Módulo 103. Conociendo a Jesús por Sus Nombres.
Conociendo a Jesús por Sus Nombres.
Tema No. 12. El Soberano de los reyes de la tierra (Apo 1:5).
Jesús, en virtud de haber recibido toda autoridad en el cielo y en la tierra (Mat 28:18), es el Rey de reyes y Señor de señores (Apo 17:14, Apo 19:16). Ello implica, por lo menos, las siguientes cosas:
• Al recibir toda autoridad en el cielo y en la tierra, es igual en autoridad al Padre, el Supremo.
o De hecho, después del Padre, Él es la máxima autoridad y el máximo poder existente sobre todas las cosas: tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligros, espada, muerte, lo presente, lo futuro, lo alto, lo profundo y cualquier cosa creada (Rom 8:37-39).
• Es el Rey y Señor sobre toda autoridad espiritual, reina igualmente sobre ángeles y demonios. De hecho, en la Cruz del Calvario, despojó a los principados y potestades y los exhibió públicamente triunfando sobre ellos (Col 2:13-15, Rom 8:37.39).
• Es el Rey y Señor sobre toda la creación natural. Lo que implica:
o El Rey y Señor sobre el Universo y toda la creación no humana, el mundo natural y el mundo social.
o El Rey y Señor sobre todo ser humano.
o El Rey y Señor sobre la Iglesia (los hijos e hijas de Dios).
o El Rey y Señor sobre toda autoridad terrenal (Rom 13:1-4, Sal 2:10-12).
o Ninguna autoridad terrenal, ni aún la mayor coalición posible de ellas podría unirse contra Él y vencerlo, tal como nos lo enseña Sal 2:2-5: "Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira.
• Por ello, como Él vive en nosotros los creyentes por Su Espíritu Santo, Rom 8:37 nos enseña que: "Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó".
El que Él sea el Rey de reyes y Señor de señores implica que toda la creación: los seres humanos, el mundo social, el mundo natural y el universo, deben darle la honra debida a Su Nombre, lo que implica:
• Agradecerle y alabarle por Su Poder, Autoridad y Señorío (Sal 100:4).
• Honrarle: demostrarle aprecio, estima y respeto.
• Obedecerle sin reservas (1 Ped 1:13-18, Mat 6:10).
• Servirle con corazón agradecido y diligente (Sal 100:1-3). Y dentro de ese servicio, es imprescindible ejercer el ministerio de la reconciliación para volver todas las cosas (prácticas, leyes, cultura, tecnología, ciencia, comunicación, arte, negocios, política, etc.) bajo la voluntad plena de Dios, reconciliando todas esas prácticas con Cristo (Col 1:18-20, Rom 8:19-21, Hch 3:21) y discipular a otros para que hagan lo mismo, hasta que todas las naciones vengan a ser discìpulas de Cristo (Mat 28:19-20).
• Hacer todas las cosas con excelencia (lo mejor que podamos), como para Él y no para las demás personas (Col 3:23) para que Él sea glorificado (Mat 5:16).
• Enfocarnos en hacer Su Voluntad, no la nuestra (Mat 7:21, Luc 22:42).
• Temerle, porque así como Su misericordia es grande, también llega el momento en que Su ira se va a manifestar (Sal 86:15, Sal 103:8, Sal 145:8).
o El es fuego consumidor (Heb 12:29).
o Lo que algunos tienen por tardanza no lo es sino que es tiempo que Él está dando para que las personas se arrepientan y se vuelvan a Él de corazón (2 Ped 3:9), pero si no lo hacen se van a ver expuestos a Su disciplina (en el caso de Sus hijos, Heb 12:4-8), a Su juicio (en el caso de su pueblo, Sal 98:9, Sal 96:13) y a su ira (en el caso de los incrédulos, Hab 3:12, Sal 2:5, Sal 100:5).
En un buen sector de la cristiandad el día de hoy, como ya lo hemos mencionado anteriormente, la calidad de "Señor" que ostenta Jesús no es bien comprendida, y más bien parece un título honorífico que una calidad ante la cual necesitamos responder.
• Hoy muchos ven a Jesús casi como el equivalente a un cajero automático, donde acreditan su membresía, y extraen lo que quieren, sin la más mínima obediencia debida a Su Nombre. Y si llegara a fallar en la atención a sus peticiones, se enojarían contra Él y hasta se separarían de Él, como si Él los necesitara a ellos y no al revés, como si Él fuera el deudor de ellos y no al revés.
• Más parece que el Jesús en el que ellos creen es un Jesús "mandadero", "bombero", "asesor de manejo de crisis", pero no el que manda, al que debemos obedecer, de Quién debemos aprender a guardar todo lo que nos enseño.
El tema del Señorío de Cristo es un tema relevante e importantísimo que lo entendamos y lo practiquemos en la Iglesia hoy, porque si no lo hacemos nos solo vamos a tener que enfrentar las consecuencias temporales, sino que vamos a tener que enfrentar, necesariamente, a Cristo el Juez, que nos juzgará con justo juicio con respecto a las consecuencias eternas:
• Gal 6:7-9. "No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos."
