos.
• Ose 4:6. “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.”
• Mat 22:29. ·Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.”
• Mar 12:24. “Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios?”
Si comprendemos la naturaleza, autoridad y poder de la Iglesia (y por ende, de su unidad), no temeremos por el presente ni por el futuro, ni extrañaremos el pasado, y más importante aún, no haremos ningún tipo de concesión al mundo (principio de las doctrinas falsas), porque sabremos con toda certeza, que la Iglesia saldrá vencedora, fortalecida, afirmada y establecida de todas esas batallas que está enfrentando y/o tendrá que enfrentar, y que se corresponden a los dolores de parto relacionados con la pronta venida de Cristo (Rom 8:22-23), y que son la preparación para la Iglesia, para presentarse delante de Él en su Segunda Venida, como una Iglesia Gloriosa, pura, limpia, santa, sin mancha y sin arruga:
• Rom 8:22-23: “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.”
• Efe 5:25-27: “...así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.”
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Feb
2014