Módulo 104. El Espíritu Santo.
EL ESPÍRITU SANTO.
PRÓLOGO.
El Espíritu Santo, aún cuando Su presencia se encuentra de manera manifiesta y explícita en ambos Testamentos (Antiguo y Nuevo), y más aún, en nuestro interior, en el ámbito de la cristiandad del día de hoy es el Gran Desconocido como consecuencia del cambio de enfoque que ha tenido el cristianismo en los últimos cien años: el cambio de énfasis de la vida interior a la vida pública o externa, del Reino de Dios a las añadiduras, del carácter a los dones, de la santidad a la prosperidad y el éxito, de la transformación a la motivación, etc.
Por ello, este trabajo, aunque no tiene la pretensión de ser un tratado completo sobre la doctrina bíblica del Espíritu Santo, pretende ser un despertador o disparador de la inquietud por conocer más a esa maravillosa Persona de la Trinidad que es el Espíritu Santo, que además es nuestro Compañero Inseparable y la manifestación de la Plenitud de Dios en nosotros. Si de escribir un tratado completo y sistemático sobre el Espíritu Santo se hubiera tratado, este documento hubiera sido posiblemente unas cinco o seis veces más amplio de lo que es. Tampoco es nuestra intención que este trabajo sea una exhibición de erudición acerca del tema ni consideramos que ya lo sabemos todo respecto al Espíritu Santo. Es más bien un testimonial de una parte de lo que hasta ahora hemos podido conocer y experimentar del Espíritu Santo en nosotros.
En nuestra experiencia, el Espíritu Santo es siempre mucho más grande, más poderoso, más maravilloso, más espectacular, más infinito de lo que nuestra mente puede alcanzar a comprender y nuestro corazón puede alcanzar a guardar, y siempre, todos los días, si nos proponemos a caminar con Él lo más que podamos, seguramente vamos a ser sorprendidos con nuevas dimensiones de Su Persona y de Su obra de las que habíamos conocido con anterioridad, por mucho que conociéramos de Él. Creemos sinceramente, que este es un documento que dista mucho de ser concluido, y que tiene que ser concluido en la vida personal de cada lector y lectora mediante su relación con el Espíritu Santo y la experiencia de la obra que Él hará en cada uno de nosotros a través de esa relación.
Por el objetivo propuesto, este documento adopta una forma peculiar. No es un estudio secuencial, progresivo y sistemático del Espíritu Santo sino una colección de artículos ligados unos con otros, pero también independientes. Nuestra sugerencia entonces es que sea leído un tema, meditado y reflexionado intensivamente, antes de abordar el siguiente, como si se tratara de un devocional.
Adicionalmente hemos decidido incluir no solo una referencia copiosa de versículos bíblicos, sino también el texto de los versículos que se mencionan, de tal manera que mediante el leer y leer y leer la Palabra de Dios, que por el acto de la lectura es oída internamente, se genere en nosotros la convicción y la fe suficiente sobre la Persona, la importancia, la necesidad y la obra del Espíritu Santo, y se produzca también en nosotros un mayor anhelo de conocerlo, así como Él nos “anhela celosamente” (Sant 4:5).
Queremos aprovechar para exhortarle y animarle a que si usted tiene este documento en sus manos, no solo lo lea, lo medite, lo estudie, lo escudriñe, sino además de ello, vaya a las Escrituras con una nueva actitud de buscar y encontrar al Espíritu Santo a lo largo de toda la Biblia. En nuestra percepción, y tal como ahora reconocemos el tema del Espíritu Santo, después de muchos años de enseñar la Palabra de Dios, y sin menospreciar o minimizar la importancia de muchos otros temas, creemos sinceramente y con todo nuestro corazón que este es el tema más importante de la Biblia después de El Padre y el Hijo. Y un tema al que necesitamos dedicarle mucho tiempo considerando que este es el tiempo profetizado en la Palabra de Dios cuando la acción del Espíritu Santo va a cobrar una mayor notoriedad e importancia que en cualquier otro tiempo anterior, a pesar de que la acción del Espíritu Santo ha sido siempre presente, importante e impactante desde la creación del mundo (Gen 1:1 hasta nuestros días). Este es un tema verdaderamente transformador de nuestro entendimiento y de nuestro ser para ajustarnos a lo que es el verdadero cristianismo: una relación dinámica y siempre novedosa con Dios en Su Plenitud, un estilo de vida, una búsqueda constante de la transformación para la santidad.
Es nuestra intención que al terminar la lectura de este trabajo en cada uno de los y las creyentes que lo lean surja la necesidad de profundizar y escudriñar más las Escrituras en pos de un mayor conocimiento y comprensión del Espíritu Santo, para que a partir de ese conocimiento y comprensión, tengamos una mayor comunión y una mayor sujeción, docilidad y entendimiento de la obra que el Espíritu Santo quiere hacer en nosotros, y permitamos que Aquel que comenzó la buena obra en nosotros la perfeccione cada día (Fil 1:6) de tal manera que cuando el Señor Jesucristo venga por su Iglesia, algo que ya parece inminente, nos encuentre como la novia gloriosa, santa, limpia, sin mancha y sin arruga (Efe 5:25-27) que Él está preparando por Su Espíritu para las bodas del Cordero antes del día grande y terrible del Señor.
Es nuestro único deseo que Él sea glorificado a través de este trabajo y compartir las maravillas de lo que Él nos ha enseñado y de la obra que ha hecho en nosotros por Su conocimiento, para que todos experimentemos lo mismo o más aún, nos preparemos para el último derramamiento del Espíritu Santo antes de la venida de Cristo (Hch 2:17-18) y lleguemos a “la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efe 4:13).