• 1 Cor 3:11-15. "Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego."
Tema No. 12. El Soberano de los reyes de la tierra (Apo 1:5).
Jesús, en virtud de haber recibido toda autoridad en el cielo y en la tierra (Mat 28:18), es el Rey de reyes y Señor de señores (Apo 17:14, Apo 19:16). Ello implica, por lo menos, las siguientes cosas:
• Al recibir toda autoridad en el cielo y en la tierra, es igual en autoridad al Padre, el Supremo.
o De hecho, después del Padre, Él es la máxima autoridad y el máximo poder existente sobre todas las cosas: tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligros, espada, muerte, lo presente, lo futuro, lo alto, lo profundo y cualquier cosa creada (Rom 8:37-39).
• Es el Rey y Señor sobre toda autoridad espiritual, reina igualmente sobre ángeles y demonios. De hecho, en la Cruz del Calvario, despojó a los principados y potestades y los exhibió públicamente triunfando sobre ellos (Col 2:13-15, Rom 8:37.39).
• Es el Rey y Señor sobre toda la creación natural. Lo que implica:
o El Rey y Señor sobre el Universo y toda la creación no humana, el mundo natural y el mundo social.
o El Rey y Señor sobre todo ser humano.
o El Rey y Señor sobre la Iglesia (los hijos e hijas de Dios).
o El Rey y Señor sobre toda autoridad terrenal (Rom 13:1-4, Sal 2:10-12).
o Ninguna autoridad terrenal, ni aún la mayor coalición posible de ellas podría unirse contra Él y vencerlo, tal como nos lo enseña Sal 2:2-5: "Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira.
• Por ello, como Él vive en nosotros los creyentes por Su Espíritu Santo, Rom 8:37 nos enseña que: "Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó".
El que Él sea el Rey de reyes y Señor de señores implica que toda la creación: los seres humanos, el mundo social, el mundo natural y el universo, deben darle la honra debida a Su Nombre, lo que implica:
• Agradecerle y alabarle por Su Poder, Autoridad y Señorío (Sal 100:4).
• Honrarle: demostrarle aprecio, estima y respeto.
• Obedecerle sin reservas (1 Ped 1:13-18, Mat 6:10).
• Servirle con corazón agradecido y diligente (Sal 100:1-3). Y dentro de ese servicio, es imprescindible ejercer el ministerio de la reconciliación para volver todas las cosas (prácticas, leyes, cultura, tecnología, ciencia, comunicación, arte, negocios, política, etc.) bajo la voluntad plena de Dios, reconciliando todas esas prácticas con Cristo (Col 1:18-20, Rom 8:19-21, Hch 3:21) y discipular a otros para que hagan lo mismo, hasta que todas las naciones vengan a ser discìpulas de Cristo (Mat 28:19-20).
• Hacer todas las cosas con excelencia (lo mejor que podamos), como para Él y no para las demás personas (Col 3:23) para que Él sea glorificado (Mat 5:16).
• Enfocarnos en hacer Su Voluntad, no la nuestra (Mat 7:21, Luc 22:42).
• Temerle, porque así como Su misericordia es grande, también llega el momento en que Su ira se va a manifestar (Sal 86:15, Sal 103:8, Sal 145:8).
o El es fuego consumidor (Heb 12:29).
o Lo que algunos tienen por tardanza no lo es sino que es tiempo que Él está dando para que las personas se arrepientan y se vuelvan a Él de corazón (2 Ped 3:9), pero si no lo hacen se van a ver expuestos a Su disciplina (en el caso de Sus hijos, Heb 12:4-8), a Su juicio (en el caso de su pueblo, Sal 98:9, Sal 96:13) y a su ira (en el caso de los incrédulos, Hab 3:12, Sal 2:5, Sal 100:5).
En un buen sector de la cristiandad el día de hoy, como ya lo hemos mencionado anteriormente, la calidad de "Señor" que ostenta Jesús no es bien comprendida, y más bien parece un título honorífico que una calidad ante la cual necesitamos responder.
• Hoy muchos ven a Jesús casi como el equivalente a un cajero automático, donde acreditan su membresía, y extraen lo que quieren, sin la más mínima obediencia debida a Su Nombre. Y si llegara a fallar en la atención a sus peticiones, se enojarían contra Él y hasta se separarían de Él, como si Él los necesitara a ellos y no al revés, como si Él fuera el deudor de ellos y no al revés.
• Más parece que el Jesús en el que ellos creen es un Jesús "mandadero", "bombero", "asesor de manejo de crisis", pero no el que manda, al que debemos obedecer, de Quién debemos aprender a guardar todo lo que nos enseño.
El tema del Señorío de Cristo es un tema relevante e importantísimo que lo entendamos y lo practiquemos en la Iglesia hoy, porque si no lo hacemos nos solo vamos a tener que enfrentar las consecuencias temporales, sino que vamos a tener que enfrentar, necesariamente, a Cristo el Juez, que nos juzgará con justo juicio con respecto a las consecuencias eternas:
• Gal 6:7-9. "No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos."
• 1 Cor 3:11-15. "Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego."
23
Sep
2014