Estudio Bíblico

Inicio > Estudio

Módulo 103. Conociendo a Jesús por Sus Nombres.



Conociendo a Jesús por Sus Nombres.


Tema No. 01. El Nombre.


En la Palabra de Dios y para el Señor, los nombres no son solo identificativos de personas, sino que tienen significados relacionados con el propósito para el cual las personas que los tienen fueron creadas. No solo son un nombre propio sino el reconocimiento de la existencia real de esa persona y la manifestación de su esencia (Gen 32:29, Exo 3:13-14). El Diccionario y Concordancia Temática de la Biblia Reina Valera 1995 dice: "Para los semitas, el nombre manifestaba las propiedades, naturaleza y/o cualidades del que lo llevaba".

Los nombres en el Antiguo Testamento no eran puestos al azar o al gusto de los padres y/o de la familia, sino que o eran indicados por Dios, o eran buscados en la presencia del Señor para que fuera Él, de acuerdo a su predeterminado consejo y sabiduría, quién determinará el nombre de la persona de acuerdo a Su propósito o bien los padres lo escogían como una forma de bendición profética para su hijo. En todo caso necesitamos recordar que es Dios quién pone el querer y el hacer en las personas por Su Buena Voluntad, principalmente en aquellas que le creen, que le buscan, que anhelan serle agradables y vivir vidas agradables delante de Él.

Al respecto, el "Nuevo Diccionario Bíblico Certeza", edición electrónica para ser utilizada en el programa e-Sword, nos dice:
• "No cabe duda de que en la Biblia hay, en general, un fondo conceptual que con frecuencia tenía plena vigencia en el acto de otorgar un nombre y que, aun cuando aparentemente no tuviera parte (o por lo menos no tuviera parte conocida por nosotros) en el acto original de imponerlo, con todo, posteriormente el mismo adquiría validez en la vida de la persona que lo ostentaba. El punto de vista de la Biblia acerca de los nombres, y de la costumbre de conferirlos, resultaría menoscabado si se dijera que se trataba de mera coincidencia o accidente de la elección paterna: la relación que ve entre el nombre y la persona es demasiado íntima y también demasiado dinámica para que así fuese. Las categorías siguientes cubren la mayoría de las situaciones dinámicas en relación con el acto de asignar nombres:
o El nombre referido a la posición.
o El nombre referido a la ocasión, acontecimiento y/o circunstancia.
o Para señalar alguna particularidad observada en el niño o persona.
o El nombre referido a la transformación o modificación.
o El nombre referido a lo profético (predictivo/admonitorio).
o El nombre referido a una cualidad de Dios (invocación a Dios o la expresión de algún deseo hacia el recién nacido)."

Es así como Dios interviene directamente para determinar el nombre y el propósito de Juan el Bautista, Jeremías, etc., o por la misma razón, en algunos casos a personas como Abram, Sarai, Jacob, Saulo, Simón, etc., el Señor les cambió el nombre, no solo como indicativo que la persona había sido cambiada por Él, sino para que su nuevo nombre también fuera un indicativo del propósito para el cuál el Señor había creado y/o llamado a esa persona.

El diccionario "Perspicacia para comprender las Escrituras", versión electrónica para e-Sword, al respecto de los nombres en la Biblia nos enseña lo siguientes:
• "Nombres. Por lo general, eran el padre o la madre quienes daban nombre al recién nacido. (Gen 4:25; 5:29; 16:15; 19:37, 38; 29:32.). En particular los nombres que se pusieron por dirección divina solían tener un significado profético. El nombre que se le daba a un niño con frecuencia reflejaba las circunstancias de su nacimiento o los sentimientos del padre o la madre. (Gen 29:32–30:13, 17-20, 22-24; 35:18; 41:51, 52; Exo 2:22; 1Sa 1:20; 4:20-22.). Algunas veces el nombre hacía referencia al aspecto del niño cuando nacía. (Gen 25:25). Los nombres que se daban a los niños a menudo incluían la partícula “El” (que significa “Dios”) o una abreviatura del nombre Jehová. Tales nombres expresaban la esperanza de los padres, reflejaban su aprecio por habérseles bendecido con descendencia o reconocían algún aspecto de Dios. A veces los nombres llegaron a considerarse un reflejo de la personalidad o tendencias características de sus portadores.(Gen 27:36.) (1 Sam 25:25.) "
• "Cambios de nombre o nuevos nombres. En algunas ocasiones se cambiaba el nombre de una persona con algún propósito especial. Por lo tanto, cuando las Escrituras hablan proféticamente de un “nombre nuevo”, se refieren a un nombre que represente apropiadamente a su portador. (Isa 62:2; 65:15; Apo 3:12.). También se solían dar nuevos nombres a quienes ascendían a puestos de gobierno elevados o recibían privilegios especiales. Puesto que los que otorgaban estos nombres eran superiores, el cambio de nombre podía significar también la sumisión del portador del nuevo nombre a quien se lo había dado.(Gen 41:44, 45.) (2 Rey 23:34.) (2 Rey 24:17.) (Dan 1:3-7.) Un acontecimiento posterior en la vida de una persona podía dar razón para que se le cambiase de nombre (Gen 25:30-34.)."
• "¿Qué implica el conocer el nombre de Dios? Significa conocer a la Persona: sus propósitos, actividades y cualidades según se revelan en su Palabra. (Compárese con 1 Rey 8:41-43; 9:3, 7; Neh 9:10.) "
• "El nombre del Hijo de Dios. Debido a que Jesús permaneció fiel hasta la misma muerte, su Padre le recompensó con una posición superior y con un “nombre que está por encima de todo otro nombre”. (Fil 2:5-11.) Todos los que desean la vida deben reconocer lo que este nombre representa (Hch 4:12), esto es, la posición de Jesús como Juez (Jn 5:22), Rey (Apo 19:16), Sumo Sacerdote (Heb 6:20), Rescatador (Mat 20:28) y Agente Principal de la salvación. (Heb 2:10)."