PRÓLOGO.
El Espíritu Santo, aún cuando Su presencia se encuentra de manera manifiesta y explícita en ambos Testamentos (Antiguo y Nuevo), y más aún, en nuestro interior, en el ámbito de la cristiandad del día de hoy es el Gran Desconocido como consecuencia del cambio de enfoque que ha tenido el cristianismo en los últimos cien años: el cambio de énfasis de la vida interior a la vida pública o externa, del Reino de Dios a las añadiduras, del carácter a los dones, de la santidad a la prosperidad y el éxito, de la transformación a la motivación, etc.
Por ello, este trabajo, aunque no tiene la pretensión de ser un tratado completo sobre la doctrina bíblica del Espíritu Santo, pretende ser un despertador o disparador de la inquietud por conocer más a esa maravillosa Persona de la Trinidad que es el Espíritu Santo, que además es nuestro Compañero Inseparable y la manifestación de la Plenitud de Dios en nosotros. Si de escribir un tratado completo y sistemático sobre el Espíritu Santo se hubiera tratado, este documento hubiera sido posiblemente unas cinco o seis veces más amplio de lo que es. Tampoco es nuestra intención que este trabajo sea una exhibición de erudición acerca del tema ni consideramos que ya lo sabemos todo respecto al Espíritu Santo. Es más bien un testimonial de una parte de lo que hasta ahora hemos podido conocer y experimentar del Espíritu Santo en nosotros.
En nuestra experiencia, el Espíritu Santo es siempre mucho más grande, más poderoso, más maravilloso, más espectacular, más infinito de lo que nuestra mente puede alcanzar a comprender y nuestro corazón puede alcanzar a guardar, y siempre, todos los días, si nos proponemos a caminar con Él lo más que podamos, seguramente vamos a ser sorprendidos con nuevas dimensiones de Su Persona y de Su obra de las que habíamos conocido con anterioridad, por mucho que conociéramos de Él. Creemos sinceramente, que este es un documento que dista mucho de ser concluido, y que tiene que ser concluido en la vida personal de cada lector y lectora mediante su relación con el Espíritu Santo y la experiencia de la obra que Él hará en cada uno de nosotros a través de esa relación.
Por el objetivo propuesto, este documento adopta una forma peculiar. No es un estudio secuencial, progresivo y sistemático del Espíritu Santo sino una colección de artículos ligados unos con otros, pero también independientes. Nuestra sugerencia entonces es que sea leído un tema, meditado y reflexionado intensivamente, antes de abordar el siguiente, como si se tratara de un devocional.
Adicionalmente hemos decidido incluir no solo una referencia copiosa de versículos bíblicos, sino también el texto de los versículos que se mencionan, de tal manera que mediante el leer y leer y leer la Palabra de Dios, que por el acto de la lectura es oída internamente, se genere en nosotros la convicción y la fe suficiente sobre la Persona, la importancia, la necesidad y la obra del Espíritu Santo, y se produzca también en nosotros un mayor anhelo de conocerlo, así como Él nos “anhela celosamente” (Sant 4:5).
Queremos aprovechar para exhortarle y animarle a que si usted tiene este documento en sus manos, no solo lo lea, lo medite, lo estudie, lo escudriñe, sino además de ello, vaya a las Escrituras con una nueva actitud de buscar y encontrar al Espíritu Santo a lo largo de toda la Biblia. En nuestra percepción, y tal como ahora reconocemos el tema del Espíritu Santo, después de muchos años de enseñar la Palabra de Dios, y sin menospreciar o minimizar la importancia de muchos otros temas, creemos sinceramente y con todo nuestro corazón que este es el tema más importante de la Biblia después de El Padre y el Hijo. Y un tema al que necesitamos dedicarle mucho tiempo considerando que este es el tiempo profetizado en la Palabra de Dios cuando la acción del Espíritu Santo va a cobrar una mayor notoriedad e importancia que en cualquier otro tiempo anterior, a pesar de que la acción del Espíritu Santo ha sido siempre presente, importante e impactante desde la creación del mundo (Gen 1:1 hasta nuestros días). Este es un tema verdaderamente transformador de nuestro entendimiento y de nuestro ser para ajustarnos a lo que es el verdadero cristianismo: una relación dinámica y siempre novedosa con Dios en Su Plenitud, un estilo de vida, una búsqueda constante de la transformación para la santidad.
Es nuestra intención que al terminar la lectura de este trabajo en cada uno de los y las creyentes que lo lean surja la necesidad de profundizar y escudriñar más las Escrituras en pos de un mayor conocimiento y comprensión del Espíritu Santo, para que a partir de ese conocimiento y comprensión, tengamos una mayor comunión y una mayor sujeción, docilidad y entendimiento de la obra que el Espíritu Santo quiere hacer en nosotros, y permitamos que Aquel que comenzó la buena obra en nosotros la perfeccione cada día (Fil 1:6) de tal manera que cuando el Señor Jesucristo venga por su Iglesia, algo que ya parece inminente, nos encuentre como la novia gloriosa, santa, limpia, sin mancha y sin arruga (Efe 5:25-27) que Él está preparando por Su Espíritu para las bodas del Cordero antes del día grande y terrible del Señor.
Es nuestro único deseo que Él sea glorificado a través de este trabajo y compartir las maravillas de lo que Él nos ha enseñado y de la obra que ha hecho en nosotros por Su conocimiento, para que todos experimentemos lo mismo o más aún, nos preparemos para el último derramamiento del Espíritu Santo antes de la venida de Cristo (Hch 2:17-18) y lleguemos a “la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efe 4:13).
26
Sep
2014