El "Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia", versión electrónica para ser desplegada en e-Sword, respecto al nombre explica lo siguiente:
• "Concepto sumamente común en la Biblia. Entre los hebreos, el nombre estaba estrechamente ligado con la existencia. Lo que no tenía nombre no existía (Ecl 6.10a). De allí que la creación estuviera incompleta hasta tanto no recibiera nombre (Gen 2.18-23). El nombre de un hombre era la expresión de su personalidad, por tanto, un cambio de nombre indicaba un cambio de carácter (Gen 27.36; 32.28) o de posición (2 Rey 23.34). Como expresión de la personalidad, el nombre también denotaba atributos como justicia (Sal 89.15, 16), fidelidad (Sal 89.24), santidad (Sal 99.3), fama, gloria (Gen 11.4), etc. Tener varios nombres indicaba importancia (Job 30.8)."
• "El Nuevo Testamento continúa el mismo orden de ideas del Antiguo Testamento en cuanto al nombre, pero la característica distintiva de su uso es la manera en que el nombre de Dios se sustituye por el de Jesús en pasajes provenientes del Antiguo Testamento (Mt 7.22; Hch 4.17, 18; 5.40; 9.29; cf. Dt 18.22; 1 Cr 21.19; Jer 20.9; Dn 9.6)."
• "Respecto al nombre de Cristo, encontramos cinco ideas centrales:
o Creer en su nombre implica aceptar a Jesús como Mesías, Salvador y Señor (tema central de los escritos de Juan).
o Es posible ser bautizados en su nombre (Mat 28.19; Hch 2.38; 8.16; 10.48; 19.5).
o Actuar en su nombre es participar de la autoridad de Jesús (Mar 9.38; 16.17; Luc 10.17).
o Sufrir por su nombre es la porción del cristiano fiel (Hch 9.16; 21.13; Tit 3.12).
o Es el nombre de Jesús el que debe ser predicado (Hch 8.12; Rom 1.5)."

Desde esa perspectiva, y principalmente en el caso de Dios, Jesús y el Espíritu Santo, los nombres que la Biblia utiliza para identificarlos tiene que ver con una característica, cualidad, propósito y función de cada uno de ellos. No son nombres para tomarlos a la ligera sino que tienen un profundo significativo, cuyo conocimiento y estudio nos permiten tener una mayor y más completa idea de quién es cada uno de ellos.

El "Nuevo Diccionario Bíblico Certeza", edición electrónica para ser utilizada en el programa e-Sword, dice al respecto (y lo que dice con respecto a Dios es aplicable también con respecto a Cristo):
• "Todas las pruebas que contribuyen a demostrar que en el nivel humano un nombre es algo significativo y, más aun, potente, que no sólo rotula sino que moldea a su receptor, encuentra su punto focal en el concepto del “nombre de Dios” que yace en el centro de la Biblia. Hay un sentido real en el que la Biblia se apoya en la revelación del nombre divino. En el Antiguo Testamento los patriarcas conocían a su Dios por sus títulos (Gen. 14.22; 16.13; 17.1), entre los que se encontraba el hasta ese momento no explicado “Yahvéh” (la santa Trinidad, revelada plenamente en el Nuevo Testamento)."


22 Sep 2014